XXVI
—¿Por qué quieres aprender a hacer mochis?
Jimin sonrió, inocente—. No lo sé, oppa. Sólo tengo ganas~.
Jin seguía escéptico ante su repentino interés en la gastronomía, pero de todas maneras accedió a ayudarle a preparar los dichosos pasteles de arroz.
—¿Los regalarás? —preguntó Jin, cogiendo el mortero. Era más fácil hacerlo con otra persona, porque mientras él trataba de alcanzar la perfección de la masa, Jimin volteaba la misma para que los golpes fueran más certeros— ¿Te gusta alguien?
Jimin rodó los ojos—. Se los daré a mis amigas.
Jin quería mencionar que la obvia sonrisa esperanzada que tenía en el rostro delataba que, de hecho, los mochis eran para alguien a quien sorprender. O endulzar. En todo caso, lo hablaría con Namjoon.
Luego de un rato divertido que compartió con su pequeña, ambos se sentaron frente al televisor con ganas de disfrutar alguna película basura e ingerir los pastelitos tiernos.
—Son muy lindos, oppa. A Jeongguk unnie le encantarán. —le salió de la nada. Cuando se dio cuenta de lo que había admitido, se puso roja— ¡No, no, no!
—Ahhh, ¡si es para una chica!
Jimin suspiró, agotada—. Ella pasa amargada. Quería darle un poquito de dulce.
—Hubiéramos hecho otra cosa más azucarada.
—Pero... Los mochis se parecen a mí —admitió, tierna—. Algunos lo dicen para burlarse de mis mejillas —agarró las mismas entre sus manitas—, otros porque me creen bonita. Quiero darle algo con significado.
—¿Quieres regalarte? —bromeó Jin, aunque fue extraño que Jimin no le pillara el chiste, sino que su sonrojo aumentó.
—¡Familia, estoy en casa! —se escuchó una exclamación. Namjoon besó las cabezas de Jin y Jimin, quienes se inclinaron en busca de más contacto— ¿Cómo pasaron la tarde?
—¡Bien! ¡Ansiosa! ¡Casi me da algo de los nervios! —se quejó Jimin. Su hermano le había dicho que ese mismo día grabarían Serendipity, pues querían adelantarse a la fecha límite para entregar la pista y esperar ser seleccionado.
—También hicimos mochis. Jimin te hizo unos especialmente grandes. —avisó Jin, animado.
—¿En serio? ¿Y desde cuando te gusta cocinar?
—¡Ahhh! ¡Pero si uno no puede interesarse en algo porque ya hay una razón profunda detrás! —se cruzó de brazos.
Media hora después, los tres estaban en el estudio de Namjoon. Jimin leía la letra, tratando de no sucumbir a sus inseguridades.
Sin embargo, ¿qué si no alcanzaba las notas?
¿Si no escogían a su hermano por su voz?
Ella no podría vivir con ese cargo de consciencia.
—¿Estás preparada? —preguntó Namjoon.
ESTÁS LEYENDO
(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...