White Violin || Shinsuke. K

75| villano

*: ･ ﾟ ✧ *: ･ ﾟ ✧ *: ･ ﾟ ✧ *: ･ ﾟ ✧ *: ･

Daichi no esperaba este desenlace a su búsqueda implacable, era una sensación amarga que al mismo tiempo lo reconfortaba; seguía viva, había vuelto, ¿pero en que condiciones? Se sentía un idiota, un inútil por no poder encontrarla por su propia cuenta, que ella sola haya salido de -lo que sea que haya vivido- debió ser muy difícil de soportarlo y lograrlo. No quiere imaginarse toda su desesperación, sus lágrimas, su frustración... en sí, le da miedo pensar en todo el dolor que Y/n seguramente padeció al estar desaparecida.

Así que ahora solo se aferra al delgado hilo de esperanza de que su salud esté fuera de peligro y pronto se puedan esclarecer las cosas tanto para él, como para sus amigos y su familia.

— Oficial Sawamura— llama la doctora, luciendo una bata impecable y con un semblante tranquilo.

El policía se incorpora de inmediato, a paso veloz se acerca hacia la especialista. Bokuto, Akaashi y Aone igualmente se ponen de pie, pero se quedan atrás.

— Ella esta bien, ¿verdad?— pregunta Sawamura, desesperado por obtener la más anhelada respuesta.

La doctora asiente,— Dentro de lo que cabe: tiene cortes y algunas laceraciones menores en la planta de sus pies, piso objetos puntiagudos o cortantes, como vidrio o rocas por mucho tiempo— explica de forma paciente y continua— encontramos signos de quemaduras en una de sus muñecas, quemó un poco la piel pero nada de que preocuparnos.

Daichi miró hacia el cuarto en el que se encontraba Y/n, tumbada en la cama, dormida por el sedante que le habían aplicado para tratarla y examinarla. Lucía tan cansada, agotada física y mentalmente, como si no hubiese dormido en días.

— Más allá de eso, no hay indicios de golpes, deshidratación, tortura o abuso sexual— concluye la doctora.

Un alivio enorme ahogó por fin la pesadez y preocupación del policía.

— Pero tenía sangre, ¿qué hay con eso? ¿no tiene alguna otra lesión?— inquieto, Daichi expresa que algo no cuadraba con lo que le decían.

— No era suya, sorprendentemente. Mandaremos a analizar y averiguar de quien puede ser, pero al menos no viene de ella. Se desmayó por el bajón de adrenalina o del shock, está fuera de peligro y podrá salir en unos días más.

Sawamura suspira,— Gracias doctora, se lo agradezco mucho.

Así, el policía se dispuso a entrar al cuarto, se percató cuando se sentó a un costado de sus piernas de la quemadura en su muñeca; acarició esta herida, con cuidado y gentileza, solo quería brindarle la paz qué no pudo asegurarle en mucho tiempo. La miró, con todo el amor y cariño que alguna vez le tuvo, todo esa ternura regresó al verla y sentirla tan débil e indefensa. En su interior se maldice y es el culpable de no haberla encontrado y mucho menos protegido; lamenta haber terminado con ella, lamenta no haber estado ahí y detenerla cuando conoció a ese hombre Kita. Ahora es cuando se decide a hacer lo que, en ese momento, tanto le aterraba: darle prioridad a la mujer que amaba por encima de su trabajo.

— Aún tienes tus dedos callosos...

Esta despierta. Y/n está despierta y esta viendo como le da cariños a su muñeca.

— ¿Como te sientes?— es lo único que logra salir de su garganta y que logra impedir la salida de un sollozo.

— Segura. En casa. ¿Y tú?— pregunta con voz entrecortada y aún adormecida.

— Como el hombre más idiota del planeta tierra. Como un inútil y fracasado, pero agradecido de que ya estás de vuelta.

Y/n logra sonreírle, había olvidado como se sentía estar cerca del jefe de policía y la paz que usualmente transmitía.