2| intimidada

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la chica se removió entre la delicada sábana de seda, buscando una posición más cómoda para continuar su sueño. Ladeó su cabeza, buscando cubrir el rayo de luz que directamente brillaba sobre sus ojos.

al no encontrar la posición ideal, decidió por rendirse y abrir los ojos.

fue confuso los primeros segundos, pequeñas manchadas coloridas imaginarias se plasmaron delante de ella, desorientando todavía más sus sentidos; venía acompañada de una sensación mareada, el mundo daba muchas vueltas, o así lo sentía ella. cuando pudo acostumbrarse, se dio cuenta de algo muy malo.

no sabía dónde estaba.

Aturdida y en pánico, buscó alguna atadura que le impidiera moverse, para su suerte, era libre en ese sentido. Se calmó un poco más al percatarse que también estaba vestida, y que no había señales de violencia en ella. Lo único diferente que notó fue que no traía zapatos y su abrigo estaba colgado en el extremo de la habitación, y en el sillón a lado del perchero descansaba su celular, el estuche de su violín y su bolsa con sus pertenencias.

¿no eran ladrones sus secuestradores? ¿o acaso eran unos ladrones considerados?

no lo sabía, pero se sentía afortunada, aunque eso no quitaba el hecho de estar aterrada.

se puso de pie, y caminó sigilosamente hasta la puerta. la entre abrió lo suficiente para asomar sus ojos y observar si alguien la custodiaba. No había nadie, y supuso que el lugar estaba vacío hasta que escuchó el cuchicheo de varias personas.

salió finalmente del cuarto, cada paso era exacto y procuraba ser precavida, no quería meterse en más problemas de los que seguramente ya tenía al estar ahí.

el suelo de mármol pulido se sentía frío contra sus pies, causándole escalos fríos... ¿o los escalos fríos comenzaron desde que escuchó que todas las voces eran de hombres? el miedo le bloqueaba cualquier pensamiento o argumento coherente para aquella interrogante, pero muy en el fondo estaba segura que era por la segunda opción.

llegó a lo que suponía, era el cuarto del que venían las voces, pero siendo cobarde, solo pudo recargar su oído en la puerta e intentar averiguar en qué lugar del mundo estaba.

tuvo un destello de valentía, por lo que soltó un suspiro que buscaba agallas, y sujetó con fuerza la perilla de la puerta, dispuesta a dar pelea y enfrentarse con quienes se interpusieran en su camino.

al girar la perilla, abrió la puerta suavemente y asomó un poco de su rostro.

acción que causó ternura en el hombre que estaba sentado en la silla de jefe.

- supuse que estarías despierta... bienvenida, mi querido ángel- la voz áspera y firme le sacó de sus pensamientos.

quizá y no fue buena idea entrar a ese cuarto.

lo que parecía ser una junta, se detuvo al ver la presencia femenina ahí; expectantes, todos se mantuvieron en silencio mientras la miraban de pies a cabeza.

al ver que la chica se quedó inmóvil en su lugar, y que su única reacción fue incorporarse y terminar de abrir la puerta por completo, un tercero repitió.

- oye, se te dio una orden- su voz tono de voz fuerte, la hizo dar un respingo y bajar la mirada.

- está bien Omimi, no hay que alzar la voz... yo se que me entendió- intervino nuevamente el hombre que le dio la bienvenida, su voz serena le parecía hipnotizante.

y ella se sentía sumamente vulnerable e intimidada.

- ven angelito, puedes pasar... venga, no hay porque temer- reiteró, haciendo un ademán con dos dedos, invitándote a pasar.

subiste un poco la mirada, finalmente conociendo al dueño de aquella sonora voz.

Ojos afilados color miel, con un brillo severo en ellos que eran coronados por unas cejas negras arqueadas. cabello níveo decorado con unos mechones tintados de negro, contrastando más sus facciones. Manos callosas y dedos largos, que sujetaban un cigarro entre estos. En el pliegue derecho de su cuello, se alcanzaba a mostrar una parte de lo que parecía ser, una frase tatuada en tinta negra.

sus piernas se movieron solas, obedeciendo la orden, titubeando en si debería acercarse más al hombre o mantener su distancia. La compañía de los otros, le hacía cuestionarse, ya que podrían ponerse a la defensiva contra ella.

Así que, solo por estar segura, se detuvo hasta que estuvo al lado de este y a unos pasos de distancia.

- eso es, buena chica- comentó, una fantasmal sonrisa se dibujó en los labios del hombre, pero después se esfumó.

- preséntate, todos queremos saber tu nombre- ordenó, reposando el cigarrillo en el cenicero y girando la silla para verla.

nada. solo silencio.

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holaaa! aquí les dejo el segundo cap de esta bella historia. espero que les haya gustado, ya saben, dejen su estrellita y un bonito comentario, que se agradece mucho.

nos vemos en el siguiente capítulo! bye bye! <3

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora