XVI
—Mierda... mi cabeza...
—Cu-Cuidado, tienes la mitad del cuerpo-
Yoonji escuchaba una voz de fondo, pero el dolor de su cuerpo era más acaparador que ese tono dulce.
Cuando abrió los ojos, se encontró con una chica sonriente con el cabello recogido, capul despelucado y pómulos marcados. Vestía un pijama de... ¿caballos?
—¿D-Dónde estoy?
Ella entre abrió los labios. De cerca se veía más adulta, tal vez pasaba los veinte años.
—En mi casa.
La ansiedad hizo mella en su cuerpo. Tenía miedo. Pero, segundos después, el porqué de su visita al hospital llegó a su cabeza. Suspiró profundo y se sentó sobre sus nalgas.
—¿Dónde está la morfina?
—Se acabó. La retiré para que no te molestara al dormir.
Yoonji gruñó, de nuevo acostándose en el cómodo colchón. La bata que traía puesta le molestaba, pues no tenía nada debajo. La chica (¿Cuál era su jodido nombre?) continuaba mirándola fijamente.
—¿Pu-Puedes prestarme algo para cambiarme?
—¡Claro!
La vio rebuscar en su gran armario hasta que sacó un vestido floreado que dejó a su lado. Yoonji elevó una ceja en su dirección y ella se sonrojó.
—Voltéate.
—Oh —reaccionó, diez segundos después (porque, sí, los contó)—. Yo... claro, darme la vuelta. —se rio, nerviosa, y Yoonji rodó los ojos.
Ponerse de pie fue un martirio. No pudo evitar observar su reflejo en el espejo que daba estratégicamente en su dirección, mostrando la forma en la que la habían demacrado. Mordió fuerte y terminó de acomodar su vestido. Los vendajes estaban manchados de rojo, pero no pensó mucho en ello.
—Ya. —le avisó.
—Poooor cierto, soy Heesook. Jung Heesook —se presentó, extendiendo su mano—, ¿cómo es tu verdadero nombre?
Yoonji accedió al agarre de mano, desinteresada. Sin droga en su sistema, había una soledad inmensa que la hacía actuar por mero instinto.
—Yoonji.
—¡Qué bonito nombre~! Aunque... me parece haberlo escuchado en algún otro sitio.
Yoonji se limitó a bostezar—. Tengo hambre.
—¡Ah! ¡Eso me agrada! ¡Te ves-
—No te atrevas a opinar sobre mi cuerpo —la cortó, seria. Heesook palideció, para luego enrojecer—. No es de tu incumbencia.
—Yo... Sí, tienes razón —carraspeó, poniéndose de pie—. Todavía guardo tu chaqueta.
Yoonji, quien casi caía rendida, guiñó los ojos, enfocando a Heesook.
—¿Cuál?
—Pu-Pues la verde que me prestaste para ponérsela a Jimin.
Iba a preguntar quién era ese sujeto con nombre andrógino, pero Heesook se marchó casi trotando. Se quedó recostada en el mullido colchón, tan quieta como un muerto. Deseando poder dejar de sentir la ansiedad trepando por su espina dorsal, haciéndola transpirar copiosamente.
—Toma —Heesook interrumpió sus pensamientos, mientras le extendía una chaqueta que Yoonji quería en demasía. Sorprendió a la chica cuando se la colocó rápidamente, podía jurarlo, pero no le importó—. Y aquí hay ramen de pollo. N-No sé cuál preferías, a mamá le gusta a-
—Dame eso.
Yoonji gimió cuando la exquisita comida dio con sus papilas gustativas.
• • •
Luego de que Jungkook se fue, el silencio apareció de nuevo. Jeongguk revisaba las cosas en aquel bolso púrpura que había encontrado en el hospital, burlándose del destino cuando vio una foto de la mujer que se había llevado a Yoonji. En la cartera de la dueña había muchas instantáneas, también aparecía un hombre cuyo porte era regio.
Le hacía mucha gracia lo pequeño que era el mundo. Y, aunque encontró dinero y varios cupones para ramen gratis, no había un teléfono celular que pudiera utilizar para encontrar la forma de comunicarse con Yoonji. Sabía que ella estaría bien, se podía cuidar por sí misma, pero el reciente asesinato que había cometido la tenía paranoica.
Temía por Yoonji, tal vez podría ser señalada por lo acontecido, ya que casi nadie recordaba el nombre de la muy callada Jeongguk. Una mariposa drogadicta que no teme a entablar relaciones cualesquiera con tal de Heroína, sonaba más propensa a matar a un tipo importante en las calles oscuras de Seúl.
—Al parecer tengo que acercarme a la niñata.
Jimin. Park Jimin.
Jeongguk intentaba no pensar en ella. Solo estaba la sensación de vergüenza cuando lo hacía. La creía tan básica, vacía. Carecía de una personalidad: ¿Cómo soportar a alguien así?
Suspiró y encendió un cigarrillo, pensando en que debería dejarlo. A ese paso, el dinero no le alcanzaría.
• • •
Taeyeon sentía que, para ese punto, estaba muy cerca de sufrir tortícolis. Ante el mínimo ruido, volteaba a ver la puerta. Y, aunque había pasado alrededor de una hora después de que Yoonji desapareciera, tenía la esperanza de que ella regresara. Porque, a pesar de que Taeyeon estaba lejos de ser inocente (sabía a lo que se arriesgaba cuando la dejó marchar sin mucho problema), no podía evitar tener un poco de esperanza. Sus padres probablemente la matarían, pero no era su culpa, ¿la tenía que amarrar al colchón para evitar que se esfumara? Yoonji estaba más cerca de los treinta que de los veinte, por Dios.
De repente, sus padres, agitados, entraron a la habitación.
—¿Y Yoonji?
—M-Me dijo que iría al baño.
Un tic en la ceja izquierda de su madre, mientras que el señor Min se limitó a resoplar. Frustrado, dejó las bolsas con comida en una mesita y tomó asiento al lado de Taeyeon, quien al mismo tiempo se puso de pie, siendo cautivada por el olor a exquisitez.
—Hubo un asesinato aquí cerca. ¿El autor? Una persona que las cámaras no captaron.
—¿Qué? ¿No hay registros?
—No del día de hoy. Simplemente desapareció, o eso escuché.
—Eso quiere decir... —Taeyeon dejó la frase al aire, ubicando los palillos en sus dedos.
—No hay forma de saber con quién se fue Yoonji.
—Pero de seguro fue con esa tal Jeongguk que nos llamó. —refutó la mujer mayor al patriarca.
Tayeon frunció el ceño, para posteriormente encogerse de hombros.
—Tengo una profesora con ese mismo nombre.
Sus padres no solían compartirle información «para mayores»; lo que había pasado con Yoonji y su perdida era considerado un tema vetado.
—Ah, ¿sí? Vaya. Es el nombre de la primera novia de tu hermana. La que le pegó lo gay.
El timbre despectivo en la voz de su madre, por lo general, sólo causaba risa. Con Jimin en su mente, le quitó el hambre. Taeyeon no era la persona más heterosexual del mundo, sus padres homofóbicos debían estar pagando una penitencia, no se le ocurría otra opción.
~
ya viene el lesbianismo 🤑
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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...