(extra)Ordinaria | KookMin

LXX.

LXX

Cuando Yoonji abrió los ojos, un gemido salió de sus labios. Experimentaba un nivel de dolor que jamás había vivido. Sus papás la miraban con ojos grandes y expectantes, más atrás distinguió a Taeyeon.

Pero no había rastro de Heesook. Sintió ganas de llorar, pero se mantuvo como una roca cual campeona.

—¿Cómo está Jimin? —preguntó con la voz ronca. Le ardía la maldita garganta.

—Hija, ¿cómo estás? Pensamos que-

—¿Qué me había escapado? Ya ni me sorprende- ¡AH! ¡QUÉ MALDITO DOLOR! ¡ALGUIEN QUE ME COLOQUE ANESTESIA O LO QUE SEA!

—Deja la bulla. No te van a meter droga en el sistema que te ponga más dependiente de lo que ya estás. —Taeyeon rodó los ojos y Yoonji se sorprendió de que ella estuviera prestándole un mínimo de atención.

—¿El hecho de que casi muera te hace querer conversar conmigo tan repente? —bromeó, mirando a los lados. A falta de respuesta, intentó sentarse sobre sus nalgas— Mierda, díganme cómo están Jimin y Mickey. Hace mucho que no veo a mi maldito perro.

—No maldigas, Yoonji. —la regañó su madre, a lo que ella rodó los ojos.

—Jimin está bien. Fuera de peligro al igual que tú.

—Me duele el hombro como no tienes idea. Estar fuera de peligro, ¡una mierda!

—Te dispararon en el hombro. —Taeyeon le informó.

—Mickey está bien. Se quedó en casa y está ansioso por verte, amor. —dijo la señora Min, besándole la frente.

—Mmh, vale.

Sus papás hablaron y hablaron hasta que Yoonji casi cayó en los brazos de Morfeo. Por suerte, Taeyeon la salvó.

—Oigan, los médicos dijeron que Yoonji ya puede comer, ¿qué tal si le traen comida?

A pesar de que no tenía hambre, quería sacarse sus voces de la cabeza y le dio la razón a Taeyeon con un carraspeo.

—La última vez que fuimos por comida, dejaste que Yoonji se escapara. —recriminó el señor Min.

—Créeme, lo último que quiero es escaparme.

Después de jurar por Mickey que estaría bien, ellos accedieron a ir por algo de comer. Yoonji agradeció que se movieran en pareja.

Cuando quedó a solas con su hermana, cerró los ojos. Si se concentraba lo suficiente en la oscuridad detrás de sus párpados, el hombro dejaba de doler.

—Heesook estaba aquí. Tuvo que marcharse. Su papá la llamó.

—Mmh.

—¿No dirás nada?

—¿Qué quieres que diga? Se interesa por mí. Gracias.

—¡Se interesa por ti!

Se rascó los ojos con suavidad—. Me evita hace días. Intenté convencerme de que no significa que terminamos o lo que sea, pero lo considero probable.

—¿Eh?

—Eso. Que me evita.

—Sus padres se están separando, por favor, sé comprensiva.

—Lo estoy siendo.

—¡Nunca te colocas en el lugar de la otra persona!

Yoonji sabía que no lo decía por Heesook.