58| valioso instrumento

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— ¡Cuánto lo siento! Espere, déjeme ayudarle oficial. — la inexperta jovencita se dirigió a él en cuanto su torpeza ensució el pulcro uniforme del policía.

El policía se sonrojó de golpe, apenado por congelarse en el momento exacto en que sintió como las pequeñas manos de la mujer divagaban con las servilletas por la camisa de su uniforme.

— No se preocupe, estas cosas pasan.

— Dígame que no estaba muy caliente el café— bromeó angustiada la cajera que hacía su mayor esfuerzo por sacar la mancha de cafeína del uniforme pero nada parecía servir.— Una quemadura es dolorosa.

— Descuide, aún así podría soportarlo.— responde el joven oficial que se ríe ante el comentario, está nervioso desde que entró al local y vio los curiosos ojitos de la mujer paseándose por su figura.

No era por menos, sabía todo lo que poseía, pero tal vez le apenaba el hecho de que él también le había soltado un par de miraditas iguales a la chica.

Y por eso ahora estaban en ese torpe y accidental momento en el que ambos quería que la tierra los tragase.

— Pero si sigue moviendo así sus manos entonces no creo poder soportarlo.

La joven de inmediato lo miró y de golpe sus mejillas y rostro entero se tornó de color carmesí. No sabía si era una broma pero la forma en que lo dijo fue exageradamente honesta.

— Eh y/n, ¡vuelve a tu puesto!

El grito molesto de su jefe barista cortó lo poco romántico que había en el aire y los regresó a ambos de golpe a la cruda realidad.

— Es mejor que vuelvas, ya déjalo así.— sonrió el policía, era genuina y gentil esa curva en sus labios.

La joven tan terca como siempre, se negó— Al menos déjeme invitarle su café o me sentiré mal después, ¿oficial..?

— Sawamura Daichi.

— Oficial Daichi, le invito un café por las molestias causadas.

Y así comenzó esa inusual historia de un par de jóvenes torpes e inexpertos que ninguno sabía controlar sus nervios y siempre acababa en tragedias de distintos niveles: café desparramado, hielo en el suelo, un croissant desperdiciado.

Eso era lo usual desde que Y/n y Daichi se conocieron y el policía frecuentaba la cafetería.

Las intenciones de ambos eran claras por no decir obvias de aquí en un kilómetro, pero algo o alguien evitaba que formalizaran todo; el jefe de policía en ese momento, la responsabilidad afectiva que a veces escasea, el loco de Futakuchi correteando a y/n y otras más los amigos y sus comentarios detenían a la pareja.

A pesar de todo, se querían. Se amaban. El mundo lo sabía.

Entonces, ¿En que momento acabó todo? ¿Acaso fue la famosa fase de "luna de miel"?

Esa respuesta exclusivamente se esconde en la cabeza de Sawamura, quien ahora está desvelado, ojeroso y con 2 litros de cafeína en su sistema para seguir trabajando con normalidad.

No hay noticias ni una pista que seguir. No hay avances o frutos de esta investigación solitaria que está llevando a cabo; sin valor o fundamento alguno para continuar con algo más que solo archivos que se sabe de memoria.

Que para empezar, no tienen nada que ver con el sospechoso principal.

Y cuando cree que por fin tiene algo contundente que lo lleve a seguir indagando y clavando a fondo sobre ese tal Kita, cae en un pozo sin salida del que no puede salir.

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora