White Violin || Shinsuke. K

66| amargo reencuentro

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— Y/n, despierta.

La suave y aún adormilada voz de Semi interrumpió el valioso sueño de la joven. Extrañada, abrió los ojos y pudo darse cuenta, a simple vista, que el chico estaba vestido con una chamarra y ahora ya no trae puesto ese molesto short gris que siempre, irremediablemente usaba de pijama.

Se incorpora en la cama, cansada y sin mucho ánimo de hacerle caso a su captor, pero de un fuerte tirón de brazo, logra despertarla totalmente y de golpe para casi arrastrarla por todo el departamento hasta sacarla a los pasillos y hasta el elevador.

— ¿Que haces Eita? ¿A donde vamos?— el chico no responde, solo la ve por unos segundos y le pide con un gesto sobre sus labios, que guarde silencio.

Presiona uno de los botones del elevador, con las iniciales "SB" y esperan ambos pacientemente a que lleguen a su destino.

— Me estás asustando Semi, dime qué pasa— suplica Y/n, interponiéndose entre la puerta aun cerrada y él.

— Confía en mi, ¿si?

Esa primera palabra hace eco en su mente. Confianza. La última vez que le cedió y confió su vida y bienestar a alguien, bueno, acabó siendo raptada y torturada por los rivales de esa misma persona.

Es extraño que Eita, que sabe que tan valioso es la hora de sueño de Y/n, la haya despertado y venga con ella, solos y en totalmente sigilo a quien sabe dónde.

Llegan al subterráneo y su corazón late cada vez más rápido a medida que avanzan; sigue oscuro, aún se siente húmedo y frío, esta vez no hay carros o camionetas estacionados. Ese tan familiar armario de intendencia hace que se emocione, ahora entiende porque están aquí pero tiene que disimular que no conoce este lugar y es su primera vez aquí.

— ¿Que hacemos aquí?— pregunta nerviosa, sus brazos cruzados y abrazándose a ella misma para intentar dar calor a su cuerpo.

— Quiero enseñarte una cosa, quédate detrás mía— responde y le enseña unas llaves, ansiosa comienza a jugar con sus dedos y pellizcar la piel de sus muñecas, un hábito común de ella que solo sale cuando tiene sabe que esconder algo. Mentir, básicamente.

Al abrir la puerta y apenas con la tenue luz de una bombilla a punto de fundirse, se deja ver a su acabado y demacrado amigo, hablando solo y delirando sobre su familia.

— ¡Oikawa! ¡Por dios que te hicieron!— No titubea, no duda y corre sobrepasando a Semi, y se arrodilla delante de su mejor amigo, acunando su rostro escuálido pero inflamado y morado entre sus manos.

— Creo que hay alguien aquí conmigo, Kane.

Eso rompe por completo la valentía y fortaleza que Y/n había logrado formar en tan solo unos segundos. Kane es la hermana mayor de Tooru, y se despedaza su corazón por completo al escucharlo hablar solo y 100% convencido de que su hermana habla con él.

— Soy yo, Y/n. Estoy aquí Tooru— habla con un nudo en la garganta quemando y desgarrando sus cuerdas vocales. Sus ojos se inundan y a medida que analiza el estado en el que se encuentra y empeoró su amigo en cuestión de días, siente que todo se va a desbordar.

Los ojos apagados y repletos de confusión del chico se conectan con los de ella, y entonces regresa al mundo real, totalmente lúcido reconoce y siente, asegura que esta vez Y/n no es un producto de su imaginación y enserio esta ahí para él.

— ¿De verdad eres tú? ¿Cómo llegaste aquí?

Y/n sonríe amargada, no quiere hablar con Oikawa, solo quiere ayudarlo con algo: a disminuir su dolor, escapar o tan solo hacer que se olvide de lo ultimo que ha vivido.