LXIII
Roseanne fue testigo del agarre de nalgas excesivo. Lo grabó con su teléfono. ¿Necesitaba pruebas para demostrar su punto? ¡Eso obtendría! A pesar de que cuestionaran su modo de conseguirlas.
Cuando Jeongguk empezó a pelear, Roseanne se perdió unos minutos en sus movimientos expertos. Siguió grabando por placer personal. Para ser sincera, no se esperaba que Jeongguk se dedicara a tal cosa. Siempre intuyó que en su adolescencia había sido rebelde, pero no con causas. Todavía tenía dudas.
Sin embargo, y aunque estuviera babeando por lo sensual que era Jeongguk en el ring, no pudo evitar buscar a Jimin. No entendía por qué, pero mirarla era como un espectáculo. Ella era encantadora, comprendía la razón de Jeongguk para follarla, pero no para permanecer y ser novias. Era una chica hueca; Roseanne, por otro lado, era más inteligente que el promedio, neozelandés y bilingüe. Roseanne era un gran partido, ¡¿por qué no la notaba?!
Entonces, un hombre llegó a la escena. Roseanne lo vio a través de la cámara de su celular. Era delgado y alto, más que Jimin. La agarró por detrás y ella se tensó. Le dijo algo al oído, a lo que Jimin asintió y lo siguió.
Tan rápido como había aparecido, el hombre se marchó, pero con Jimin entre manos. Reforzaba su teoría de que Jimin era una puta. Aunque bonita, del montón.
—Rubia, hola.
Roseanne volteó a mirar a la mujer que la saludaba. Era alta y grande.
—¿Perdón?
—Soy Blithe. Me gustas, ¿quieres un trago?
Roseanne se sonrojó. ¡¿Qué?!
• • •
Jeongguk reparó a El Toro con cuidado. El hombre tenía sonrisa de asesino. Al parecer, era exconvicto. La realidad, más que darle miedo, le causaba curiosidad. Dio golpes certeros mientras que intentaba recibir en lugares del cuello para abajo. La cara se hinchaba como la mierda y luego sería un lío explicar en su trabajo por qué le habían dado una paliza.
Volteaba a mirar a Jimin de vez en cuando. Ella hacía pucheros y tenía las manos en posición de rezo. Jeongguk la enfocaba y Jimin era un punto blanco en la multitud oscura. En un momento, vio que un hombre se le acercaba y le preguntaba algo. Jeongguk frunció el ceño, preocupada, al mismo tiempo que El Toro le daba un golpe en la nariz que la tumbó de lado. Los gritos de la gente eran ensordecedores; preocupada por Jimin, Jeongguk la volvió a ver, pero ella no estaba.
Su punto blanco había desaparecido. Se dijo que perder la calma no era lo ideal y continuó peleando con El Toro, quien, dos golpes en los huevos después, quedó hecho un ovillo en el ring. Ni siquiera esperó que se reconociera su victoria, salió corriendo en busca de Jimin.
¿En dónde estaba su punto blanco?
• • •
—Camina o te disparo.
Jimin estaba asustada. El hombre con voz de chica le apuntaba con un arma, ella podía sentir la boquilla de la misma a través de su ropa. Tenía miedo y sólo esperaba que Jeongguk la salvara sin involucrarse demasiado, ¡no quería que saliera dañada! Por eso caminó, apretando los puños. El hombre la tocaba más de lo que debería, pero no se quejó.
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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...