Capítulo 27

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—Y una cosa más —el me llamo en el momento en que estaba pasando por la puerta. Cuando lo mire el Sr. Hemmings cortó deliberadamente la llamada —bueno.... que sean dos.

—¿Como? —pregunté y Asenti caminando nerviosamente hacia el escritorio.

—, Firme esto —lo siguiente que vi fueron sus manos deslizando un portafolio con un pequeño boli negro atascado en el —Por seguridad.

—Ehh... uhg... ¿Es un...? Señor Sebastian quiero leerlo primero... —de pronto su teléfono sono, sus dedos recogieron el celular y cuando registro el nombre de la llamada su puño impacto fuerte contra la mesa. Tan fuerte que por un momento pensé que la partiría en dos.

—¡Mierda! Imbécil —fue lo que escuche de su boca cuando le dio a "aceptar" en el tercer tono; —no, eso es tan...¿sabe esa excusa cuanto me importa? ¡NO. No trate, sino, arregle el problema ese! ¿sabe la pérdida que me significa esto, idiota?... — su voz era muy fuerte y no me gustaba su ruido, no cuando estaba tratando de leer lo más concentrada posible este contrato de más o menos seis páginas con un tamaño de letra tan pequeño que casi parece invisible —no ya le dije que no se puede... LILI ANN ¿VA QUEDARSE PARADA TODO EL DIA?

Parpadee tres veces mirando las hojas y después lo mire a el, no quería verme como una idiota pero simplemente me dejó sin palabras, literalmente si, sin palabras, porque mi boca trató de responder aunque lo único que hice fue balbucear. El tipo este es tan intimidante.

Pero también tengo derecho a leer lo que voy a firmar.

—Lili no tengo tiempo... —Habló con cara amarga. Entonces escuché un golpe. Mire para ambos lados sorprendida y asustada; cuando mis ojos miraron el suelo me fije en los pedazos rotos del teléfono que hace apenas unos segundos estaban en sus manos. Mierda Santa, ese hombre loco simplemente lanzó el teléfono contra la pared tan cerca de mi —....tampoco tengo paciencia, estoy ocupado y quiero estar sólo. —grito pero esta vez no para mi, sino para el pobre tipo con el que discutía a través de la línea.

—Y-Ya ya voy, espere un momentico para que yo... —conteste y el jefe apretó el ceño, junto las cejas y me dio esa mirada que conocía de alguna parte...

Tan familiar.

Esa que Harry pone cada que hago lo que el no quiere.

E impulsivamente deje caer las páginas sobre el escritorio, tomé el bolígrafo y las firme todas, las seis, completamente. Como si su presencia fuera una fuerza mayor que me hipnotizara para hacerlo sin pestañear.

—Ya esta señor Sebastián.

—Es un contrato de confidencialidad para los próximos meses, no se preocupe, no es algo importante —asenti tres veces sin salida, porque ahora mismo me sentía una idiota, ¿cómo podía ser posible? ¿firmar algo por el simple hecho de sentirme intimidada por la mirada aterradora de mi jefe? ¿era tan estúpida? Pero decidí creerle y convencerme a mi misma de que sólo era un contrato de confidencialidad. Porque de lo contrario ¿ya que puedo hacer?

Así que sólo gire mi cuerpo y camine hacia la puerta.

—Y la segunda cosa —al instante se creo mi ceño fruncido girando de vuelta a su rostro —limpiese la boca, por favor.

¿Eh?

Los dedos de mi mano izquierda inmediatamente palparon mis labios, Se sentían cremosos y resbaladizos y cuando los aleje de mi boca las yemas de mis dedos estaban empapadas de lápiz labial rosado. Mi mente se iluminó recordando la manera en que Harry me beso tan fuerte y duro como si quisiera comerme y entonces probablemente en ese momento corrió mi lápiz labial. Ese imbécil. Siempre todo es culpa de ese imbécil.

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora