Capitulo 18

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No puede ser no hay salida todas las puertas están cerradas. Las llaves deben estar guardadas en alguna parte.

Estoy en grave peligro todos quieren matarme aquí dentro.

Okey tengo que guardar la calma, mantener la mente fría o nunca encontraré esas llaves.

Tengo ventaja aún no han descubierto el torso de cristal que a quedado de el cadáver de la hija a la que le acabo de quitar la vida para salvar la mía.

Tomo asiento en el suelo para descansar solo un poco y darle tiempo a mi cabeza de procesar lo que está pasando conmigo en este momento.

Cuando me siento lista me levanto y sigo con mi camino, esperando no toparme con las hijas que quedan o con la misma Alcina Dimitrescu.

- ¿¡Quien le a echo esto a mi hija!? - el grito angustiado y frustrado de la matriarca de el castillo me hace dar otro ataque de pánico.

Bien ya encontraron el cuerpo, mi ventaja es que aún no saben quién fue el culpable, seré fuerte no debo mostrar ni miedo ni culpa. Y por supuesto esconder las armas que tengo conmigo.

Nos han reunido a todos en la sala principal incluyendo a los hombres pricioneros de el calabozo.

- Alguien se a atrevido a tocar con sus sucias manos a mi hija - no puede ser está realmente furiosa - Quien quiera que allá sido lo torturare asta la muerte y su cuerpo quedará echo pedazos - nos amenaza a todos - Están advertidos, los estaré vigilando en todo momento.

°°°

Ya e encontrado varias llaves pero ninguna es de la puerta principal, mierda ¿por qué esto tiene que ser tan difícil?.

Los pasos de Lady Dimitrescu me hacen detenerme en mi búsqueda desesperada y sigo finjiendo que hago mis actividades habituales de sirvienta.

Sacudo los floreros y estatuas dejándolos libres del polvo sin dejar de mirar disimulada de reojo a la mujer intimidante de enorme tamaño, se que ella también me está mirando, así que no me queda más que seguir finjiendo.

Suspiro aliviada cuando la veo dar la vuelta y escucho sus pasos alejarse.

¿Bien en que estaba?, sierto hay una parte que no e revisado y esa es la biblioteca.

Camino en esa dirección asta llegar al lugar abro la puerta usando una de las tantas llaves que e robado, pero al entrar lo primero que encuentro es a otra de las hijas.

- Estás actuando muy sospechosa, ¿de dónde sacaste la llave? - es la pelirroja.

- Yo...- oh no, oh no, que escusa pondré ahora - La señora Dimitrescu me la a entregado para ordenar los libros de la biblioteca - digo segura, aunque por dentro me estoy muriendo de miedo.

La chica ríe - ¿Lo dices enserio? - se acerca lentamente y yo ya estoy lista para mí primer ataque.
Entonces antes de que pueda reaccionar clavo la daga envenenada en su clavícula, ella grita de dolor - ¡Que grocera! - sostiene su herida que comienza a tornarse de negro la piel al rededor lo que indica que el veneno ya se está exparsiendo y haciendo su efecto. Me alejo y le disparo, más que nada para mantenerla alejada - ¿¡Por qué!?, ¿¡por qué haces esto!? - grita de dolor después de terminar el diálogo - ¡Esto me está quemando! - se queja - ¡Agh!, ¡maldición! - dice frustrada al no poder acercarse - ¿¡No me quieres!? - continuo disparando, ella ríe pero su risa está mezclada con llanto - ¡No quiero morir! - dice con tristeza antes de que su cuerpo se cristalize por completo y se convierta en un torso al igual que el de su hermana.

Cada vez estoy metida en más problemas.

Salgo de la biblioteca pero nada más salir la otra chica de cabellos negros está gusto frente a mi.

- Pero tú, ¿que haces aquí? - no respondo y me apresuro a clavarle también la daga en el cuello. Grita de dolor - ¡Maldita seas! - vuelvo a clavarselo está vez en el estómago. Me alejo y disparo como hice anteriormente - ¡No!, es mentira - intenta atacarme pero no me alcanza, así la mantuve mientras el veneno sigue quemándola - ¡No escaparas!, eres mi presa....miiia...- su cuerpo se critaliza - Madre...lo siento - es lo último que logra decir. La estatua que queda de ella se destruye quedando su torso cristalizado.

¿Cuántas vidas más tendré que tomar?.

Corro de la escena de el crímen con mis ojos inundados de lágrimas.

Escucho los pasos de la señora Dimitrescu, esto no se podría poner peor. Me giro para ir en dirección contraria, no quiero ver su reacción cuando vea el desastre en la biblioteca.

- ¡Alto ahí! - me detengo - ¿Que sucede contigo? - me pregunta al ver mi estado de nerviosismo. Sus pasos se están acercando.

Limpio mis lágrimas para darle la cara - Nada señora Dimitrescu, es solo un asunto personal.

Me mira indiferente y va en dirección de la biblioteca, una vez que me siento fuera de vista continuo con mi camino buscando como salir de aquí.

Debe haber alguna salida, solo quiero que esto termine.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora