White Violin || Shinsuke. K

79| la verdad duele

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— Yo no tengo nada que hablar contigo... no tengo nada que decirte. Todo ya te lo dije.— Respondió Y/n, a la defensiva. Aún no sabía con certeza que sentía al verlo después de un tiempo de no saber absolutamente nada de él.

Por un lado, quería abrazarlo y correr hacia el... por otro lado, quería soltarle una cachetada por lo que le hizo. Ambos se quedaron en silencio. Juntos recolectando en sus mentes y lenguas las palabras que pronunciarían, debían de ser sabios y certeros con lo que saldría de sus bocas en esta conversación, si es que se daba la oportunidad.

— Osamu está bien, ya despertó. Quiere verte, quiere disculparse por... por no cuidarte bien esa noche— Kita es el primero en decir algo.

Si. Y/n estaba enterada de que Samu no estaba muerto al parecer como ella por mucho tiempo lo creyó. Supuso que era el número de Kita quien había mandado el mensaje, solo leyó y borró la conversación para seguir ignorando su existencia. Se alegró de la noticia, pero eso no justificaba ni cambiaba las cosas.

— Da igual. No quiero verlo. No quiero ver a ninguno de tus amigos— espetó con resentimiento, sujetando con fuerzas su paraguas,— ¿A que viene lo de Samu?

— Si no quieres hablar esta bien, hablaré yo entonces— respondió Shinsuke, acercándose más a ella, Y/n dio unos pasos hacia atrás para seguir cuidando su distancia de Kita— Al menos quiero que me escuches.

— Mira no se que te dijo el bastardo de Ushiwaka, pero vengo a decirte la verdad. Mereces saber la verdad, estuviste tan metida en esto que... que es lo mínimo que debes saber— comienza a hablar el peliblanco. Las palabras se atoran en su boca, le cuesta trabajo revelar tantas cosas, abrirse en un tema tan delicado es algo peligroso pues lo vuelve vulnerable, y detesta que lo vean como un ser humano vulnerable.

— Hace años, cuando me metí de lleno a este mundo, trabajaba en equipo con otros dos hombres: Ushiwaka y Kuroo Tetsuro. Cada quien era bueno en lo suyo. Nuestro maestro era un tremendo hijo de puta, nos crió para ser sus sucesores; Para Tsuyoshi, vender droga, cobrar derecho de piso, traficar armas y esas cosas ya le generaba pocas ganancias, y buscó otro mercado... tráfico de personas. Sabía que ni yo ni Kuroo apoyaríamos esa decisión, pero Ushijima si y trabajaron en ese plan a nuestras espaldas, o eso intentaron. Cuando nos enteramos, juntamos a nuestros chicos y nos revelamos; Destruimos la mafia que habíamos formado, yo asesine a Tsuyoshi por motivos personales, pero los demás insistieron en dejar vivo a Ushiwaka.

Shinsuke hizo una breve pausa para analizar las expresiones de Y/n; aún tenía cara de no creerlo, de no creerle a él. Así que continuó con la historia.

— Antes de liberarlo, dejamos en claro los 3 que ahora cada uno tenía independencia e hicimos un pacto: No involucrarse en los asuntos y negocios del otro. Sabíamos que si lo hacíamos, eso causaría un conflicto en toda la ciudad. Cada quien siguió por su lado durante muchísimos años... yo sabia donde estaba Tetsuro y su mininos, como los llama. No perdí contacto con él. Pero con Ushiwaka fue distinto, el se desvaneció por completo y le perdí la pista. Pensé que había dejado el tema del tráfico de personas por la santa paz, pero me equivoqué.

El día que te conocí... Para empezar yo ni siquiera se que hacía caminando por esa calle, pero escuché música y decidí entrar al auditorio a ver a la orquesta que tocaba. Y entonces apareciste tu. Tan bonita y talentosa, me cautivaste Y/n. Después de esa primera vez, traté de frecuentar ese auditorio solo con la excusa de ver a aquella misteriosa violinista... Desde que te vi, perdida en las cuerdas de tu violín, supe que me enamoré de ti. Quería que fueras mía, que sólo tocaras para mi; quería meterte en una cajita de cristal para que no salieras y solo estuvieras conmigo. No tenía el valor ni el coraje para acercarme como cualquier hombre normal a cortejarte, así que sólo te admire de lejos durante mucho tiempo.