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LXVII
Los mismos ancianos de la recepción que recordaba, hablaban entre ellos en tailandés. Jeongguk carraspeó, tratando de llamar su atención. El tipo la observó con las cejas arqueadas.
—¿En qué les puedo ayudar?
—Estoy buscando a alguien —extendió su celular, mostrando una foto de Chaeyoung (que Jin le había pasado) en la pantalla—. ¿No la han visto?
—¿Esa no es-
La mujer le dio un golpe en el brazo al hombre—. Nunca la he visto, muchachita.
—¿En serio? Es importante.
Ellos negaron al mismo tiempo.
—Gracias. —hizo una reverencia respetuosa.
Sin embargo, Jeongguk quedó tentada por la actitud poco normal que el hombre había tenido. Asintió y actuó como si estuviera a punto de marcharse, pero esperó a que ellos volvieran a conversar para subir las escaleras.
Le llamó la atención que la mayoría de las habitaciones estuvieran cerradas, pero sin usar, ya que revisó. Una en particular sucia de sangre. Una mata de cabello negro la hizo sufrir un déjà vu extraño; sacudió la cabeza y decidió marcharse, pero el ruido proveniente del pasillo la obligó a permanecer en el baño.
—Ah, Chae, ¿cómo se te ocurre amputarle una parte del cuerpo? Tuve que venderla. —era la voz de un hombre joven cuya pronunciación del coreano era detestable. Acento idéntico al de los ancianos en la recepción, por lo que debía ser tailandés.
—Fue el pezón, estará bien.
¡Era la misma voz de la tal Chaeyoung!
Jeongguk encendió su celular y abrió el chat con Jin. Entonces, descubrió que no tenía señal. Los mensajes no llegaban. Carajo. Tenía que moverse más cerca de la ventana.
—¿Bien? Botó como un litro de sangre.
—Es una gata delicada, pero vale la pena follarla. Creo que le destrocé la vagina —ella rio y Jeongguk tuvo ganas de vomitar, ¿estaba hablando de Jimin?—. La preparé para ti, Max.
—El señor no me dio permiso para tomarla. Aunque... para ser sinceros, prefiero a la Barbie. Es más —silencio. De seguro estaba haciendo mímica—, ¿me entiendes?
—¡Hablas de Park Jimin! ¡Tiene cara de puta! Y esos labios... Desde que la conozco no dejo de pensar en ellos. Una lastima si el señor decide destruirla antes de prestarla.
Jeongguk, quien se deslizaba por la pared en busca de agarrar señal, frunció el ceño, enojada. Estaba asqueada por ellos y su conversación, pero que mencionara a Jimin la sacó de sus casillas.
Era el colmo.
Sus ojos conectaron con los del chico, los cuales se expandieron por el asombro, pero Jeongguk no le dio tiempo para gritar, ya que le clavó la suela de los zapatos en su rostro. Aprovechando que él estaba tirado en el piso, agarró a Chaeyoung del cabello y le golpeó la cabeza contra el piso. El estruendo le dio satisfacción. Un pequeño charco de sangre apareció en el piso, pero no había perdido el conocimiento.
—¿En dónde está Jimin?
—¿Qu-Quién mierda eres?
Jeongguk agarró la mano derecha de Chaeyoung y torció su muñeca en un ángulo antinatural. Antes de que gritara, jaló su lengua entre los dedos tatuados.
—Me dices en dónde está Jimin o te arranco la lengua de un tirón —las pupilas de Chaeyoung temblaron del terror. Nunca había visto a una persona tan terrorífica como aquella mujer que no terminaba de distinguir—. Responde: ¿Me dirás? —Chaeyoung asintió y Jeongguk golpeó sus mejillas, soltándola.
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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...