XXXIV.

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XXXIV

Hacía más de media hora que Heesook yacía aparcada en las afueras de la casa Min. Suspiró, dándose ánimos para continuar con su plan. El problema no venía de las ganas por ver a Yoonji, sino de la expectativa por la reacción de la chica. Se tentó el bolsillo, acariciando la especie de regalo que había conseguido para ella.

Minutos después, se decidió por rodear la casa. La luz de la luna alumbraba, por lo que no se perdió en su trayectoria hasta la puerta gigantesca. Luego de tocar, la ama de llaves le abrió. Heesook se apresuró a hacer una venia. En otra ocasión hubiera subido por la ventana, a lo película romántica, pero era poco práctico, sin mencionar que la seguridad del lugar no se lo permitiría.

—Buenas noches. Me preguntaba si podía-

—¡Señorita Heesook! Pase, pase, ¿quiere algo de tomar?

Haciéndole caso, ella negó—. Sólo quiero ir con Taeyeon.

—Ah, la señorita Taeyeon debe estar estudiando.

—¿A esta hora?

¡Era de madrugada! Ni siquiera le sorprendía de Taeyeon.

—Sí, pero le gustará su visita. Namjoon-shi llamó avisando que la señorita Jiminie no podría tener visitas esta noche.

Heesook se cruzó de brazos, sumamente sorprendida—. Pero Jimin ama que la visiten.

—Eso escuché decir a la señorita Taeyeon.

Siguió hablando con la señora por unos minutos más. Posteriormente, la dejó viendo su drama y se escapó con la excusa de que necesitaba ir al baño urgentemente.

El pasillo la confundía un poco. Sin embargo, se decidió por usar la lógica, que le dictaba que la habitación de Yoonji debía estar cerca de la de su amiga. Cuando tocó su opción más viable, escuchó una vocecita decir «Voy», lo que logró hacerla sonreír.

Una vez abierta la puerta, el bonito rostro redondo de Yoonji la recibió. Ella ladeó la cabeza, confundida, mientras que Heesook se rascó la nuca, ansiosa.

—¿Hola?

—¿Heesook? Pero, ¿qué? Estoy hablando contigo —señaló su celular—, ¿cómo es que...?

—¿Hablar conmigo? ¿Por tu celular? —Yoonji asintió rápidamente.

Heesook rodó los ojos. Atrapó el rostro de Yoonji entre sus manos y le plantó un beso en los labios. La mujer pálida guiñó los ojos, sumamente sorprendida. Sin embargo, su boca se estiró en una sonrisa y sujetó a la recién llegada por el cuello de su blusa de abeja, adentrándola en la habitación.

Cayeron en el colchón mientras besaban sus labios. Las manos de Yoonji explorando el recoveco que dejaba ver la falda de Heesook, tentando por encima de la ropa interior. La chica jadeaba, así que Yoonji succionaba su lengua.

Heesook le quitó la parte superior de su pijama, sus senos pequeños quedaron al aire libre. Ella detallaba la forma de sus pezones con las mejillas rojas. De horcajadas en su regazo, Yoonji estaba experimentando un déjà vu de la primera y última vez en la que estuvieron en esa posición. Se inclinó, tomando las manos de Heesook, acariciando los dedos largos y delgados, para después ponerlos encima de sus tetas.

Heesook tragó fuerte, encantada por los hilos rojos que sus dígitos dibujaban en la carne nívea. Yoonji empezó un beso salvaje, desnudando por completo a la otra debajo de su cuerpo. La ropa voló y ellas dos se juntaron mucho más, abriendo las piernas, sus vaginas palpitaban.

El encuentro de los clítoris las hizo gemir al unísono. La humedad de ambas conociéndose, mezclándose, y los toques bruscos conduciendo sus sensaciones al punto cúspide: El orgasmo.

• • •

Taeyeon había estado al pendiente del celular toda la noche. Sabía que Jimin estuvo activa en KakaoTalk, pero no le había respondido un sólo mensaje. Aun así, estaba hablando con alguien. Seguramente con Jeongguk.

Gruñó, poniéndose de pie. Olvidó sus pantuflas y se dispuso a ir a la cocina. Pero el ruido de unas pisadas apresuradas y un portazo ruidoso la hicieron fruncir el ceño. Provenían de la habitación de Yoonji.

Se acercó sin ánimos de encontrar respuestas; a falta de qué hacer, espiar era un buen pasatiempo.

Un gancho de abeja en el piso la sorprendió para mal. Lo recogió, con el leve presentimiento de que le pertenecía a Heesook.

¡Se lo había visto en videollamada!

—¿En serio? Ah. Me preocuparé de esta relación por la mañana.

Fue a por una malteada azucarada y siguió estudiando inglés. Odiaba ese idioma, culpaba a la globalización de la colectiva necesidad por saberlo.

• • •

—Te traje algo. —Yoonji escuchó a través de la nubla del sueño.

Luego de orgásmicos toques, ellas habían caído rendidas. No en un sueño profundo, pero sí en un relajo propio de un limbo.

Heesook, que estaba abrazándola por detrás, sonaba cansada. Pero feliz. Yoonji se alegraba de haberlo hecho bien para ella.

—¿Un regalo de cortejo?

Heesook se rio—. Nah, pero casi —bromeó—. ¿Cómo sigues?

Yoonji sabía a lo que se refería. Levantó los hombros, desinteresada.

—Estaré mejor.

Ojalá que no en un hospital para locos, terminó en su cabeza.

—¿Estás bien ahora?

La preocupación de Heesook era tierna. Yoonji se dio la vuelta y besó sus labios.

—Deja de ser tan linda o te pediré follar por siempre.

Heesook escondió su rostro en el cuello ajeno y lo mordió un poco—. No sería un problema.

—Mmh. —Yoonji lo dudó.

—Entonces, ¿no me pedirás saber qué es?

—¿Qué es?

—¡Unos parches de nicotina!

Yoonji arrugó la cara—. ¿Qué mierda?

—Pues... Te los pones en el brazo, en el pecho o en la espalda. Cada veinticuatro horas. Te hará sentir menos ansiosa y con el tiempo olvidarás tus vicios.

Yoonji de verdad quería explicarle que los dichosos parches eran sólo para dejar de fumar, pero la sonrisa de Heesook le gritaba que cediera.

—¿No puedes robarle morfina a tu mamá? —la codeó, en busca de sacarle una risa, pero Heesook se apresuró a negar.

—No, lo resolveremos, ¿vale? Te los traeré a tu habitación. Estarás bien.

Heesook lucía como alguien de luz. En otra vida había sido una estrella, o tal vez el mismísimo Sol, así que Yoonji no podía salir ilesa de su luminosa presencia. Incluso le dio esperanza de que realmente podría mantenerse lejos de sus mierdas, a pesar de que desde muy temprana edad había descubierto su inclinación por los vicios. Heesook podría ser su nueva perdición.

La besó con ahínco, con hambre. Con ganas de saciar sus dudas y sus miedos. Heesook se alegró por su predisposición, al mismo tiempo que Yoonji rezaba porque esta se mantuviera. 

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cap corto pq ahorita se viene la parte de la fic que me gusta llamarle: amor lésbico kookmin y yoonseok uwu.

(extra)Ordinaria | KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora