LXXIV.

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LXXIV

El cumpleaños de Jeongguk se acercaba, por lo que Jimin estaba pensando en qué hacer para su novia.

Taeyeon y Heesook se inclinaban por la idea de una celebración más privada, mientras que Jimin pensaba seriamente en hacer una fiesta sorpresa e invitar a Yoonji, así que acudió a Namjoon, quien no le dio permiso de inmediato.

Su salud física había mejorado considerablemente, pero la mental no tanto. Se negaba a hablarlo con alguien, no quería preocupar a Namjoon, pero él se daba cuenta y por eso le hacía ilusión la emoción de Jimin.

—¿Y qué tienes pensado? —Namjoon se rascó la mejilla.

Estaban en el estudio, o «Cocina» de Namjoon, pero Jimin no se detuvo a detallar la cantidad de aparatos interesantes. Planear el cumpleaños de Ggukie era más importante, por supuesto.

—Uhm... Un día en familia. Jin, Tae, Heesook, Yoonji, tú y yo. Tiene un hermano, pero no vive en Seúl. Y de sus papás no tengo idea —Jimin torció los labios, cayendo en cuenta—. ¿Qué dices?

—¿Gastaremos mucho dinero?

—¿Creo? ¡Es importante! Ggukie nunca ha tenido un cumpleaños en familia.

Namjoon suspiró—. ¿Y yo qué gano con esto?

—¿Que vaya al psicólogo? —tentó Jimin, haciendo sonreír a su hermano.

—Eso es manipulación, pero bien, acepto. Habla con Jin, él lleva las finanzas.

—¡¿En serio?! Ahhh, te amo, oppa~.

Namjoon se dejó estrujar por los bracitos de su hermana. Cuando ella se marchó, él se quedó pensando en lo linda que estaba. Al menos ya se arreglaba, pero no mostraba la piel que acostumbraba.

• • •

La mañana del primero de septiembre, decidió ir de compras con Heesook, quien era la única persona en el mundo capaz de aguantar su ambivalencia, tal vez porque eran muy iguales en tal aspecto.

La idea de Jimin no se quedaba en hacer una fiesta sorpresa para Jeongguk, sino también para su hermano, aprovechando que ambos cumplían el mismo mes, con apenas doce días de diferencia. 

—Te ves muy linda el día de hoy, Hobi. —Jimin sonrió, agarrando la mano de su amiga.

—¿E-En serio?

—¡Por supuesto!

A Jimin le agradaba hacer sentir bien a las personas. Ella, en lo personal, disfrutaba de los cumplidos de sus allegados, por lo que era su naturaleza soltar comentarios positivos a sus seres queridos. Heesook lo tenía claro, pero no por eso le dejaba de parecer tierno. Era golpecitos en la espalda a su autoestima, que había quedado maltratada desde su «ruptura» con Yoonji.

—Y... ¿Qué piensas regalarle a Jeongguk?

—No lo sé... ¿Un lienzo? O tal vez pinceles, ¿es predecible?

—Diría que práctico —dijo Heesook, arrastrándola hacia una tienda de cosméticos—. Ella es una chica... Al parecer le gusta delinearse los ojos, ¿qué tal un... delineador? —levantó el objeto en cuestión.

—¡Es buena idea!

Jimin terminó llevándole también un labial rojo. Pensaba en que le quedaría bonito en los labios.

Después, se dirigieron a una tienda deportiva. Compró un par de pantalones cortos para Namjoon, ya que tenía piernas musculosas —según Jimin le quedarían de infarto—, y unos guantes de boxeo para Jeongguk.

(extra)Ordinaria | KookMinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora