1| acosada

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la luna tenía la apariencia del gato sonriente, resplandecía y se dejaba asomar entre las nubes oscuras de esa misma noche. No había ruido alguno, tan solo se escuchaba las melodías de su instrumento, practicando algunas notas altas y llevándolas al cielo.

- ¿sigues aquí? creí haberles dicho que podían irse ya- dijo el director de la orquesta a la que pertenecía, mirándola sorprendido de verla todavía en el reformatorio.

- no quería irme sin haber logrado al menos la introducción de la canción- explicó sonriendo tranquila, desviando la vista de él y dirigiéndola hacia las cuerdas.

- ya es tarde l/n, mañana seguimos practicando. no es bueno que te sobre esfuerces, estamos a pocos días para la siguiente presentación- replicó el hombre. No lo había dicho en un tono arisco, sino amable, como un padre cuidando que su hija no se sobre esfuerce en lo que hace.

la chica lo pensó un rato... el directo tenía razón, lo que menos quería era una lesión en sus dedos que le impidiera tener cualquier solo que se le presentase.

- bien, guardaré mis cosas y me iré ya, gracias por preocuparse por mi señor Ryusei- agradeció la joven, caminando hasta el estuche de su violín y acomodando todo en su lugar.

- no hay de que, buenas noches- y sin más, aquel amable hombre se despidió y tan pronto como llegó, se esfumó del lugar.

y/n se colocó su abrigo color así como su bufanda roja, colgó su estuche en su espalda con cuidado de no mal tratarlo y caminó hacia la salida.

extrañamente, desde que el señor Ryusei se despidió de ella, sintió que alguien la vigilaba muy cerca. No estaba asustada, sino incómoda de no poder percibir de dónde venía aquella atención.

En su camino, recorrió un enorme pasillo, largo y amplio, con paredes y techos altos, lo que causaba eco con cada movimiento que uno hacía. Miró sobre su hombro, afirmándose a si misma que no había nadie detrás suya.

Continuó su recorrido, intentando ignorar la presencia invisible, pero por más que apretaba el paso, solo podía sentir que el pasillo se alargaba cada vez más y más, no tenía fin y la puerta de salida parecía quedar muy lejos de ella.

Las lámparas estilo farol que alumbraban el lugar parpadearon unas cuantas veces, cosa que le hizo detenerse en seco y mirar a todos lados. Contuvo su respiración, sintiendo que el más minúsculo en involuntario movimiento de su cuerpo hacia el ruido suficiente para llamar la atención, aunque esto no fuese así.

- ¿hola? ¿señor Ryusei?- llamó con un hilo de voz. No obtuvo respuesta.

las puertas que acompañaban al pasillo estaban cerradas... y hasta donde ella tenía entendido, más de la mitad de aquellos salones estaban fuera de uso desde hacía mucho tiempo. Una de estas rechinó, como si alguien se inclinase desde adentro. se acercó a esta, pensando quizá que alguien de intendencia se había quedado hasta tarde por alguna extraña razón.

En todos sus años acudiendo a ese reformatorio, nunca se había sentido acechada dentro de este. hasta ahora.

se agachó al nivel de la ranura para las llaves, esperando ver algo, lo que sea, tan solo quería estar tranquila y salir de ahí lo más rápido que pudiera.

nada, solo un salón cubierto de plástico, periódico y olor a pintura fresca.

parpadeó pensando que eso cambiaría las cosas que veía. y así fue.

unos ojos cafés expresivos se asomaron a la par de ella. y/n se movió por instinto hacia atrás, pero tan solo al dar un paso se topó con un pecho fuerte impidiendo su paso.

por instinto, trató gritar, pero la mano de la persona que la sujetaba fuertemente con tan solo un brazo cubrió su boca con un pedazo de tela que olía horriblemente amargo, causándole mareos.

trató mirar a su atacante, buscando darle un golpe certero para despistarlo, pero lo poco que pudo ver fueron unos ojos verdes alargados y una mirada seria que la veía con superioridad.

Sus ojos comenzaron a pesar, y las fuerzas se desvanecían con cada movimiento absurdo que daba para defenderse. todo fue en vano.

cuando menos lo espero, ya estaba inconsciente en los brazos de su agresor.

- eso fue más rápido de lo que pensé- hablo finalmente el hombre, suspirando con pesadez.

- no esta herida, ¿verdad? seremos hombres muertos si tiene algún moretón o rasguño por nuestra culpa- el dueño de aquellos ojos que se asomaron por la puerta salió de esta, preocupado de ver a la chica desvanecida.

- así que si valoras tu vida Atsumu... ¡Ja!- bufó burlón y mirándolo desde abajo a su compañero.

- ¡cállate Rintaro! vamos, Osamu nos esta esperando en el carro- replicó molesto el chico, cruzándose de brazos ofendido.

Entre ambos chicos, cargaron con la inconsciente mujer, procurando no tocar nada más de lo necesario y sin lastimarla. Al llegar a la puerta detrás del reformatorio, un auto negro con las ventanas polarizadas estaba esperando pacientemente.

subieron a la chica en los asiento traseros, recostandola con cuidado. El rubio mal teñido de ojos cafés se sentó en el asiento del copiloto mientras que el castaño oji verde acompañó a la chica y le permitió usar su regazo como almohada.

- ¿así que ella es la mujer de Kita-san?- preguntó el conductor.

- es linda- solo eso dijo el castaño, veía la expresión tan calmada e ingenua en el rostro de la chica. Pobre, no se imaginaba lo que le esperaba.

- venga Osamu muévete, no tenemos toda la noche- regañó el rubio al conductor peli gris. Este solo le hizo una mueca de asco y arrancó el auto.

- me arrepiento de haberte dejado con vida en el utero de mamá- mencionó molesto el chofer.

- jodete- lo maldijo el contrario.

- ¿pueden callarse ustedes dos?- regañó desde la parte trasera el castaño.

- si Suna-san- dijeron a regañadientes y al unísono.

manejaron por 2 horas aproximadamente, siendo cuidadosos y asegurándose que nadie los siguiera. se alejaron de la zona urbana, llegando así a una bella mansión casi a las afueras de la ciudad. Para la suerte de los 3 hombres, la chica seguía inconsciente.

Desde una de las ventanas de la planta alta de la mansión, unos ojos filosos y gélidos veían como el carro negro con su preciada presa llegaba y se estacionaba enfrente de la puerta principal. Suspiró, sin cambiar su expresión y se cruzó de brazos, caminando con paso firme hacia otra habitación.

"estas a salvo, mi ángel"

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hola chicos! así comienza esta nueva aventura! espero que les guste, de verdad estoy entusiasmada con esta historia, así que no olviden dejar su estrellita y un bonito comentario, saben que se agradece mucho.

En fin, nos vemos en el siguiente capítulo! bye bye <3

White Violin || Shinsuke. KDonde viven las historias. Descúbrelo ahora