Capitulo 140/Maratón/2

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El frío de la noche se va convirtiendo en calor cuando el Sol va saliendo de su escondite.

Y yo me uno con Eva y Miranda en la cocina.

Miranda aún con su pijama elegante y coqueta da una imagen tentadora y apetitosa y su largo pelo esta suelto y despeinado.

Ella esta vertiendo un poco de fruta en la licuadora estando en compañía de Eva de el otro lado de la barra, cuando aparezco abrazándola por atrás.

- Veo que me quedé dormida hasta tarde - digo algo avergonzada.

- Es normal después de a noche - dice pícara - Estoy haciendo un batido para Eva, ¿te apetece un poco?.

- Sí, gracias mi amada - disimulada tocó su trasero.

- Sorin - menciona como un regaño.

- ¿Sí? - me hago la distraída.

Eva nos mira atenta como si estuviera intentando entrar en nuestros pensamientos.

- Nada... Me olvidé - con un movimiento de cadera aparta mi mano de sus nalgas.

Y no pude soltar una pequeña carcajada, pero aún con la negación de Miranda siento que tiene algo en mente.

- ¿El olor de este batido es de tu agrado? - pregunta con cierto doble sentido.

- Oh, sí perfecto, me gusta - le sigo el juego.

- Bien. Ahí tienes, un batido delicioso y nutritivo con variedad de frutas.

- Increíble. Gracias mi amor - beso su mejilla y como asiento en uno de los taburetes al lado de Eva.

Las dos nos quedamos de frente a frente en la cocina obcervando los movimientos de Miranda fregando algunos trastos, con las pajitas en la boca, disfrutando de la mezcla dulce y refrescante.

Eva se encuentra estudiandonos a ambas pero aún más a su madre biológica, cuyos grandes pechos forman montículos bien definidos debajo de su atrevida pijama con algunos encajes en negro profundo.

Desde luego una gran vista y me imaginó tocándoselos otra vez por encima de esa pijama.

- Los arándanos se notan, ¿no crees? - pregunto sin poder apartar por un momento la vista de esas deliciosas tetas.

Miranda se volvió para evitar mostrar una reacción por la pregunta y se entretuvo fingiendo jugar con la licuadora.

- ¿Puedo hacerte una pregunta? - interviene Eva.

- Si, claro. Dime cariño - responde Miranda con una voz más suave y dulce.

- No sé si debería preguntar esto pero, si pienso en otra chica, ¿eso me convierte en lesbiana?.

- Es probable pero no definitivo. Todo el mundo tiene pensamientos como ese de vez en cuando - mi amada obcerva atenta a la pequeña - ¿Has pensado en otra chica?.

Eva parece pensar antes de hablar - Sí.

¿Cómo?, ¿la pequeña Eva pensando en chicas?.

- ¿En quien? - pregunto ansiosa de saber la respuesta pues es imposible que alguien le allá llamado la atención de esa forma, pues es una niña.

- No sé, me siento feliz cuando veo a mis mamis amándose y a veces pienso en que se siente dar un beso a una chica.

De alguna manera tanto Miranda como yo, nos sentimos honradas de que Eva hubiera elegído abrirse a contar estas cosas.

La inclinación sexual de Eva no es algo de lo que asombrarse, pues ambas estaríamos muy consientes de ello. La preferencia por las chicas sería ya evidente al tener dos madres.

- Es normal tener curiosidad - comento agitando en círculos el vaso de cristal.

- Quiero besar a una chica.

- Eva, hay edades para eso - intento explicarle.

Me quedo procesando lo que dije, pues aunque Eva aparenta ser una niña en verdad no lo es...

- Mi niña por ahora no hay a quien puedas besar, pero con el tiempo podrás encontrarla.

- Espero que no sea mucho tiempo... - la pequeña infla los cachetes asiento puchero.

Después de aquella charla nos alistamos para ir a nuestros puestos.

Y aquí estoy yo de nuevo en un día siendo la fumigadora para exterminar está plaga llamada humanidad.

Las personas astutas comienzan a esconderse en lugares grandes como lo son las tiendas y centros comerciales, por lo que tube que ir y venir de un lugar a otro buscando sacarlos de su escondite.

Al entrar en una de las tiendas de joyería puede ver cómo un sujeto saqueaba todas las joyas que podía de este lugar.

Pero cuando me vió, de el susto resbaló tropezando con sus propios zapatos callendo de espaldas al suelo, dándose un fuerte golpe el la cabeza que lo dejo inconsciente.

Entonces aproveché para acercarme y hacerle unos cuantos cortés con mis garras venenosas, cuando una de las joyas que salía de una de sus bolsas llamo mucho mi atención de entre todas.

Pues brillaba increíble, era tan deslumbrante que por un momento me recordaría a mi amada Miranda.

Entonces sin más, tomo el anillo y lo llevo conmigo el resto de el día hasta volver a casa.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora