Desperté un poco más temprano de lo normal para un sabado en la mañana.
El agua esta fría como el hielo y el ambiente es silencioso y tranquilo. Cerré la puerta de nuestra departamento y tomé el primer autobus que me dirigiera a la dirección.
Cuándo baje, caminé unas pocas calles más hasta ubicarme. Noté que ahora estoy en una de esas divisiones privadas y exclusivas de esta ciudad. Alguna vez escuché que para poder vivir aquí no se necesita solo ser rico. No. Según lo que dicen, los propietarios de cada una de estas casas... no, borra eso..., mansiones, deben ser registrados y verificados por sus increíbles influencias y conexiones. Aunque cada mansión tiene un enorme muro como si te gritaran: ¡alejate ladrón!
Como decía, para vivir aquí no solo se necesita dinero. También se necesitan conexiones e influencias, como por ejemplo: Políticos, empresarios, médicos muy reconocidos y hasta famosos.
Este vecindario es grande, y tarde menos de un segundo en perderme. Pasaron alrededor de 30 minutos dando vueltas y verificando una y otra vez la dirección, hasta que finalmente me encontré de frente con la misma dirección. Y, al igual que la mayoría de las otras mansiones, el lugar tiene paredes enormes con las cuales no hay forma de que vea que hay al otro lado.
Miro ambos costados del muro blanco hasta que encuentro el timbre y al lado el botón de seguridad.
—Buen día, residencia Hemmings....
¿¡¡¡¡Hemmings...!!!!?
Por breves minutos casi formé una idea estupida sobre las coincidencias, pero un segundo después me burle de mi propia imaginación.
Porfavor Lili Ann, personas con apellido Hemmings hay millones...
Casi me sobresalte cuándo escuche la voz de mujer a través del botón de seguridad. Sin entender muy bien que hacer, lo presione.
—Buen día, disculpe, recientemente me enteré que tienen una vacante para una trabajadora doméstica...
Paso alrededor de unos 30 segundos y ya nadie más respondió a través de la línea.
¿Dije algo mal?
—¿Puede mirar hacía arriba? —la mujer, cuando hice lo que pidio alcance a ver una de las camaras a lo alto del muro. Imagino que para verificar mi identidad, si estaba sola o en compañía de alguien.
Motivos de seguridad.
Las puertas de al lado en automático se abrieron. Salió un guardia, no fue mucho lo que tuvo que registrar, ya que solo llevaba el jean, una blusa pegada a mi cuerpo, una pequeñísima cartera y la carpeta con mi currículum.
Cuándo entré, note que el guardia siguió mis pasos desde atrás. Las calles de estas personas son hermosas, pero sus casas por dentro te dejan con la boca literalmente abierta. Mis ojos nisiquera se concentraban en mi propio camino, veía cada detalle con la boca abierta. El piso marmoleado es tan brillante que incluso llegas a pensar que puedes verte en él. Las paredes son blancas, llegando a un tono casi beige y en el centro de lo que parece ser la sala se extiende una pequeña escultura de un Dios griego.
En el fondo hay dos escaleras con toques elegantes, y techos muy altos de los que cuelgan enormes lámparas de cristal con formas de copos rotos de nieve.
Tan bonito... y envidiable.
El guardia después me guío. Atravesamos la puerta principal, y una vez adentro, una mujer mayor, por su uniforme probablemente es otra empleada, se acercó.
El hombre se fue dejándonos solas. Ella me miro directamente, yo solo atine a mostrar mi mejor sonrisa nerviosa. —Buen día señora... —la tensión se aliviano un montón cuándo ella también sonrió levantando su mano. Yo la tomé. —Me llamó Lili Ann Macdonie y... —ella me miro dedutivamente cuándo mis palabras se cortaron en busca del papel en mi bolsillo —... encontré este anunció. ¿Aún tienen vacante?
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Sirvienta del vampiro
VampireLili Ann, estudiante de derecho, lucha en el bar todos los dias por mantenerse a si misma y pagar sus estudios. Ella nunca sale a fiestas, nunca bebe y nunca esta fuera de casa hasta la madrugada. En cambio, trabaja todos los dias despues de la escu...