LIV
Llevar a Jimin a casa estaba siendo especialmente difícil porque Jeongguk no tenía un auto. Tuvo que llamar un taxi y subirla; al mismo tiempo que Jimin intentaba escalar por su espalda.
—Ahhh, Jimin-shi...
—L-Lo siento, unnie, yo... Ah~, tengo mucho calor.
Jeongguk evitó que Jimin se desnudara en el auto. Por suerte, se durmió al poco tiempo.
Cuando llegaron al edificio de Jimin, Jeongguk pagó y le dijo al conductor que se quedara con el cambio. Sus gastos mensuales no le permitían darse tales lujos, pero, a decir verdad, temía por Jimin, quien estaba completamente laxa y se dejaba cargar como si nada. No tenía idea de qué decirle a su hermano.
—¿Jimin?
Namjoon abrió los ojos cuales discos de vinilo. Jeongguk tragó fuerte y Jimin, quien había despertado, le comenzó a dar besos por el cuello.
—Ho-Hola, Namjoon...
—Jeongguk.
—Es que Jimin bebió y-
—¡¿BEBIÓ?! Pero, entra, entra, y llévala a su habitación.
Jeongguk hizo lo pedido, gastando un buen tiempo en arroparla y en prescindir de sus ronroneos.
—¿Cómo salió tan si quiera? —escuchó a Namjoon decir, sirviéndose una taza de café.
—¿Eh? ¿No tenía tu permiso?
—¡¿Qué?! Por supuesto que no. Jimin es indefensa, ¿qué tal si le hacen algo? No lo soportaría.
—Estaba ahí para-
—¿La cuidaste? —Namjoon la interrumpió. Jeongguk no dijo nada— Metiéndole la lengua en la boca, asumo.
La agresividad del hombre la tomó de imprevisto. Quiso explicarle, nuevamente, que lo que quería con Jimin iba más allá de «meterle la lengua en la boca», aunque ella tampoco pudiera describirlo con palabras. Jimin era extraordinariamente tentadora para todos; Jeongguk podía entender su preocupación. Sin embargo, también sabía que no se limitaba a aquello, había algo más y no le apetecía conocer esa verdad por medio de otra boca que no fuera la de Jimin. Dejarla decidir.
—No es así.
—Es mejor que te vayas.
Le costó asentir, porque estaba en desacuerdo. De igual forma, se las arregló para hacerle una respetuosa reverencia a Namjoon y se marchó.
Jeongguk realmente quería llegar a casa. Sus botas la estaban matando. Pero dio una mirada hacia el edificio en el que Jimin vivía y sucumbió a sus ganas por tenerla cerca.
Entrar a la habitación no fue difícil. La ventana de Jimin casi siempre estaba abierta, ya que Taeyeon pasaba la noche con ella, pero de aquello Jeongguk era ignorante.
La vio dormir, plácida, con la boca entreabierta y un hilo de baba escurriendo por su comisura derecha, ya que estaba apoyada en una mejilla. La piel blanca estaba siendo alumbrada por la luz de la luna, y Jimin... ¿hablaba en sueños?
Jeongguk se sentó a su lado y arregló el cabello oscuro que hacía un etéreo contraste con su piel. Jimin balbuceó algo ininteligible, y después despertó, sobresaltada.
—¿Qué...?
—Shh... ¿Estás bien?
Jimin parpadeó, extrañada, para después hacer un puchero adorable y extender sus brazos en dirección a Jeongguk, quien la abrazó de inmediato.
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(extra)Ordinaria | KookMin
Fiksi PenggemarPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...