Capitulo 101

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Los soldados de Chris llegaron más protegidos que los anteriores con uniformes que los cubren por completo asiendo más difícil para mí intoxicarlos con mi vapor.

Entonces tendré que atacarlos directamente...

Pero lo que no me espere es que todos comenzarían a dispararme al mismo tiempo, viniendo las balas por todas las direcciones a mi alrededor, aturdiendome terriblemente.

No puedo fallarle a Miranda...

Vuelvo a desprender de mi veneno en vapor para almenos nublarles la vista a los soldados y que les sea más difícil encontrarme.

Mientras me muevo entre la niebla esquivando los disparos, me dirijo hacía mí único objetivo que se encuentra algo lejos disparando desde ahí.

Debo aprovechar que está muy consentrado intentando buscarme entre la niebla, pero no tiene idea de que le llegaré por el otro extremo.

Pero me veo sorprendida cuando el hombre logra reaccionar rápido y esquiva mi ataque de garras, impidiendo mi intento de asesinarlo de una vez para que deje de causarle más problemas a mi amada Miranda.

Vuelvo a atacar, está vez lanzandome sobre el para intentar clavarle mis garras directamente o almenos poder encajarle mis colmillos en su ropa y carne, pero de nuevo logra esquivarme.

- Eres otra maldita arma biológica de Miranda - me dice con rabia detrás de esa máscara de gas que lo protege.

- Estúpido hombre - maldigo alejándome de nuevo para buscar otro de sus puntos ciegos, sin dejar de secretar veneno.

Pronto sus soldados al darse cuenta de mi ahora ubicación vienen de inmediato a auxiliarlo, disparandome en repetidas veces.

Debo buscar una forma de separarlos o disminuir sus números...esto es injusto.

Acelerando mis pasos sobre la nieve y camuflajendome entre la niebla voy rasgunando sus espaldas y mordiendo las partes de sus cuerpos que se encuentren más desprotegidas, así logrando derrivar a varios de ellos y llevándome sus vidas.

Mientras más me disparan comienzo a acostumbrarme al dolor y a los sonidos ensordecerdores de las balas que antes me aturdieron.

Todo va de maravilla, tengo todo bajo control ahora.

La sangre tiñe mis garras, mis colmillos y otras zonas de mi cuerpo dónde salpica.

Miranda estará orgullosa de mí.

Sonrió victoriosa, sin dejar de atacar con toda mi rapidez y la fuerza que me permiten los poderes, obcequio de mi amada Miranda.

Cuando de pronto y sin esperarme, una granada es arrojada adiriendose a mi cuerpo.

Los segundos pasan rápido, los soldados que todavía siguen con vida se alejan de mí, pero algunos no tienen la misma suerte de ser lo suficientemente rápidos y terminan explotando junto conmigo.

La explosión no me ha echo ningún rasguño pero me dejó mareada, con la visita borrosa y un molesto tic en el oído.

Mierda... Buscando escapatoria, huyo a los árboles de el bosque donde busco perderme de vista en lo que logro recuperarme.

- ¡Tras ella! - vienen siguiendome.

Sin darme cuenta estoy llendo en dirección de la villa.

Al llegar veo como colocan más explosivos al rededor de toda la villa y a cada uno de los habitantes, incluida mi familia, siendo evacuados por los soldados y vehículos de la BSAA. Algunos están poniendo resistencia por lo que son sometidos por los agentes.

A lo lejos puedo ver el castillo Dimitrescu en llamas, mientras se cae a pedazos.

Al igual que la presa de Moreau que también se encuentra en llamas y Donna está siendo llevada por otros dos agentes que la tienen esposada desde atrás, vistiendo también trajes anti gas. Supongo que eso fue lo que no le permitió a Donna usar los efectos de su polen contra ellos.

- ¡La hemos perdido de vista jefe! - el grito de los soldados que venían desde atrás me hace ponerles de nuevo atención.

Entonces me apresuro a buscar un lugar para enconderme, mientras sigo obcervando como el imperio de los gerarcas va siendo destruído lentamente por estos agentes.

Sabía que tarde o temprano iba a pasar, pero ahora que lo veo, es tan deprimente...

Supongo que estará bien mientras no encuentren la cueva de Miranda.

Y mientras yo no permita que lleguen hasta ahí.

Pero ahora estoy sola, y son tantos soldados, aún así no debo fallarle a Miranda...

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora