Lili Ann
Los segundos parecen minutos y los minutos horas. De un momento para el otro los disparos cesan y miro hacia el techo, siento un ligero estremecimiento cuando mi mirada capta los candados de hierro que cuelgan como si se burlaran de mi pudiéndo ser los cómplices de mi desgracia si los dos que tengo enfrente se les da la gana. Luego el ruido de zapatos, golpes y pisadas hace eco bajo el suelo subterráneo y el sonido de una sirena de policía suena, casi quiero saltar de emoción hasta que Sanem se mete las manos en los bolsillos, Sebastian mira hacia el piso como si estuviera preocupado o pensando y ella atrapa su lengua con sus dientes un segundo antes de sacar el celular de sus bolsillos, dibuja una media sonrisa antes de levantar su mano izquierda indicándonos que no hagamos ruido, me tiemblan las rodillas mientras los miro del otro lado aunque estoy segura de que no van a matarme... porque ¿no van a hacerlo, verdad? Si lo quisieran hacer ya lo habrían hecho desde que entré aquí.
O eso quiero creer.
—Bien, la policía —masculla mirando a su marido con una mirada indescifrable —Si queremos salir bien librados de esto al menos comencemos por dar un poco de pesar.
La pantalla le ilumina la cara a la señora y teclea algo antes de ponérselo en la oreja. Deja de la media sonrisa sarcástica y su rostro se vuelve serio mientras el tono de llamada hace eco anunciando que está en altavoz...
—911, ¿Cuál es su emergencia?
—Ayuda... porfavor —Mi boca se abre cuando su voz cambia drasticamente como la mejor actriz profesional —Mi esposo y mi empleada estamos encerradas en el piso subterráneo de la habitación, estoy muy confundida aterrada y... y no entiendo que es lo que está pasando, por favor necesitamos a alguien... o ayuda o algo...
Su voz se desgarra y se quiebra como si estuviera llorando mucho, aunque en ni un momento la he visto derramar ni una lagrima.
—¿Como? ¿Puede repetir por favor? ¿Cuál es el problema? —Repiten una mujer en la línea de emergencia notablemente alarmada por el golpe de información.
—Alguien está matando gente allá arriba y estamos atrapados...
—¿Perdóneme?
—Alguien está matando en mi casa... a muchas personas. Y no se... no se que... no entiendo que es lo que está pasando.
La mujer comenzó a preguntarle la ubicación exacta del lugar en donde estamos y después informó que habían varios policías alrededor de la zona, le dijo que se calmara y le prometió que todo estaría bien, que ella era una mujer fuerte y que no perdiéramos los estribos porque vendrían por nosotros. Apenas la llamada termino volvió a su estado natural: tranquila, serena mirando a su esposo.
Y en ese mismo momento me di cuenta de lo bien que está familia podía fingir sus emociones.
Harry
Mi espalda cae contra la pared al otro lado del jardín en donde no alcanza a llegar la luz, en las sombras. Noto que los disparos siguen pero son notablemente menos que antes. Me deslizo y quedo de cuclillas para que nadie me vea, siento el frío de varias esquirlas rozar la palma de mi mano y las aprieto con tanta fuerza que las cosquillas calientes del fluido vinotinto resbala por mis manos hasta mancharme la camisa. En ese momento corren los encapuchados y uno de ellos trata de recargar balas pero entonces otro le arrebata la pistola de las manos y le grita en la cara que se tienen que ir o los atrapan. El tipo parece desubicado cuando el otro hijo de puta le grita otra cosa que no alcanzó a entender y lo deja desarmado porque se le han acabado las balas. Mira para todos lados hasta caminar a pasos apresurados hacia la otra esquina, justo al otro lado de donde yo estoy; una sonrisa involuntaria se forma en mi boca y me agacho tomando un pedazo filoso del vidrio. Me recuesto en la pared mientras camino despacio intentando no hacer ruido, el sonido de la sirena cerca me alarma hasta que llego al final de la pared y lo veo tratando de abrir la puerta trasera que da de plano al bosque espeso enfrente, se tensa aún de espaldas sintiendo mi presencia pero cuando está por dar la vuelta lo apuñaló por la espalda logrando que caiga de golpe bocabajo en el piso. Miro hacia atrás, se que hay gente del otro lado pero por el momento este pedazo oscuro está vacío, no lo pienso dos veces y hago que la bota de mi zapato se hunda en su espalda dañandole la columna vertebral cuando se le entierra más el vidrio. El grito profundo junto al sonido de las vértebras quebradas se filtra en mis oídos al mismo tiempo en que el olor a lincantropo llega a mis fosas nasales, y es ahí cuando mis teorías se afirman. Muy obvio. Lo arrastro abriendo la puerta de un solo tirón y le quito el cuchillo del bolsillo, la calle trasera está solitaria pero no hay que ser muy inteligente como para adivinar que en menos de lo que pienso la casa va estar rodeada de criminalistas, policías y aún peor: periodistas.
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Sirvienta del vampiro
VampireLili Ann, estudiante de derecho, lucha en el bar todos los dias por mantenerse a si misma y pagar sus estudios. Ella nunca sale a fiestas, nunca bebe y nunca esta fuera de casa hasta la madrugada. En cambio, trabaja todos los dias despues de la escu...