Capítulo 87

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Entro a la recepción del edificio corriendo con la esperaza de encontrar a Harry en su departamento. Mientras el elevador sube no puedo evitar ver la expresión en mi rostro, no se como sentirme, una parte de mi no quiere creerlo pero otra, la racional, me dice que el supuesto suicidio de Richard tiene nombre y apellido y me toca todas las noches a mi en la cama.

Abro la puerta con delicadeza y quedo rígida cuando escucho la voz de una mujer que no es Leila.

—Es tan bonito este apartamento, me da un poco de envidia buena saber que Lili Ann vive aquí, debe estar muy feliz estando en este lugar. Ella se ganó la lotería.

¿Qué hace Emma aquí?

—No te impresiones demasiado, no durarán. —Escucho esta vez a Leila, —anoche se veian raros, deben estar peleando. Ella le reclamo por engaños y después no pude escuchar más de su conversación...

—Pero Lili Ann esta embarazada.

Escucho un ruido de asombro por parte de Leila apenas Emma le informa eso.

—¿El señor y la señora Hemmings lo saben? ¿O solo son chismes que especulas?

—Claro que no lo saben. —Emma gruñó en pánico —Lili Ann estuvo engañando a todo mundo durante un buen tiempo hasta que Richard, que descanse en paz, la encaro  y de repente Harry apareció advirtiendonos a todos no volver a tocarla y el hecho de que esta muy embarazada específicamente de él.

¡Genial! Ahora todo el mundo lo sabe.

—Pues no es novedad, ahora tendrá una excusa para ser más pesada, es arrogante, se sienta la dueña y señora.

Aprieto las llaves con fuerza apenas escucho a Leila.

—Aun así sigo creyendo que ella es buena... —dice Emma.

Sus voz se apagan de golpe cuando cierro la puerta con fuerza y entro de lleno a la casa. Ambas me miran y todo queda en un incómodo silencio que ha simple vista parece hacerlas palidecer, más a Emma ciertamente.

Miro las manos venosas y aviejadas de Leila, tiene entre sus dedos una invitación rectangular mientras al mismo tiempo me mira y comprime los labios como si se arrepientese de soltar una que otra palabra de más.

—Hola Lili —Dice Emma.

Me aclaro la garganta —Buen día.

—La señora Sanem quería darle esta invitación a Leila directamente... ya sabes, Leila trabajo un tiempo para ella y era una buena amiga de Richard. Habrá un velorio y funeral mañana en la tarde. —Me explica y me extiende un sobre, no tiene mi nombre pero si la del difunto Richard junto a sus apellidos —La señora no te dio una invitación pero el señor Sebastian si, no esta tu nombre en el pero me lo pidió directamente para ti, así que quise venir personalmente para entregar una invitación para Leila y otra para ti... solo si quieres, por supuesto.

Lo recibo agradeciéndole y ella me sonríe débilmente antes de darse la media vuelta lista para dirigirse hacia la puerta.

—¿Para la próxima vez podrían elegir un lugar más privado para hablar de mi en lugar del departamento en que vivo?

La rubia se detiene y me mira, denoto como su sonrisa se desvanece de a poco.

—No he hablado mal de ti.

—Nunca dije que lo hiciste en mal —respondo sentándome en el mismo sofá en que estaban cuchilleando hace apenas unos segundos —Deja de decirle a todo el mundo que estoy embarazada, por favor.

—Creí que todo estaba bien entre nosotras...

—Y lo está —La interrumpo —Solo preocúpate por tu vida y deja de hablar con todo el que se te cruce en frente sobre mi embarazo. Es molesto.

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora