XXIV
Yoonji esperó a que Jeongguk se marchara para rebuscar en todo el pequeño lugar. No encontró una mísera moneda.
El dinero que había tomado prestado a Heesook no le alcanzaba para un poco de heroína. Se mordía constantemente los labios, arrancándose los cueritos sueltos. Esperaría que Jeongguk regresara y le pediría el resto.
Sí, a esperar...
Si tan sólo no estuviera tan desesperada.
Un poco de heroína. Eso requería su sistema. La morfina no se sentía tan bien como lo había hecho su preciada Dama Blanca.
Al final, se decidió por salir.
Vagar sin rumbo fijo por el barrio en decadencia, observar a los niños casi desnudos jugar fútbol en la calle, borrachos dormidos en los andenes y mujeres con bebés de brazos pidiendo limosna.
—Eh, pero qué belleza tenemos aquí —escuchó a sus espaldas y se congeló, sus ojos abriéndose hasta el tope—. Una bonita flor.
Yoonji odiaba sentir miedo. Pero no podía controlarlo. Lanzó una pequeña carcajada y escupió a un lado de aquellas botas que le habían pertenecido a Heesook.
—Estoy buscando un punto. —avisó, dándose la vuelta.
Lo recibió la figura de un chico larguirucho y de piel bronceada. No lucía como un acosador, pero Yoonji no bajó su guardia.
—Justamente soy un hilo.
—¿Eh?
El chico sacó de su bolsillo una bolsita con flores coloridas en el plástico y se la extendió. Dudó en tomarla, pero lo hizo. Luego de examinarla, comprobó que sí era heroína.
—Dama Blanca, ¿no quieres?
—¿Cómo sabes...?
—Sé reconocer una yonqui cuando la veo —se encogió de hombros. Yoonji lanzó una risita sarcástica—. ¿Me equivoqué?
—No... —se relamió los labios—. Hacía mucho que no la veía tan... blanca. Se nota exquisita.
—Lo es. ¿Cuánto tienes? A la primera compra soy flexible. Por cierto, soy J-Hope. —le extendió la mano y Yoonji la estrechó.
• • •
Heesook se había dado cuenta de que Yoonji no estaba cuando salió del baño. Había una nota con una caligrafía muy fea en su almohada.
Gracias por ayudarme. El dinero te lo pagaré.
Se sentó en el colchón, observando a su alrededor.
Esa noche no durmió. Esperaba que, por alguna pusilánime razón, Yoonji regresara.
El día siguiente, mientras su profesora de Diseño Arquitectónico hablaba, Heesook dibujaba en una esquina de su cuaderno un rostro redondo y de ojos alargados que no se esfumaba de su cabeza.
Cuando el timbre sonó y se puso de pie, una chica delgada apareció. Lisa. Rodó los ojos e intentó marcharse, pero la chica no la dejó ir, agarrándola del brazo.
—Oye, espera. —murmuró, casi suplicando.
Heesook notó que se veía diferente: Demacrada. Con un pantalón de sudadera ancho y una blusa dos tallas más grandes que la que acostumbraba a usar. Sin embargo, no le dio lastima. Sólo provocó indiferencia.
—¿Qué pasa?
—Y-Yo —sus ojos se cristalizaron—, ¡lo siento, unnie! Yo no quería, pero-
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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...