Capitulo 67/Maratón/2

520 54 4
                                    

Esto es tan impactante, Miranda nunca me dió detalles de como es que trajo de nuevo a Eva al mundo, supongo que era algo tan complejo como su misma historia, que quizá no pensó que yo fuera capaz de comprenderlo en ese entonces.

Y tenía razón pero ahora con los conocimientos que ella misma me a transferido, ahora soy más consiente de lo impresionante que puede ser su ciencia.

Dejo los doctores en su lugar.

No me di cuenta cuando el llanto de Eva se a detenido.

- Oye chiquilla folladora, ven acá - me llama de forma vulgar el moribundo en la celda - Oh, vamos solo acercate no voy a morderte - no debería pero me intriga este sujeto - Te cres muy afortunada de ser una prostituta rata de laboratorio, ¿o me equivoco?, pues déjame bajarte de esa estúpida nube de gemidos - ríe como todo un viejo depravado - La verdad duele, la mentira mata, pero la duda tortura, ¿cierto?. Mira, desde aquí puedo ver qué eres alguien muy manejable y manipulable, es por eso que estás aquí - se sienta sobre el suelo arrastrando las cadenas que lo atan - Te esta mareando.

- ¿De que hablas?.

- La zorra chupasangre, la muñeca psicópata, el puto besugo, yo y finalmente tú... terminaremos siendo desechados.

- Lo único que me queda claro es que lo que sea que Miranda te da a inhalar debe ser muy fuerte - me burlo.

- ¿No lo entiendes?, para Miranda no eres más que una perra que recogió de la calle, una mascota, un juguete de el que cuando se aburra no dudara en echar de nuevo a dónde pertenece.

- ¿Y a dónde pertenezco según tú?.

- Directo al caño, maldita rata sucia.

Carcajeo - Creo que no estás en pocision para hablarme de esa forma - me agacho a su altura - Escucha, no me importan tus problemas personales, si estás ahí es por qué tú te lo buscaste - me burlo - Dulces sueños - digo ríendo y dándole la espalda para ir a la habitación con mi amada.

He llegado justo en el momento que se esta desvistiendo.

Me acerco a pasos lentos, acechando.

Cuando estoy lo suficientemente cercas la abrazo de la espalda y acaricio su cintura y caderas, al mismo tiempo que beso su hombro.

- Sorin - jadea.

Me aparto y río sonrojada acomodando un mechón atrás de mi oreja - Lo siento, te deje sola lidiando con Eva otra vez.

- No tengo problema con eso - termina de colocarse ese sensual camisón de dormir, aunque realmente no la cubre nada, su tela negra se transparenta dejándome ver sus pezones y bragas de el mismo color - Yo sé cuanto extrañabas a tu familia - se acomoda en la cama, metiéndose bajo las cobijas.

- Por décima, gracias por salvarnos a todos - me quito el abrigo hasta que terminó desvistiendome - Es que enserio conocerte a sido todo un milagro - busco en el armario mi pijama y me la pongo para meterme también a la cama con ella.

Nos abrazamos - Haría lo que fuera por tí mi tierno conejillo - besa mi cabeza.

- ¿Lo que fuera? - digo picara metiendo mi mano a sus bragas.

Ríe - Debiste haber caminado demasiado, ¿no estás cansada?.

- Siempre tengo más energía para tí - meneo mis dedos lentamente, sintiendo como su humedad aumenta.

Ella paso su mano alrededor de mi cuello y me atrajo hacia ella. Su respiración es un desastre, al igual que la mía.

Fue hasta mi boca, callando ese gemido que se le había escapado, los besos eran lentos, pausados, no había razón para tener prisa, mientras mantenía su concentración en ese beso, pasaba la yema de mis dedos sus resbalandisos labios. Puedo sentirlo en sus besos, eso la esta volviendo loca.

Me separé de ella, quitando la cobija sobre ella para remplazarla por mi cuerpo.

Quite también sus bragas y tomé una de sus piernas, besé primero su talón, subiendo por su pierna, llegando hasta su rodilla y a sus muslos.

Dejandola arriba de mi hombro.

Puse mi mano en su otro muslo, evitando que cerrara sus piernas, fui acercándome poco a poco, dejando besos cortos en su piel cada vez más cerca de su sexo.

- Hazlo de una vez - pidió con la voz entrecortada.

- No sabía que podías ser impaciente.

Repentinamente sentí su mano sobre mi cabeza, empujándome más hacia ella, subí mi mirada y me encontré con la suya, se había quitado la parte superior de su pijama, pretaba su ceno descubierto y me miraba con deseo, con desesperación.

Empecé a dejar mi calma a un lado y acaté perfectamente su orden, ya no importa ir lento, todo su cuerpo esta caliente y su forma de mirarme dice mucho, lo esta deseando tanto como yo. Comencé a besar su sexo, a sentir la humedad que había provocado en ella, pasé mi lengua, hundiendo mi cara en ese lugar que ya conozco como si fuera mío.

Seguí besándolo, jugueteando con él, Miranda esta realmente sensible y su cuerpo reacciona de una forma exquisita, a ambas nos empezaba a cubrir el sudor, el calor era insoportable, pero a ninguna parecía importarle.

Seguí lamiendo, comencé a acariciar con mi lengua su clítoris y enseguida sentí sus dedos enredarse en mi cabello y apretarlo fuertemente.

Mientras le comía el coño empecé a escuchar pequeños gemidos, hasta que poco a poco dejó de controlarlos, dejó que estos salieran, metí mi lengua dentro de ella y pude sentir cómo movía su cadera arriba y abajo, parecía que iba a venirse con ello. Me agarró con más fuerza, seguí besando el interior de sus labios y pude sentir cómo arqueaba su espalda y trataba de relajar su respiración, me separé de ella y fui hasta su rostro. La besé

No un beso tímido, no un beso lento. Un beso apasionado donde es ella quien me busca.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora