LVIII.

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LVIII

Revisar el correo era algo que Namjoon hacía muy a menudo desde que estaba a la espera de una compañía interesada en su trabajo. Su rutina era simple: Se levantaba, despedía a Jin —si él había pasado la noche a su lado—, leía el periódico y después revisaba el correo.

Usualmente, terminaba decepcionado. Pero en aquella ocasión, no.

Querido Kim Namjoon,

Es un gusto comunicarnos con usted. El presente mensaje es para informarle que nuestra compañía ha revisado el trabajo enviado por usted. Personalmente, pienso que es una canción con mucho potencial a nivel de producción y de letra; resulta increíble que tan sólo un hombre esté detrás de un producto así de excelente.

Por lo tanto, queremos invitarlo a pasarse por nuestras instalaciones.

PD: Sería un placer conocer el rostro de la voz angelical que canta su canción.

Namjoon se mordió el labio inferior, que de sopetón empezó a temblar. Cerró los ojos, tratando de aguantar las lágrimas, a pesar de que ya estaban rodando por sus mejillas. Recordó las veces en las que había llorado por ser rechazado. Ahora, con la invitación a participar en un proyecto que, aunque pequeño, tenía futuro, lo emocionaba en demasía.

Salió en busca de Jimin. Quería abrazar algo, a alguien, pero, en cambio, se encontró a Jin, quien estaba llegando del trabajo. Lo vio enfundado en su uniforme azul y rio, dándole gracias al cielo por su vida. Namjoon no creía en Dios o en santos, pero tenía la impresión de que había sido un milagro.

Tal vez su milagro era Jimin y el don que tenía para cantar. O tal vez...

—Nam~, pero, ¿por qué la efusividad? —Jin se separó del beso casi furioso que Namjoon le estaba dando, lo agarró de las mejillas y se maravilló con sus pupilas dilatadas— ¿Estás ebrio? Las borracheras te sientan fatal, cariño.

—Me aceptaron.

Jin lució confundido por dos segundos. Después, todo tuvo sentido. Una sonrisa gigante creció en su rostro y volvió a abrazar a Namjoon.

—¡¿En serio?! ¡AHH~! ¡ESTOY MUY ORGULLOSO!

La celebración hizo que Jimin saliera de su habitación. Detrás de ella, estaba Taeyeon. Raro que no se tratara de Jeongguk, pensó Namjoon, pues de un tiempo para acá no se soltaban por las tardes.

—¿Qué pasó~? —Jimin los cuestionó.

Jin se limitó a unir su pequeño cuerpo al abrazo, y ella quedó en medio de ambos. Taeyeon se reía de la escena mientras que Namjoon se quejaba ya que Jin estaba apretando su mano con más fuerza de la necesaria.

—¡SERENDIPITY FUE ADMITIDA!

—¿QUÉ? ¿EN SERIO? ¡FELICITACIONES, NAMJOON OPPA!

A Namjoon no se le permitió decir gracias. Su familia lo abordó y él los recibió con los brazos abiertos.

—Vaaale, los dejo~. Jimin, me avisas cuando esté la cena.

—Bueno, Tae. —Jimin la despidió.

Después, se puso a hacer la comida con Jin. Namjoon los observaba desde la sala, todavía con su celular en la mano. No terminaba de procesar la noticia. Aunque tuviera mil dudas, la oportunidad de triunfar estaba tocando su puerta y ¿Quién era él para decirle que no?

—Nam, ayúdanos a cortar las verduras o la carne no estará nunca. Jiminie está haciendo el arroz.

Namjoon asintió y siguió las ordenes de su novio, sonrió a su hermanita y besó los labios del amor de su vida. A decir verdad, estaba ansioso por el futuro, pero lo que pudiera pasar no definía su felicidad.

(extra)Ordinaria | KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora