I
Jimin se arregló el largo cabello oscuro mientras observaba su reflejo en el espejo.
—Eres hermosa —se dijo en voz baja—, muy hermosa. —enfatizó, pintando sus labios con el bálsamo.
—Jimin-ah, ¿estás lista?
La pelinegra hizo un sonido afirmativo con la garganta y Namjoon bostezó, como si aquella acción fuera su respuesta.
El viejo pickup de su hermano los saludó, insonoro.
—¿Cómo me veo? —preguntó mientras subía al auto de su hermano. Estaba preocupada de que la falda de machetes terminara arrugada.
Namjoon se encogió de hombros—. Bien.
Jimin resopló, revisando su rostro con la cámara del celular.
—¿Hiciste los ejercicios de canto?
El cuestionamiento la sacó de sus cavilaciones. Ceñuda, evaluó el rostro serio de su hermano.
—¿Eso...?
—Es para hoy, Jimin.
La menor suspiró—. Estuve ocupada. Anoche-
—No me gusta que te estés viendo con ese chico.
—Taeyeon es una chica.
Namjoon se mordió el interior de las mejillas—. Ya. Y la sonriente también está en el departamento día y noche. No sé por qué lo permito, no tienen buena pinta para ti, eres-
—Oppa, no tengo quince años. Tengo diecinueve y sé mantener mi vida bajo control.
Namjoon enarcó una ceja—. Se nota. —balbuceó, aunque Jimin fue capaz de escucharlo.
Sus ojos se cristalizaron, pero no se permitió derramar lágrimas. Ya había llorado mucho por eso.
Cuando el mayor estacionó el auto, Jimin se apresuró a salir, pero un agarre en su hombro la hizo detenerse.
—¿Pasa algo?
Namjoon abrió la boca varias veces, hasta que tuvo qué decir—. Lo siento por mi actitud. Solo... no quiero que te hagan daño otra vez.
Jimin sonrió dulcemente. Amaba a su hermano pues era su única familia, y la había apoyado tanto que resultó consecuente darle un abrazo.
—Lo sé, oppa. ¡Me estoy portando bien! ¿Cierto? —preguntó, ansiosa por complacer. Una actitud muy regular en ella.
—Sí, princesa. Ahora... anda a clases y cuídate mucho. El comienzo del año escolar puede ser duro.
Jimin asintió y juntó sus pequeñas manos, mirando a través de las pestañas a su hermano.
—¡Oppa, por favor dígame que me veo hermosa~!
Namjoon, acostumbrado a la inocencia y dependencia de su hermana, le hizo caso.
—Eres hermosa, Jimin-ah~. Recuerda amarte a ti misma.
Y luego de escuchar esas palabras, la pelinegra se fue. Tener pequeñas piernas era el equivalente a pequeños pasos. Namjoon se pasó las manos por el rostro, y su celular sonó. Le descolocó el nombre en la pantalla.
—¿Jinnie?
—Namjoonie, hola.
—Pensé que estarías ocupado y no llegarías a almorzar.
—Sí, solo que... tengo noticias del caso de Jimin-ah. Es importante que te pases por la estación.
Namjoon casi se ahoga con su saliva—. ¿Qué? —habló, luego de recuperarse de su ataque de tos—. La dejé entrar a la escuela. Quizá deba-
—¡No! No la molestes. Ella ya tuvo suficiente. Ven tú. Esto puede ser turbio.
Hacerle caso a su novio a veces lo llevaba a situaciones como aquella: Luchando con la ansiedad que corroía sus venas. Solo quedaba rogar para que Jimin se mantuviera en una pieza.
• • •
Jimin caminaba por los pasillos de manera elegante; su cabello largo y color ébano, ondulante a sus espaldas, era blanco de miradas. Cual imán, captaba la atención de chicas y chicos; unos viéndola con lujuria, otros con admiración y unos tantos con envidia. Ella no le prestaba mucha atención.
Excepto cuando su belleza se ponía en tela de juicio. Por ahora no había pasado, y eso estaba bien.
De camino a su clase teórica sobre el Arte, se encontró con Taeyeon, una preciada amiga. La chica de sonrisa cuadrada entrelazó dos de sus brazos juntos y sus piernas se sincronizaron mientras caminaban hacia el salón de clases.
—Hoy estás hermosa, Jimin-ah~. —canturreó Taeyeon y la interpelada se sonrojo.
—¡Muchas gracias, Tae!
Ambas se sonrieron y continuaron el trayecto. Jimin pensaba en lo lindo de tener una amiga, y Taeyeon en lo hermosa que era la pelinegra.
El salón de clases estaba repleto. Se sentaron juntas en los puestos de adelante, y Jimin rápidamente arregló sus útiles escolares en el pupitre. Era muy organizada, si no lo hacía, era muy probable que todo su día acabara mal.
—Buenos días, alumnos. —dijo una voz femenina, haciendo que Jimin terminara por dejar caer uno de sus lápices.
Todos los estudiantes saludaron en coro, pero Jimin se estaba inclinando para recoger su lápiz en el suelo, sin embargo, una mano con dedos largos y delgados le alcanzó el utensilio. Fue un destello, pudo jurar que vio tatuajes escalando el antebrazo de la mujer.
Jimin se sonrojó al notar a que se trataba de su profesora observándola con una sonrisa de costado. La sensación de que debía pararse y hacerle una reverencia de noventa grados inundándola.
Pero ella negó, aliviando sus nervios.
—Tranquila —susurró la mujer, viendo cómo su respiración amenazaba con volverse irregular—. Ahora sí, alumnos, mi presentación. Mi nombre es Jeongguk, y estoy aquí para dictarles la cátedra de Arte.
Una mano levantada, perteneciente a Taeyeon. Jeongguk le dio la palabra con un movimiento de mano.
—Estamos en último año. Pronto tendremos el examen su-neung que básicamente definirá nuestro futuro. Que se nos imparta Arte en estos momentos es irrelevante.
La rubia tenía un punto, y la profesora asintió, concediéndoselo.
—Sí, pero me contrataron. Escuchas mis cátedras y entregas lo necesario... O repruebas y la universidad tan solo será un sueño. Piénsalo.
Hubo un silencio en el salón, y Taeyeon tomó asiento, sofocada. Su rostro era un poema, así que Jimin la agarró de la mano por debajo de la mesa, sacando una sonrisa en su amiga.
La mujer en el pequeño estrado los había obligado a bajar la mirada, cohibidos, incluso si no alzó la voz en lo absoluto. Su altura de un metro con setenta tenía que ver, pensó Jimin, o tal vez sus grandísimos ojos de cervatillo.
Cuando estos se encontraron con los suyos, evadió el contacto visual.
Tenía un hermoso rostro tan pequeño como encantador que delataba su juventud, pero había rigor en sus facciones. Y le daba miedo.
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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...