71| reina de corazones

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— Y/n, ¿puedo pasar?— pregunta detrás de la
puerta aquella voz familiar, su tono juguetón causa un sobresalto en la mujer; su cabello está siendo trenzado, unos mechones colándose en su rostro y picando sus pómulos y el y la cola del peinado cae sobre su hombro izquierdo.

— S-si...

El pelirrojo se cuela en el cuarto, admirando el exquisito trabajo de la maquillista y estilista que trabajan en esa piel de porcelana. Y/n por otro lado, se siente extraña, aún no puede creer que esto esté pasando: el día de la subasta ha llegado. Una delicada manicura que decora sus manos, tratamientos de skincare que trajeron a ella para dejarle su rostro radiante, inclusive las águilas habían pagado una depilación completa. La estaban tratando tan bien como forma de despedida quizá, era difícil de adivinar, pero a sus ojos solo estaban arreglando pequeños detalles en ella antes del gran día.

— Tan bonita, ¡anda ponte de pie!— ordena Tendou emocionado y ya trajeado, su colonia invadió las fosas nasales de Y/n. Obedeció, y dio unos cuantos pasos temblorosos para acercarse al pelirrojo; aquel vestido se le veía formidable, le hacía ver deseable sin duda. Zapatos de tacón que le daban altura pero inseguridad de que al dar un solo paso pueda irse de bruces al suelo. Temblaba, todo su ser temblaba de ansias mezcladas con pánico.

— Que tonta, no está bien cerrado el cierre— regaña Satori, haciendo con señas para que se diera la vuelta y que sea él quien haga la tarea incompleta— Ven acá.

Sintió esos esbeltos dedos pasearse por su nuca, su respiración chocó contra esta causando escalofríos en Y/n, y Tendou por supuesto disfrutó aquel momento íntimo. El cierre por fin quedó en su lugar, el pelirrojo le dio una vuelta a la fémina y le extendió entonces su mano. Dudosa aceptó, solo para recibir un suave y ¿tierno? beso en el dorso de su mano. Y/n lo veía expectante, difícil de digerir o entender este suave trato tan repentino. Los orbes curiosos y juguetones de Tendou se posaron en ella, y acunó con dulzura sus mejillas, dando pequeñas caricias en la piel para enredar entre sus dedos aquellos mechones traviesos que no quisieron quedarse en su lugar.

— Es hora de irnos...

Aquel encuentro se detuvo, Satori le invitó a pasar primero y así hizo, Y/n dio unos cuantos pasos cerca de la puerta y vio de reojo por última vez a las dos mujeres que habían trabajado con ella; Tendou quien venía detrás de ella se frenó de repente.

— Ah que tonto soy, estaba olvidando algo...

Dos disparos resonaron en la habitación, y lo siguiente que Y/n pudo ver eran los dos cuerpos inertes y tendidos en la alfombra carmesí de ambas chicas. Sintió palidecer, y si de por si ya temblaba, aquello la hizo temblar más.

— Listo, ahora si podemos irnos o se nos hará tarde— rio con sadismo en pelirrojo, soplando con gusto a la boquilla de su arma para después guardarla en su saco.

Así llegaron a la sala, donde ya estaba esperando Ushijima junto con los demás. Se miraron cómplices entre ellos, disfrutando la grata vista que híper ventilaba delante de ellos.

— Serás la joya de la corona— halagó Wakatoshi, que con un solo chasquido ordenó una formación y así bajaron hasta el lobby del edificio, afuera ya había autos y camionetas blindadas que esperaban a su llegada.

Para su suerte, Y/n sería escoltada por el mismísimo Sakusa Kiyoomi. Los demás subordinados iban adelante custodiando y protegiendo a su jefe, incluso Semi.

— Iremos a un casino, trata de no alejarte de mi. Los hombres de Sly Fox ya están en los edificios aledaños esperando órdenes— murmura discretamente el pelinegro, procurando no llamar la atención.

Eso explicaba la vestimenta de etiqueta.

— ¿Qué hay del brazalete?— señala la fémina, sus ojos se mueven hasta su muñeca para enseñarle que aún tiene la pieza colocada en su muñeca.

— Van a desconectarlo de forma remota, tienes 15 segundos para quitártelo antes de que emita una descarga de emergencia— explica Sakusa, acomodándose el cubrebocas que esconde la mitad de su rostro y hace menos evidente su charla— Cuando te diga que el arete se te cayó, te agachas y te quitas la pulsera.

Y/n asiente viendo hacia adelante, no se atreve a cuestionar las órdenes, pues sabe que depende de estas si quiere salir de ahí en una pieza.

— obedéceme y no trates de hacerte la heroína. Sly ya tiene todo planeado, procuremos no estropearlo.

Y así llegan hasta la camioneta, donde Shirabu seria el conductor y nuevamente Kiyoomi cuidaría de Y/n en el trayecto. La ruta transcurrió en silencio, la joven contemplaba las calles concurridas que ahora se sentían tan ajenas y desconocidas. La noche comenzaba a caer y los últimos rayos de sol abrazaron el rostro helado de la mujer para brindarle comfort y aliento para lo que estaba próximo en suceder.

El imponente edificio iluminado pronto acaparó toda la atención y no solo por las llamativas luces y sus colores: autos de lujo, muchas mujeres atractivas, maletas de dudoso contenido, hombres jóvenes y ancianos que no era sorpresa que parecieran adinerados, una fuente de la que brotaba y burbujeaba champán. En cuanto a la fachada, varios balcones adornados con sofás aterciopelados y mesitas decorativas con grandes ventanales que facilitaban el acceso.

Dos pisos de pura perversion, deudas y dinero.

La camioneta se frenó, y Sakusa abrió la puerta trasera para sacar a Y/n. Le ofrece su mano, ojos que le imploran que sea rápida y salga antes de que sospechen algo.

Que fácil sería salir corriendo de ahí, total, la calle está justo enfrente y hay más transeúntes y locales que podrían ofrecerle alojamiento y escondite en su huida. Correr a toda velocidad con llagas y ámpulas en sus tobillos y talones por los tacones para llegar hasta la estación de policía para reencontrarse y rogar por ayuda a un rostro familiar.

Su fantasía culmina cuando se da cuenta que el casino está rodeado de guardaespaldas armados hasta los dientes, seguramente con chalecos antibalas y hasta granadas escondidas entre los dientes. Que fácil sería que le disparasen y terminen con su vida antes de que pueda atravesar la calle, posiblemente esconderían el cadaver para no poner en riesgo a todos los que estén adentro.

— Y/n tienes que bajar...— ordena Sakusa, quien la sigue esperando con la puerta de la camioneta abierta.

Entonces la joven regresa de su fantástica utopía y aterriza de cara a la realidad. No tiene más opción. Acepta la mano del pelinegro y observa como la camioneta se aleja hasta el estacionamiento.

— ¿Todo bien Kiyoomi?— cuestiona la ruda y cruel voz ronca de Wakatoshi.

— De maravilla.

El pelinegro le hace entrega de la mano de Y/n, quien se tensa en cuanto comienza a caminar hasta la puerta de la entrada y la gigantesca pero firme mano de Ushijima rodea con firmeza de su cintura para escoltarla sin rodeos hasta entrar al casino. La mujer se voltea, busca a Kiyoomi detrás de ella y lo encuentra. El nombrado le asiente para que siga adelante, orbes que le responden a lo que sabe que le pregunta Y/n: "Todo va a salir bien".

Sakusa se coloca a escondidas el chicharo para oído que venía guardando en su saco para por fin escuchar y mantenerse al tanto de la situación del otro lado.

— La reina de corazones entró al casino— habla en código Kiyoomi.

— Procedan con precaución a mi señal.

La voz de Kita resuena en su cabeza.

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¡Hola chicos! aquí está el capítulo setenta y uno de esta hermosa historia.

solo voy a decir: agarrense fuerte de su asiento porque se vienen personajes, golpes, sangre, desesperación, confesiones y muchas cosas más JAJAJA

de todas formas espero que les haya gustado, ya saben, deje una estrella y un lindo comentario, se agradece mucho. <3

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora