30| quemaduras escondidas

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— Cierra tus ojos, no los abras— ordenó Kita, guiando a y/n a través de la residencia. 

— ¿otra sorpresa? con un violín es suficiente, Shinsuke— la joven rio, dejándose llevar por Kita, quien sujetaba su mano y jaloneaba hasta uno de los cuartos. Obedientemente no abrió los ojos, aunque esta actitud de Kita ciertamente comenzaba a asustarla, o quizá intrigarla. 

Se escuchó el seguro de la puerta, y el rechinido de esta al abrirse, apenas dieron unos pasos al interior del cuarto, y/n pudo reconocer un olor a pintura fresca y esa sensación helada en su cuerpo cuando una habitación es recientemente remodelada. ¿A que parte de la casa le había llevado?

Soltó una risa nerviosa al sentir el frio colarse por su ropa, así se percató que el lugar no estaba tan vacío como creía, pues el eco era casi imperceptible. El cuarto estaba amueblado, eso era casi seguro.

— puedes abrirlos ya— ordenó Kita, se detuvo detrás de ella, mientras también el admiraba el excelente trabajo de los trabajadores. 

Un hermoso salón de música, solo para ella. Algunas repisas que contenían CD's y discos de vinilo para reproducirse, no podía faltar un tocadiscos y un reproductor para estos; Una Rockola antigua que seguramente era mera decoración vintage, en las paredes colgaban posters y más decoración de algunos artistas y bandas más importantes de la historia, desde Beethoven y Mozart hasta Queen y The Beatles. Un precioso piano negro recién pulido, flautas, guitarras acústicas y eléctricas, bajos e inclusive una batería. Una de las cuatro paredes de la habitación pintada totalmente con pintura de pizarrón, y unos cuantos gises blancos se asomaban en el escritorio. Sofás individuales, plantas y un hermoso candelabro de cristal con luz blanca que iluminaba el lugar. 

Era divino y acogedor.  Y/n se quedó sin aliento, sin palabras; ¿Qué se supone debía decir, si un gracias no era lo suficiente para expresar su gratitud?

— ¿te gusta? los detalles de las plantas fueron míos, pero si no te gusta siempre puedes moverlas y plantarlas en el jardín— comentó el chico, analizando como la fémina figura se paseaba asombrada por el lugar.

— No sabia que este cuarto existía, ¿por que nunca lo vi?— preguntó sin creerlo, esforzándose por hacer memoria y recordar si ya había pisado esa habitación.

— bueno, lo mandé a remodelar antes de tu llegada para que pudieras pasar tiempo aquí, pero cuando llegaste todavía no estaba listo— Shinsuke explicó, sentándose en el banquito del piano.

Entonces este era el cuarto que estaba cerrado y bajo llave la primera vez que exploró la residencia... estaba siendo arreglado para ella. 

— se cuanto te gusta la música, y quería que tuvieras algo de ella incluso aquí. No sabía si tocaba más instrumentos aparte del violín así que solo pedí que trajeran los básicos— explicó el joven, un poco avergonzado por su declaración.

y/n lo miró y se sentó en su regazo, rodeando con sus brazos el cuello del chico. Una lluvia de besos por todo su rostro sorprendió al chico, que soló sujetó de la cintura de y/n y la abrazó tan fuerte como pudo. 

— nada de esto era necesario y aún así lo hiciste— comentó la joven en un suspiro, sus emociones embelesadas y el corazón conmovido. 

Shinsuke asintió y se encogió de hombros, sonriendo ante lo dicho. y/n se acomodó en su regazo, quedando delante de las teclas del piano. Comenzó por acariciarlas, disfrutar la sensación placentera de las teclas negras recién pulidas en sus dedos. Hizo un poco de presión en estas, dejando salir el sonido del instrumento. Después presionó una de las blancas, un poco más aguda de la negra. Y así continuó, tocando las teclas del piano y formando una canción que Shinsuke nunca había escuchado. Para empezar ni siquiera sabía que su chica podía tocar otro instrumentos aparte del violín.

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora