LVI.

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LVI

Jeongguk terminó pintando la espalda de Jimin. Era un bonito triángulo invertido, que acababa en una cintura definida. El lienzo perfecto para ella, pues la piel suave y nívea se prestaba para sus pinceladas.

Decidió dibujar flores púrpuras. Jimin se mantuvo con los ojos cerrados. Jeongguk sonrió con el resultado. La música de jazz sonaba al fondo de la escena romántica. Y cuando Jeongguk tomó la foto del producto final, Jimin suspiró, ansiosa en gran medida. No adoraba su piel por muchas razones: Una de ellas, que era transparente y delicada. Cuando vivía en Busan, ir a la playa era una tortura, así que lo evitaba.

Pero, ahora, viendo la imagen que Jeongguk le extendía, Jimin amó su piel. Sonrió y abrazó el celular contra su pecho.

—¡Qué hermoso! —exclamó.

—Como tú.

Aunque sus senos estuvieran al aire, Jimin la abrazó con fuerza. Jeongguk besó su garganta, prescindiendo de sus ganas por marcar la piel.

En medio del arte de Jeongguk, Jimin pensaba en que adoraba verse a través de sus ojos. Ser su musa en algunas ocasiones. Ser su novia.

—Mmh, ¿qué piensas de un baño? —escuchó a Jeongguk a través de su bruma.

—¿Juntas?

—Yeeep.

El baño de Jeongguk era pequeño. Muy tierno y práctico. Jimin se dejó lavar por completo; había algo incorrecto al respecto. De hecho, había mucho sobre Jeongguk que la molestaba, pero a la vez... Le encantaba. Un sentimiento agridulce que, a la larga, se convertiría en adictivo.

Jeongguk le ordenó lavar su cabello y Jimin accedió, adorando la forma en la que sus pequeños deditos se perdían en las hebras despelucadas. Entre risas, ambas terminaron sucias del shampoo de Jeongguk, y Jimin se vio obligada a pasar más tiempo bajo el agua.

En compañía de Jeongguk, no era una tortura. En lo absoluto.

—¿Quieres ramen? —Jeongguk preguntó. Pareció una invitación a una cita.

Jimin dejó de vestir la ropa que había llevado puesta para reír, tímida.

—Sueeeena a un plan~.

Se tiró encima de Jeongguk, quien la atrapó, y ambas disfrutaron un solo recipiente de ramen instantáneo.

Después de mirarse a los ojos por varios segundos, Jimin dio un golpecito en la nariz de Jeongguk y preguntó lo que tanto había querido:

—¿Me quieres?

Jeongguk alzó las cejas—. ¿Eh?

—Eso.

—Mmh, ¿por qué la pregunta?

Jimin suspiró y escondió el rostro en el cuello de Jeongguk—. Porque no me lo has dicho, Ggukie.

Acariciando su espalda, la interpelada respondió—. Es obvio.

—Sí, pero-

—Te quiero. —la interrumpió.

Jimin sintió una felicidad indescriptible. Parecido a la que experimentó cuando pudo grabar Serendipity para su hermano. Chilló de emoción contra la piel de Jeongguk.

—¿En serio~? —cuestionó, insegura.

—Pero claro que sí.

—Te creo, Ggukie —le dio un pico—, pero... Si me quieres, deberías decírmelo más seguido.

(extra)Ordinaria | KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora