XXIII
Taeyeon temblaba de la rabia. Se mordía la lengua en busca de no reclamar. Naturalmente, Jimin no se había dado cuenta. ¿Para qué? No debía importarle. En todo caso, su amiga no le debía explicaciones.
Pero no estaba mal resolver sus dudas, ¿cierto?
Justo cuando iba a abrir la boca para preguntar, un hombre alto y enfundado en un traje oscuro entró por la puerta. Las chicas suspiraron al unísono, Taeyeon rodó los ojos y Jimin arrugó el entrecejo.
—No se parece al profesor Lee...
Taeyeon se encogió de hombros. Algo había escuchado sobre el tipo dándose la gran vida por su reciente matrimonio, pero nada que le hubieran dicho directamente. Lo escuchó en la fila para conseguir el almuerzo, no era, para nada, una fuente confiable.
—Buenos días, queridos estudiantes —dijo el hombre con voz solemne. Luego de que se escuchara al alumnado responder en coro, él continuó—. Mi nombre es Kim Jungjae. Soy profesor el profesor de inglés encargado de acompañarlos este periodo.
Taeyeon alzó la mano. Con una sonrisa y un asentimiento, el hombre le dio la palabra.
—Disculpe, ¿qué pasó con el profesor Lee?
—¿Tu nombre?
—Min Taeyeon. Presidenta de la clase.
—Muy bien, Min Taeyeon. Debí precisar esa respuesta antes de iniciar, tienes toda la razón —se disculpó con una reverencia. Cuándo se puso de pie, Jimin se encontró con sus ojos negros. Por alguna razón, le dio miedo, así que apartó la mirada—. El profesor Lee Hajoon se convirtió en padre este fin de semana. La escuela le dio unas cortas vacaciones en las que yo los acompañaré como su reemplazo. Espero alcanzar sus expectativas.
Taeyeon relajó su rostro y sonrió un poco. El tipo dio la clase con calma y no se quejó cuando ella alzó la mano muchas veces.
Sin duda, muy diferente a Jeongguk.
• • •
«Princesa, no tomes el autobús. Te tengo una sorpresa. Dile a Min que te traiga a casa.»
Con un puchero, Jimin observó el mensaje de su hermano.
¡No podía irla a recoger al colegio!
Oh, qué decepción, odiaba tomar el autobús.
Taeyeon subió con su chófer y tuvo ganas de pedirle un empujón, pero, a lo lejos, observó a Jeongguk yendo hacia la parada del autobús. Se mordió el labio inferior y se despidió de su amiga, quien con el cabello recogido daba un aire andrógino muy particular. Le encantaba.
Caminar detrás de Jeongguk la hizo sentir como si fuera una psicópata, pero no sabía cómo acercarse, ¿decirle «hola»? ¿Hablarle del clima?
Se había sentido entendida en la plática que compartieron. Su gusto platónico por aquella mujer misteriosa no le molestaba, pero sí la tomó de imprevisto.
De un momento a otro, Jeongguk paró su andar. Jimin miró a los lados, notando a estudiantes pululando alrededor. Sin embargo, se ubicó a su lado como si nada.
—¿Qué haces aquí? —preguntó Jeongguk en voz baja, sin mirarla.
Jimin se mordió el labio y jugó con los lazos de su mochila.
—Yo... tomo el autobús.
Jeongguk se rio entre dientes, mirándola desde arriba. Jimin se sentía tan pequeña, pero su profesora ya no le daba miedo. De hecho, quería conversar con ella.

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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...