Capitulo 48

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—Casi no dolió  —dice Jessi con los ojos rojos mientras se come su helado —del uno al diez el implante anticonceptivo duele como un dos.

—Eso no decías antes, apenas viste el tamaño de la aguja estuviste a esto —junto mis dos dedos — de llorar como un bebe —le pincho las mejillas un segundo antes de robarle un poco de su helado Oreo —Lo peor es que si lo hiciste y siempre me metes en tus vergüenzas.

Jessi me da un golpe en el mentón con la punta de la crema fría cuando me ve reirme.

—No me lo recuerdes, la doctora parecía que iba a hacerme la aniquilación con la mirada por culpa de mi inmadurez — se queja pero luego arquea las cejas orgullosa —. Pero siendo sincera los cólico menstruales son mil veces mas dolorosos a que te ponga esta cosa.

Dice y al final se señala la mitad de la piel en su brazo derecho: donde ahora tiene un implante anticonceptivo.

Apenas termina recuerdo algo y paro en seco.

—¿Y ahora que? —ella se queja y me da una palmada tomando una bocanada de aire.

—Esta mañana me llegó el periodo y casi no tengo toallitas — señalo hacia atrás —Voy por unas a la farmacia.

—OK. Me adelanto entonces.

Cuando entro a la droguería están las toallas higiénicas y los tampones en una misma fila de estantes, aunque este ultimo me vuelve loca porque no los soporto ya que soy demasiado temerosa de los tampones y siempre me voy por lo mas cómodo para no salir de mi sona de confort: las toallas sanitarias. Y ni hablar de Kimberly y su valentía de usar ese asunto que se está poniendo de moda de la copa menstrual.

Camino y en el segundo en que apenas voy llegando a la caja hay una fila de más de trece mujeres de unos veinti tantos años y cada una con un niño o una niña pequeña agarrada de la mano, incluyendo a una chica que esta muy embarazada, la última mujer me sonríe y yo hago lo mismo mientras ojeo los productos que están mas cerca de la fila.

—¡Mamá quiero eso! —Oigo el grito de una niña pero cuando la mujer le dice que "No" comienza a llorar y patalear.

En ese minuto la fila avanza y quedó justo frente al estante de los anticonceptivos.

—¡Mamá ¿Por qué No? cómpramelo! ¡Solo quiero estos y ya!—hace pucheros señalando la fila de chicles y papitas —¡No te estoy pidiendo nada! —Grita la niña de unos ocho años más fuerte que antes mientras su madre la mira como si no supiera que hacer para que se calle.

Guou...

Por mero aburrimiento tomo una de las cajas de pastillas anticonceptivas y comienzo a leer el modo de uso.

La voz de la obstetra hablando con Jessi viene a mi mente como una ráfaga de viento: "Las estadísticas muestran que la mitad de todos los embarazos no son planeados Jessi y el porcentaje se triplica alarmantemente cuando hablamos de jóvenes entre los 13 a 21 años, afortunadamente hay muchas maneras de prevenirlos. El control de la natalidad es un derecho y también tu decisión. Los métodos más efectivos son los dispositivos intrauterinos o los implantes anticonceptivos en el brazo..." inconscientemente vuelvo a la realidad y frunzo el ceño indecisa de si llevarlos o no porque queda muy claro que por mucho tiempo más volveré a estar soltera... "¿Cuando has dejado de estarlo?" (me grita mi mente como una bofetada . La fila avanza cada vez más lento y mientras la niña sigue haciendo una pataleta un bebe pequeño comienza a hacer un berrinche llorando "...entre otros métodos efectivos están las píldoras que debes recordar tomar todos los días o un..."

La voz de la ginecóloga se corta en mi cabeza cuando se escucha varios paquetes de papitas cuesta abajo en el piso gracias a una patada de la dichosa niñita.

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora