Capitulo 63

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Previamente :

—Bueno.... —Busque las palabras adecuadas —¿pero que....? ¿Estas tratando de asustarme o algo?

Dije en tono de broma no tomandome muy enserió sus palabras pero ella no pestañeo.

—Es por eso que la paga son 3000, mucho mayor a lo que le pagan comúnmente a un empleado doméstico ¿pero a que costa? Firme mi contrato y fui una estúpida, son de diez años más, pero he escuchado una que otra charla, se que que tu contrato es de un año, posiblemente el otro puedas irte de aquí, así que a la primera oportunidad vete por favor....

Apretó los labios dejando escapar un par de lágrimas cuando el sonido de unos pasos se hicieron presentes. En ese momento apareció Richard gritándole que dejase de llorar llevandosela a rastras para que hiciera los quehaceres.

No sin antes, ¿Cómo no? Gritarme a mi también que fuera por la caja a la oficina de la casa y tirara todas las cosas de la difunta Marta a la basura.

No tuve otra opción que acatar ordenes.

Las palabras de Emma seguían en mi mente.

¿Sería eso cierto?

Mi corazón retumba en mi pecho tan fuerte que casi puedo escucharlo.

Al mismo tiempo pienso en Harry, en todo...

Soy un manojo de preocupaciones y preguntas sin respuestas en estos momentos.

La cabeza me da vueltas y cuando menos me doy cuenta ya estoy tocando la manija de la puerta en la oficina.

Camino tan lentamente sin ser consciente del tipo de cosas que no sabía que podría encontrar allí.

Y no me refiero a las cosas de Marta.
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Pienso en las palabras que Emma me ha soltado mientras estoy sentada frente a la parada de autobuses, ¿sería eso cierto? Y es que no tenía ni idea que ya antes habían habido muchos y muchas empleadas más.

Miro el reloj en mi muñeca y son las once pasadas ya, restando los cinco minutos que me he tardado saliendo de la mansión hasta este paradero. Las luces de autos y una que otra motocicletas es lo único que se deslumbra entre la oscuridad de la noche y para cuando me estoy abrigando con el poco calor que me brindan las palmas de las manos me vibra el teléfono.

—¿Bueno...?

—Lili Ann son casi las doce.

Sonrió mientras escucho la voz de mi hermana  —Lo se ya salí del trabajo, el autobus no ha pasado pero no creo que se tarde, siempre es el último en pasar.

—Bien, pero ten cuidado que me preocupo.

Sonrió aunque Jessi no me vea.

—Lo tendré en cuenta. Cuídate.

—Eso te digo a ti, ¡oh! Por otra parte ¿traes comida? Es que se me ha hecho muy tarde por estudiar y no pude cocinar.

Frunzo el ceño mirando el pequeño paquete que tengo al lado. Menos mal que las compre antes —Tengo unas hamburguesas, están frías pero luego las ponemos en el microo, mientras tanto prepara un licuado, jugo o algo.

—Ya lo hago. Nos vemos, besos —se despide y cuelga de golpe.

El frío empieza a estremecerme y al cabo de diez minutos no pudo aguantar más, así que empujada por el miedo de estar en un lugar tan solicitarío, el frío de la noche y la muy notable ausencia de la llegada del autobús me obligo a mi misma a escribirle un mensaje a Harry implorandole que por favor me lleve a casa.

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora