3| los chicos

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- parece que le comieron la lengua los ratones...- comentó el castaño de ojos verdes, con su vista clavada en su celular.

- mejor dicho, los zorros- corrigió otro, este tenía pelo gris y expresión desinteresada.

todos en la sala soltaron unas risitas y asintieron ante el atinado comentario.

- chicos, modales, por favor- cambió su mirada hacia los dos jóvenes que comentaron anteriormente, estos solo bajaron la mirada, avergonzados- seremos traficantes y maleantes, pero quiero pensar que tenemos educación.

- Kita... quizá si nos presentamos, nuestra invitada entre en confianza- aconsejó un moreno, sin intenciones maliciosas y con una voz gentil y respetuosa.

el mencionado asintió, poniéndose de pie, revelando así su estatura y sus prendas. Un impecable traje negro sumamente costoso y elaborado a la medida. le extendió la mano, invitando a sostenerla con la suya.

- ¿eso te gustaría, angelito?- preguntó, manteniendo contacto visual.

la joven apenas caía en cuenta del peculiar apodo que se le había puesto, al menos viniendo del jefe. ¿por que angelito? ¿por que era tan cuidadoso con ella?

la chica, asintió suavemente, sujetando la mano del contrario, y acercándose a el. pensó, quizá, que si obedecía y decía que sí a todo, estaría a salvo y al menos podría mantenerse con vida.

- eso es, ven aquí... no tienes nada que temer- susurró, colocándose detrás de ella y sujetándola por los hombros. sin que ella se diera cuenta, miró a sus acompañantes y les asintió, indicando que podían empezar a presentarse.

- Ojiro Aran, señorita- el primero en hablar fue el moreno, estrechando su mano con la de la chica. Sus labios gruesos y ojos vividos le dieron paz a la chica, o al menos, lograron reducir sus nervios.

- Rintaro, Suna Rintaro- el castaño de ojos verdes se puso de pie, aún sosteniendo y mirando intensamente su celular. apenas pudo notar que el muchacho tenía perforaciones, en sus orejas y nariz. no se dignaba a mirar a nadie en la sala, lo cual le hacía desconfiar mucho de él.

- Omimi- sin más y con hostilidad, así respondió el hombre pelinegro que anteriormente le había causado un susto.

- Atsumu Miya, este de aquí es mi hermano el retrasado- un rubio con el cabello mal teñido y descuidado saludó con energía, señalando a su hermano, que solo lo miró irritado.

- Osamu... solo soy Osamu- corrigió molesto, dándole una patada en la espinilla a su hermano para que volviera a sentarse. Y sus diferencias eran tales, que podría asegurar que eran gemelos. lo único que les distinguía era el color de cabello, por supuesto, y las expansiones en los oídos así como los piercings: Osamu, tenía expansiones más largas, y en cuanto a Atsumu, el solo tenía un piercings en su lengua.

en las esquinas del cuarto, y alejados de la mesa, estaban dos jóvenes, parecían ser más chicos que los anteriores.

- ellos son Akagi y Ginjima, mis guardaespaldas- señala el peli blanco en un susurro, lo que le hace estremecer al sentir su aliento tan cerca de ella.

el trato había sido que, si ellos se presentaban ella igual lo haría... y tenía que cumplir, pues no quería saber que consecuencias traería si no obedecía.

-y/n...- ni ella misma entendía de dónde salió tanta fuerza vocal en su voz, como si quisiera que alguien la escuchara.

- lo sabía, tienes una voz exquisita, angelito mío- comentó satisfecho, caminó hacia el ventanal, escondiendo sus mano detrás de él.

- no me has dicho tu nombre- dijo la chica, mirándolo con curiosidad. ya estaba cansada de misterio, quería respuestas.

y las obtendría.

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holaaa! aquí les dejo el tercer cap de esta bella historia. espero que les haya gustado, ya saben, dejen su estrellita y un bonito comentario, que se agradece mucho.

nos vemos en el siguiente capítulo! bye bye! <3

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora