LXXVII
Taeyeon tenía bolsas oscuras debajo de los ojos. Jimin hizo un puchero, acostándose a su lado.
—Mañana es EL EXAMEN, y nos negamos a dormir. —Jimin se quejó.
—Sí, pero tenemos distintos motivos. Tú, por tus pesadillas; yo, por los nervios.
De hecho, hacía un tiempo que no tenía pesadillas. Dormía cual ángel, y lo único que la «molestaba» era Mickey las veces qu Yoonji decidía dejarlo en su casa.
Aunque molestia no era la palabra para describirlo.
De repente, su celular sonó y ella lo tomó: Ggukie, decía en la pantalla.
«Espero que te vaya bien mañana en el examen Suneung. Tenía pensado ir a animar a mis alumnos, pero no quiero desconcentrar de ningún modo. Te quiero 💜»
Jimin tapó su chillido contra la almohada.
—¿Estás bien? —preguntó Taeyeon. Su celular recibiendo un mensaje la distrajo— Vaya, es Jeongguk deseándome buena nota y poniendo presión sobre mis hombros. Soy la mejor estudiante que conoce, dice.
—Eres inteligente y dedicada. Es obvio que te irá bien... Por otro lado, yo...
—Somos esclavos del sistema educativo coreano. Esclavos del estudio y de que, de forma injustificada, la nota de un examen de ocho horas defina toda tu vida. En primer lugar, a qué universidad entrarás no debería ser tan relevante. Aumenta la brecha social.
—Te has juntado mucho con Yoonji~. —Jimin se rio.
Taeyeon rodó los ojos, pero no lo negó. Podía o no estar muy al pendiente de las letras anarquistas de su hermana.
• • •
Había mucha gente agrupada en frente de la escuela. Jimin reconoció a varios estudiantes de los años anteriores. Les sonrió por educación y sus pupilas casi se volvieron corazones.
—Los flechaste. —Taeyeon rodó los ojos.
—¿Eh? —Jimin ladeó la cabeza, confundida.
Taeyeon ni siquiera se sorprendió. A pesar de que Jimin ahora parecía más al pendiente de su físico encantador, se negaba a creer que las personas se perdían en su belleza extraordinaria con tan sólo una sonrisa. Le parecía tierno, pero un tanto ilógico. Ayudaba recordar que Jimin era idealista por naturaleza, así que tendía a convertir su realidad en un cuento de hadas en el que todos eran buenas personas. Por fortuna, la tenía a ella. Y a Jeongguk, cómo negarlo.
—Ah, ya quiero que acabe. —se quejó, abrazándose a sí misma.
El mes de noviembre era muy estresante para los estudiantes de último año por dos razones: El frío, y el examen Suneung.
Quitándose una hoja que cayó encima de su cabello negro, Jimin murmuró—: No estoy segura de hacerlo bien...
Taeyeon le dio un beso en la frente. Aunque Jimin trató de abrazarla, ella la apartó. Sabía que su amiga necesitaba apoyo, pero no ese, sino palabras de aliento.
—Mírame, lo harás bien. —la tranquilizó.
A veces le gustaba un poco la dependencia de Jimin, pues le permitía tenerla a su alrededor todo el tiempo. Sin embargo, era lo suficientemente madura para distinguir lo terrible de aquel sentir. De todas maneras, Jimin estaba aprendiendo a paso de tortuga a estar sola.
—Te amo~. —Jimin le sonrió.
Taeyeon ya no sentía su corazón romperse cuando recordaba que lo decía en un plano amistoso. Ella también estaba avanzando, después de todo.
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(extra)Ordinaria | KookMin
FanfictionPark Jimin es una niña superficial que definitivamente no debería resultarle extraordinaria. Hasta que lo hace, y Jeongguk se encuentra a sí misma pululando a su alrededor cual satélite. O en donde Jimin y Jeongguk son alumna y profesora respectivam...