17| no lastimaría ni a una mosca

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una fresca y helada brisa azotó con suavidad el rostro de y/n, provocándole escalosfrios y que se moviera en repetidas ocasiones, buscando nuevamente la posición perfecta e ideal para seguir durmiendo.

algo faltaba, el lugar al lado de ella se sentía extraño y solitario. finalmente optó por rendirse, y se incorporó aún somnolienta en el borde de la cama; miró a su costado, comprobando lo que antes había pensado. Kita ya no estaba.

vaya, mínimo estaba esperando un beso de buenos días.

dejó de lado ese hecho, que francamente la entristeció un poco, pero quería verse prudente y comprender que así como todos los demás, Kita tenía mejores cosas que hacer.

Hizo su habitual recorrido en el baño, dándose una ducha tibia para comenzar el día mientras su cabeza formulaba un par de tonadas, que para su gusto, podrían funcionar bien si las plasmaba en violín.

La pereza siempre era más grande que su propia voluntad, más aún recién levantada. Decidió escabullirse en la habitación de Kita, husmeando en el closet y solo usar una de las camisas recién lavadas y planchadas que se encontraban colgadas dentro de este.

Caminó descalza por el pasillo, escuchando el sonido del aceite en la estufa, y la usual voz de Emiko... que extrañamente parecía tener la compañía de dos hombres.

- Buenos días Señorita, el desayuno está listo- saludó la mucama apenas notó la sombra de y/n alzándose en el suelo.

Correspondió el saludo con una sonrisa, enfocándose en los dos hombres que se encontraban sentados en el comedor, también disfrutando de las delicias de Emiko.

- buen día señorita Kita- el rubio mal teñido habló, tuteandola como si hubieran sido amigos de toda la vida.

su hermano, el de pelo grisáceo le dio un codazo en el estómago ante la falta de educación.

- ah- Son los gemelos... me extraña verlos aquí, supongo que esperan a Shin- admitió la chica cuando por fin reconoció los rostros que devoraban la comida.

Osamu dio un sorbo al jugo de manzana delante de él antes de poder responder.

- de hecho el nos envió a cuidar de usted. Manda sus más sinceras disculpas por no poder despertar a su lado hoy- contestó con educación. Nadie aquí le hablaba de tu, todo era un asunto más formal.

en fin, todos de alguna forma eran sus subordinados, pero comenzaba a cuestionarse: ¿ella también era una subordinada más?

- ¿se fue con ustedes? ¿pasó algo malo?- inquirió, sentándose en la silla de la cabecera de la mesa.

- no te preocupes, el está en buenas manos pero algunas cosas se salieron de control y tuvo que ir en persona- explicó Atsumu, aún con la boca llena. Osamu le lanzó una servilleta en la cara.

- no es nada grave señorita, pero lo que menos quiere es involucrarla en el negocio...- terminó la explicación el anterior gemelo, aclarando su garganta y dándole un mensaje con la mirada a Atsumu.

- ya veo- solo eso dijo, su mente imaginando todas los posibles escenarios de lo que pudo haber pasado, pero realmente no pudo pensar en mucho.

- salvaje noche uh?- Atsumu miró de reojo las clavículas y el cuello de y/n donde sobresalían manchas violáceas y rojizas.

extrañamente, eso alegro mucho al par de hermanos, en especial a osamu.

- ya era hora, quizá con usted el mal genio de Kita disminuya un poco... supongo que liberó todo su estrés- Osamu añadió su voz tan monótona y desinteresada al contrario de su gemelo.

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora