47| pesada estadía

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— ¿como te sientes?— preguntó la joven, sus muñecas y manos escondidas debajo de la almohada, sus ojos pesados y agotados, aún esperando para que se desperecen.

Semi estaba a lado de ella, sentado en el sofá individual a lado de la cama, aún jadeando y respirando con dificultad, abrazando su abdomen herido, aún así pudo darle una sonrisa un tanto adolorida.

— creo que no moriré, así que estoy bien— respondió con los ojos entre cerrados, bostezando y recién despertado.

ambos chicos apenas despertaban de su sueño profundo, ambos desvelamos, puedes velaban el sueño mutuo y se aseguraban que siguieran respirando, al menos en el caso de Semi.

— ¿cómo está tu cabeza?— preguntó devuelta, poniéndose de pie y despeinando aún más su cabello.

y/n por instinto tocó de forma superficial su herida, aunque ya no dolía, aún punzaba un poco al tocarla— mejor que antes.

Se estiró ya sentada en la cama, sus brazos arriba y lista para activar su cuerpo. Mientras lo hacía, una porción de la piel de su hombro y clavícula se vio expuesta. El chico al ver, acercó su rostro a su piel, su respiración caliente chocó contra la fría carne de y/n, quien lo miraba con curiosidad y extrañeza, pues no entendía que le había llamado tanto la atención.

— ¿quien te hizo eso? ¿que te pasó?— preguntó de inmediato al ver unos moretones violetas y rosas ahí, temiendo lo peor, la mente de Semi viajó por mil teorías: chupetones, anemia, una relación abusiva, etc.

Y/n miró su propio cuerpo, y entendió de que se preocupaba. Solo pudo reír, mientras quitaba la cabeza y rostro del chico de su cuerpo.

— calmado, estoy bien— respondió mientras mostraba que tan grandes eran los moretones— los violinistas tenemos moretones en esa zona porque apoyamos ahí nuestro instrumento.

La calma y franqueza de y/n hizo que Semi se relajara, ya que seguramente Wakatoshi se daría una vuelta por el piso para visitarla, y asegurarse que la pieza más valiosa de su colección estuviera intacta.

— vaya... no sabía que tocabas violín— se rascó su nuca nervioso, mientras abría la puerta para dirigirse al pasillo con dirección a la esquina. y/n se puso de pie, y caminó hasta el espejo a verse esa marcas que tanto le gustaban— por un momento pensé que Kita-

y/n interrumpió antes de que pudiera seguir hablando— nunca me golpeó pero tampoco preguntó porque los tenía.

Ambos se dirigieron a la cocina, donde y/n vio como el chico cocinaba de forma hábil unos trozos de pan francés con mermelada.

Al menos ya no había tanta tensión entre ellos, no como ayer.

— ¿ahora si vas a comer?

y/n se sonrojó de vergüenza al escuchar ese comentario.

— si, creo que si.

así transcurrió un desayuno repleto de silencio, no había más tema de conversación, simplemente lo de hace unos minutos había surgido de forma espontánea. Nada más.

Y/n pudo detallar que su tono platinado comenzaba a deslavarse, así como unas cuentas pecas bien difuminadas en su nariz, y en esta también resaltaba un piercing pequeño.

— ¿qué pasó con mi violín?— preguntó dando un bocado a su pan, que disfrutó como si fuera la última gota de agua del desierto.

Semi la miró y se encogió sin hombros— no lo sé, seguramente Shirabu y Goshiki lo destruyeron.

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora