Capítulo 14

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Harry esta aquí, parado frente a mí. Su respiración resuena en la cocina y sus ojos me miran tan profundamente que incluso parecen los de un loco.

Cuándo su mano gruesa sostiene mi antebrazo, logra que mis pies tropiecen, alcanzando a cerrar la puerta del refrigerador con el peso de mi espalda.

—Eres una chica curiosa —Harry inclinó su cuerpo hacía mi. Mis ojos instintivamen miraron hacía la puerta, si Marta o Richard llegaban a entrar estaria acabada, y muy probablemente terminaría catalogada como la típica sirviente que trata de seducir al chico rico y caliente.

¡Cosa que no es así!

—¿Que es lo que viste? —me mira con esa mirada intimidante desde mis labios hasta mis pechos cubiertos. La expresión en blanco que tanto aterra aparece de repente en su rostro —a veces las cosas malas le ocurren a los curiosos...

Me separe de su cuerpo, dando la vuelta. Mis manos se aferraron al borde del lavaplatos. Harry Hemmings da miedo. De verdad su inexpresivo afecta tu estado de ánimo.

Tal y como lo haría un Psicópata.

—Si te hubiera encontrado Richard, la sirvienta, algún otro empleado de confianza, papá o incluso mi madre ya estarías en el cuarto frío, dulzura.

¿El cuarto frío?

Harry palmeo descaradamente mi trasero, en otra ocasión ya lo estaría matando, pero ahora estaba tan nerviosa que incluso mis rodillas temblaban.

Escuche un largo suspiró detrás de mi, con sus manos sosteniendo los cadejos de ml cabello y su nariz suspirando mi olor. Tan pronto como su palma me tomó por el cuello acercándome a su mejilla, mis mejillas se calentaron.

Hemmings levantó una ceja —¿Que? —se pego a mi espalda —¿estas asustada? —negué con la cabeza, apartando la mirada,y ahora mirando solo un punto muerto. La verdad era que si estaba aterrada y temia que la próxima bolsa de sangre fuera por cuenta mía —¿que es lo que viste? —volvió a repetir.

—No vi nada... —un segundo después, tiro de mi mano, obligandome a inclinar mi abdomen en la mitad de la mesa de granito, cerca del lavavajillas. Sus dedos comenzaron a acariciar mi cabello hasta tener varios cadejos en su palma. Contuve la respiración por su toqué.

—Las mentiras no le quedan a niñas buenas como tu, además —su pelvis estaba contra mi trasero —no me gustan.

Harry inclinó su cuerpo hacía mí, dejando caer mi cabello y acorralando mis palmas en ambos costados. —Como todas esas cosas...esas cosas... ¿tu?... ¿acaso?... ¿quieres terminar así?

Creo que cuándo se refiere a "terminar" así" esta hablando de la sangre.

Lo miré de vuelta.

—¿Me estas amenazando con que mi sangre termine en una de esas bolsas?

—Shh... —el apretó mi trasero —sería un gran desperdicio no haber probado ese cuerpo tuyo, solo te lo advierto Lili Ann, si alguien en esta casa se entera de lo que has visto estarás fría.

Estaré fría...

—Pudrete —tan pronto como lo dije mis mejillas se calentaron, el se rió, haciéndose lucir guapo. ¡Maldita sea! No. El bastardo siempre luce guapo de cualquier humor, con cualquier expresión —¿tienes alguna una enfermedad mental, un problema psicológico, un trastorno, eres un Psicópata o algo por el estilo?

Sirvienta del vampiroDonde viven las historias. Descúbrelo ahora