XLI.

88 16 0
                                    

XLI

Taeyeon ni siquiera tuvo tiempo de ponerse triste por la repentina información que Jimin le lanzó al rostro.

—¡Tengo una cita!

Ladeó la cabeza, confundida—. ¿Jeongguk?

—¿Quién más?

La sonrisa de Jimin hacía obvia su emoción. Tenía la ropa desordenada en la cama, muy insegura sobre qué usar o no.

—Mmh, ¿este es lindo? —Taeyeon le extendió un vestido floreado que dejaba al descubierto sus hombros y ella lo estudió por un largo rato.

—No sé si me quede... Lo compré como cuando tenía diecisiete años.

—Ah, sigues siendo igual de linda~. —aseguró Taeyeon, a sabiendas de la magia que hacían los cumplidos en Jimin.

—¿Tú crees?

—Claro que por supuesto.

Jimin procedió a ponérselo allí mismo, sin importarle que estuviera Taeyeon. Era su mejor amiga después de todo, nunca escondieron sus cuerpos de la otra.

Aunque ahora, con los sentimientos de Taeyeon a flor de piel, vivir la plena confianza que Jimin le tenía parecía una tortura. Su piel tersa y blanca, sus pechos redondos y colosales, su abdomen plano, su cintura definida, su trasero contorneado. En general, todo de Jimin volvían loca a Taeyeon, quien intentaba contener su excitación.

—¿Me ayudas? No creo que me cierre por los pechos.

Taeyeon tragó saliva, pero asintió, como en las nubes. Se dirigió hasta posarse detrás de Jimin, quien era ligeramente más baja que ella, y apartó su cabello negro hacia un lado. Tenía algunas pecas en su nuca y hombros descubiertos; sacudió la cabeza, logrando hacer desaparecer su impulso por besarlos.

—Te queda bien. Un poco ajus-ajustado, pero bien.

—¡Ahhhh~! ¡¿Tú crees?!

Jimin dio una vuelta sobre sí misma, luciendo como una verdadera princesa.

—¡Nunca te mentiría!

—¡Gracias! ¡Te amodoro~!

Jimin la abrazó por un segundo y luego desapareció. Los dedos de Taeyeon picaron por tocarla. Se volvió a acostar en la cama, observándola maquillarse. Tratándose de otra persona, Taeyeon le hubiera ofrecido verse en el espejo, pero Jimin sentía fragilidad ante ello. La última vez que lo hizo, ella no estaba alrededor, pero Heesook sí, y pudo asegurarle que Jimin había tenido una crisis de ansiedad rarísima.

Alguna vez intentó consultarlo con Namjoon, pero el hombre era el rey de cambiar temas de conversación o simplemente ignorarla, como si pensara que ella ocultaba algún sentimiento oscuro para con Jimin.

Al contrario.

—¡¿Y cómo me van estos zapatos?!

Siguió la voz aguda de Jimin, quien le extendía unas plataformas doradas. Taeyeon subió el dedo pulgar. Ella lanzó unas risitas y se los colocó. Después, modeló para Taeyeon, quien se dedicó a lanzarle piropo tras piropo. Jimin se sonrojaba cada tanto y ni siquiera el maquillaje sutil lograba ocultarlo.

• • •

Jimin estuvo lista para las 5:30. Namjoon le dio un beso en la frente cuando ella se apareció en la sala de estar, totalmente vestida. Tal vez con más perfume del que le gustaría admitir. Pero se sentía bonita.

—Estás hermosa, princesa.

Jimin se rio contra el pecho de su hermano, quien la tenía apresada. Emocionada por el cumplido, ella se separó:

(extra)Ordinaria | KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora