28| mentiras piadosas

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—¿y tú qué haces aquí?— preguntó y/n indignada, zafando el firme agarre de Kita.

— ¿acaso no puedo visitar al amor de mi vida en el trabajo?— inquirió el peliblanco, tomando asiento en una mesa.

— ¡es diferente Kita! ¿que pasa si alguien te ve? ¿o si te reconocen?— la joven desbordaba angustia en sus acciones.

— nadie sabe quien soy y/n, relájate— Kita sujetó uno de los dedos de la joven y acarició este para asegurarle lo dicho— mi rostro no está en los noticieros, no tienes de que preocuparte.

Aquello último salió en un susurró, ahora extendiendo sus caricias a la muñeca y dorso de la mano de la joven.

Un curioso Oikawa apenas vio el trató tan cariñoso del hombre con su amiga, comenzó a sentirse incómodo de verlo. No por el claro, sino porque su compañera parecía estresada y aquel hombre estaba tocándola y susurrando cosas al oído.

¿Acaso es el día de recibir clientes cretinos?

Y/n desvío la vista preocupada, y miró por breves segundos a Kita. Podía sentir el aura enfurecido y de pelea detrás de ella, y ya sabía quien los miraba furioso.

— te traeré algo de beber, espera aquí— ordenó la joven y se alejó a paso veloz de Shinsuke que todavía admiraba el cambio de emociones de su chica. Furiosa, nerviosa, alegre y apasionada, en cualquier modalidad seguía luciendo hermosa.

Apenas entró de vuelta a la cocina, fue directo al lavamanos y se mojó el rostro para bajar el sonrojo acalorado en sus mejillas. Reguló su respiración y sujetó con firmeza el trapo guardado en su delantal y procedió a golpear con el pedazo de tela la barra metálica de la cocina.

Odiaba enojarse y que en cuestión de segundos con una sola caricia todo ese enojo se interrumpiera, se sentía insatisfecha.

preparó ella misma un café descafeinado con leche, tomándose su tiempo mientras analizaba a los clientes y como pasando el tiempo, la cafetería se vaciaba con normalidad. Kita ni se inmutaba o preocupaba por su alrededor, seguía ahí sentado observando su celular y al pendiente de lo que sucedía fuera del negocio.

— ¿quien pidió ese café?— preguntó molesto Oikawa. Su molestia era más por el hecho de que ya iban a cerrar y casualmente el único hombre que seguía ahí, era Kita.

— un cliente que acaba de llegar, obviamente— respondió con sarcasmo, sujetando con delicadeza la taza de cerámica entre sus manos.

— puedo atenderlo yo, tú ve a descansar— sugirió con un tono de voz más suave, repentino cambio en el.

Pero y/n se negó sin dudarlo y se alteró mucho más.

— ¡No no no! Digo- no es necesario, puedo hacerlo yo Tooru— Su voz a la defensiva la delato, y por instinto esquivó a Oikawa y se encaminó hasta la mesa de Kita.

y/n no quería involucrar y arriesgar la seguridad y bienestar de sus amigos y colegas de trabajo por una aparición sorpresa de un amable mafioso que actúa con la razón. No porque le tuviera miedo a Kita o a sus hombres, pero temía que ellos se involucraran por error en alguna otra mafia rival o cosas como aquellas que pintan en las series policiales.

Se topó con pared cuando vio a un emocionado Bokuto, hablando como si fueran amigos de toda la vida con Kita.

— y/n nunca nos habías dicho que tu pareja era un sugar daddy— gritó emocionado el chico.

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora