33| Shinsuke

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sin duda el niño al más mínimo rasguño visitaba a su vecina. Pronto todas esos moretones y quemaduras comenzaron a sanar, dejaron de doler y hasta su tono de piel adaptó un color rosáceo en lugar de violeta.

La llegada de la sra. Kita había traído consigo muchos momentos tranquilos para el niño, al menos claro en lo que Neva no estaba en casa. La rutina de la joven también cambio, ahora también dejaba solo al niño por casi toda la noche.

Pero eso mismo llamó la curiosidad de la vecina; los incesantes gritos, las constantes peleas, el llanto del pequeño y hasta los crujidos de la vajilla rompiéndose. No había duda que el pequeño vivía en un ambiente de todo menos adecuado para el.

Varias veces había intentado entablar conversación con Neva, intentos fallidos que concluían en ser ignorada o en que simplemente la mandaba por un tubo.

No tardó en sacar sus propias conclusiones. El niño sufría de una negligencia y abusos tremendos, no se necesitaba ser tan inteligente como para darse cuenta de lo que se ve en su pequeño y delicado cuerpecito, en su manera de actuar y hasta en su forma de relacionarse con las personas.

Deseaba ayudarlo a salir de ese ambiente tan tóxico en el que era criado, pero sin pruebas o la confianza del niño, no podía hacer mucho.

— ¿ya comiste algo muchacho?— preguntó la señora, llevándole un sándwich de jamón al niño. El pequeño se negó y aceptó gustoso de la comida.

sus brazos ya no tenían golpes, ahora su mejilla derecha tenía un gigantesco moretón y su labio partido apenas curándose.

— ¿te volviste a caer?— preguntó al verlo. el pequeño asintió al instante y desvió su mirada hacia el pan.

— los cristales y la sal blanca de Neva me hacen ser torpe— explicó en voz baja el niño. La señora se quedó helada en su lugar.

— ¿Neva tiene esas cosas a tu alcance?— inquirió preocupada, siendo cuidadosa con sus palabras para no alarmar al niño.

— ella los crea y vende, también tiene unas plantas que huelen bien pero me dan mucho sueño cuando las pone como incienso— respondió con un trozo de pan en su boca.

la señora se arrodilló a su altura, y sostuvo sus manos junto con las del niño. Lo miro con dulzura, con amor y compresión, sus ojos transparentes le suplicaban que le dijera la verdad.

— ¿Neva te golpea verdad? ¿ella te deja así?— preguntó. El pequeño se quedó paralizado, una expresión de terror en sus ojos, sus manos temblando y su respiración agitada. ¿como es que la señora se enteró de lo que le hacía?

más allá de eso, no hubo respuesta.

— muchacho, un niño no merece el trato que Neva te da, eso no está bien. Quiero ayudarte, pero me tienes que decir la verdad, ¿entiendes?— explicó la mujer.

sus palabras acariciando su alma, pero las palabras y amenazas de Neva lo petrificaban por dentro. No pudo sostener su mirada y comenzó a llorar con mucho dolor.

— no puedo, me matará si digo algo— sollozo el pequeño, soltando la mano de la señora y aferrándose a su peluche de rata.

— cariño, no permitiré que esa mujer te vuelva a poner un solo dedo encima, ¿confías en mi?— aseguró la vecina.

"no confíes en nadie"
"pero ella no parece mala"
"obedece a Neva y no digas nada"
"pero ya estoy cansado de lo que me hace"
"este es tu hogar"
"no se siente como uno"

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora