Capitulo 4

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Al día siguiente despierto con pequeños dolores, recordando lo que pasó en la noche con la diosa que tanto esperaba.

Después de que me allá brindado todas esas sensaciones me quedé dormida sin saber que fue de ella.

El temor que sentía antes a desaparecido pues se comporta tan tierna conmigo.

Y la deje ir otra vez, que tonta soy.

Me siento tan sola en este lugar, madre Miranda se a convertido en mi única salvación.

Perdí a mi hermano después de abandonar a mi padres y no pude hacer nada, simplemente ver cómo esa bruja disfrazada de niña se lo llevaba.

Probablemente ya está muerto, comienzo a llorar en silencio al recordar el último llanto que escuché de él.

Toda mi vida a sido una mierda pero ahora con madre Miranda a cambiado por completo, ella es quien me hace sentir especial apesar de todo.

Así que esto es amor, no cabe duda de que lo es.

¿Pero siente lo mismo?, o será que hace todo esto solo por qué quiere algo de mi.

Tengo la tentación de volver a preguntar sobre quién es madre Miranda a la gente de el pueblo pero parece que están tan desesperados como yo por saber de ella.

En fin no me quedo más opción al final y tuve que volver a visitar la villa.

O esa era mi intención pero ya no se ve la gente fuera, ahora solo hay sangre en el piso que tiñe la nieve blanca y las casas están echas pedazos.

Camino en shock entrando en una de las casas destruidas, lo que veo dentro es más sangre y cosas tiradas.

En uno de los muebles hay dos jeringas junto a un marco que tiene una foto de madre Miranda con una máscara dorada que cubre su bello rostro.

Después de pensarlo un poco decido conservarlo como otro de mis tesoros.

Continuó buscando por las casas alguna señal de vida, encontrandome con lo mismo, sangre, objetos extraños , más cuadros de madre Miranda y algunos símbolos de lo que parecía tener la forma de un bebé deforme con raízes.

Al abrir una cortina usada como puerta recibo inesperadamente el ataque de un arma de fuego.

No logra darme pero casi me da un infarto.

Seguido sale un viejo armado con una escopeta.

- ¿Quien eres?, ¿quien te envío? - pregunta alterado.

- Nadie...- digo con las manos en alto.

- Espera...tu eres la chiquilla que buscaba a madre Miranda...- el aterrador rugido de una criatura lo interrumpe.

- ¿Que es eso?...- el señor cubre mi boca con su mano y mira asustado a todas partes.

Se aleja y camina a la ventana para ver través de esta.

- ¿Sabes usar un arma?.

- No...

- Vas a necesitar un arma - ignora por completo mi respuesta, entra al cuarto donde estaba escondido y sale entregandome una pequeña pistola con su arrugada mano temblorosa - Toma, toma - dice apurado asta que tomo el arma.

Camina apuntando con la escopeta enfrente, yo voy detrás de él sin saber que hacer con la pistola que me acaba de dar.

Se gira drásticamente y dispara a la nada. Luego de eso algo rompe el techo y se lleva al hombre jalandolo desde arriba.

Miro aterrada la escena asta que siento como una mano sale de el piso de madera debajo de mi, me toma de una pierna y me jala hacia abajo.

Caigo sobre un montón de cadáveres apilados, trago saliva aterrada y miro a mi alrededor buscando una salida, encontrandola en una grieta en la madera de la cabaña que da directo afuera pero una criatura sale de entre los cadáveres e intenta atacarme con sus dientes, para mí suerte logró ser más rápida y salgo de el lugar tropezando.

Se ve como una mutación extraña de un animal con un hombre.

Esa cosa me sigue intentando atacarme de nuevo, entonces tomo torpemente la pistola y tiro de el gatillo repetidas veces, disparandole asta derivarlo.

Vuelvo a quedarme en shock viendo el cuerpo sin vida enfrente de mi...

Acabo de asesinar a alguien, yo solo quería descubrir más hacerca de madre Miranda usando el único medio de información que tenía que era la gente de el pueblo.

Escucho más disparos a lo lejos y se que tengo que prepararme mentalmente antes de avanzar siguiendo el sonido que me lleva al final de la villa.

Hay dos grandes puertas que dividen el terreno.

- ¡Vasta!, ¡madre Miranda! - escucho las súplicas de un hombre atrás de ellas.

Me apresuro a abrir las puertas presenciando una terrible escena.

Pues ahí está la mujer con la que había compartido besos y caricias los días anteriores, arrancando a sangre fría el corazón de el pobre hombre.

Su risa malvada se queda grabada en mi cabeza...

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora