White Violin || Shinsuke. K

61| interrogatorio

¡Descripción de un ataque de pánico!

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El sonido constante del monitor de signos vitales rompía el esquema del silencio perfecto en el cuarto; en la cama, un joven con vendas rodeando su cabeza, entubado hasta la garganta, manos de porcelana con agujas incrustadas en su piel para poder pasar medicamento y registrar cualquier pequeño cambio en su actividad cardiaca y cerebral.

Es una imagen cruda que Atsumu nunca imaginó ver.

Osamu tenía una vida por delante, un sueño que cumplir, una lealtad que debía pagar. Es cierto que lo desespera desde que eran niños, las peleas que todos los hermanos tienen no sobrepasan el día o tal vez dos. Su voz irritante, sus golpes para mantener a su gemelo en la realidad, sus ojos en blanco por cada estupidez que salía de Atsumu... Llevaba casi medio mes en silencio y soledad.

Después de ciertos días, no ha dejado de hablarle, es terco y perseverante, eso siempre molestaba a Osamu pero creía fielmente qué tal vez podía escucharlo y que así cuando despertara pudiera estar a tanto de todo lo que se ha perdido.

— Miya-san, tiene una visita.

La dulce y gentil enfermera se asomó en la puerta, su voz suave distrajo a Atsumu de su relato. Era un día de suerte, tal vez Kita o incluso el antipático de Suna quería ver el estado de su hermano.

— No puedo dejarlo sólo— responde el rubio, se niega a tener compañía en la misma habitación. esa palabras raspan su garganta en cuanto son pronunciadas, aún carga con una culpa que no merece.

Entonces, la linda uniformada entra al cuarto y se sienta a los pies de la cama de Osamu, viendo conmovida una de las manifestaciones de amor más puras y honestas que pueden existir: la hermandad.

— Yo cuidaré de él, vaya con calma.

Eso gratifica y tranquiliza a Atsumu, quien al ver la sinceridad en la joven acepta no sin antes avisarle a su hermano que saldría por unos minutos.

— No vayas coquetear con ella, eh Samu.

La enfermera ríe, se nota que la relación de ambos eres de muchos tira y afloja.

El gemelo se dispone a salir hasta la recepción, camina con calma y se detiene dos minutos en la máquina de café más cercana antes de ir a preguntar quién lo solicita.

No hay nadie sentado en las no tan cómodas sillas de la sala de espera, al menos no alguien conocido de sus colegas. Se desilusiona al ver que Rintaro no ha venido desde el día del incidente, Aran está muy ocupado y Kita... bueno, por lo que le dijo Omimi se mantiene con un perfil todavía más bajo.

— ¿Atsumu Miya?

Apenas da media vuelta y está seguro en volver al cuarto, un tercero le habla para llamar su atención. Es un policía.

"Oh mierda" piensa el gemelo.

— ¿Si?

— Sawamura Daichi, jefe de la policía. ¿Me permite hablar con usted?— pregunta con cortesía el uniformado de buen ver.

Atsumu siente que el café deja de saber en su boca, que su estómago está vacío y se hunde y que sus palmas de las manos se encuentran más sudorosas de lo usual.

— Por supuesto.

Ambos atraviesan la puerta eléctrica de urgencias y se detienen en algún punto del estacionamiento del hospital.

— Es sobre el incidente de su hermano, Osamu. ¿Podría decirme qué pasó?— inquiere Sawamura, se mantiene sereno y con una libreta de bolsillo en mano, un lapicero que atraviesa el resorte de esta.