Capitulo 8

1.5K 171 9
                                    

Corro por mi vida, aunque se que probablemente no tengo salvación o eso creía asta que encuentro el arma que había dejado tirada la anterior vez que presencié la masacre de la villa.

La tomo, apunto y disparo a los lycans que amenazan con acabar con mi vida. Asta que uno cae muerto pero eso no me hace bajar la guardia pues continuó disparando al segundo asta derribarlo.

Corro para refugiarme dentro de una casa, al abrir la puerta me encuentro con una chica solo unos cuantos años mayor que yo.

- Cierra la puerta, por favor - dice la chica preocupada.

Poniendo más atención me doy cuenta de que está acompañanda de un viejo herido que yace sentado en el suelo con la espalda recargada en la pared.

- ¡Quieta ahí! - dice alzando un machete enorme.

- No haré daño a nadie - digo levantando las manos - Que gusto me da ver sobrevivientes - ¿Creen que ayan más de ustedes?.

- No - responde la chica - están en casa de Luisa, no responde y la puerta está cerrada.

- Calla niña, ¿no vez que esa chiquilla es por la que madre Miranda a dejado a la aldea en oscuridad?.

- Lo siento, yo no sé lo que está pasando - digo sincera.

El rugido de los lycans nos hacen callar a todos.

- Debemos salir de aquí, ¿tu padre puede andar?.

- No - responde angustiada - ¡Un mounstro lo atacó!, ¡se está desangrando debemos irnos a casa de Luisa!.

- Veré qué puedo hacer...- me apresuro a salir y treparme por el muro de atrás que está agujereado.

Entro y abro el portón por dentro.

- ¡Vamos!, ¡ahora! - digo a los acompañantes.

La chica carga a su padre de un brazo ayudándolo a caminar - ¡Deprisa!, ¡deprisa! - apresura al viejo.

Empujó un poco más las puertas para permitirles un mejor paso.

- Ya era hora - me escupe el ansiano con desprecio antes de entrar.

-...- me quedo callada.

Seguido entra la chica detrás de él y cierra las puertas obligandome a entrar con ellos. Pero yo no debería estar aquí...

- No suele confíar en nadie - aclara la chica - Lo siento... estaremos a salvó, ¿verdad? - dice buscando esperanzas.

- Mucho mejor que ahí afuera - respondo - ¿Sabes que está pasando aquí?.

- ¡No tiene sentido!, madre Miranda siempre nos a protegido pero...- es interrumpida por el señor.

- No hay nadie - dice antes de caer debilitado - Ven...

- ¡Padre! - grita preocupada.

- Ayúdame - pide el viejo.

- ¡Tenemos que entrar! - me dice la chica haciandome salir de mi trance.

Entonces voy de camino a la puerta - ¿Hola? - golpeo - ¿Hay alguien? - pero nadie responde solo hay silencio.

- A ti no te conocen - se acerca a tocar  la puerta dejando a su padre herido - ¡Luisa!, ¡abre soy yo Helena!.

Sale un hombre apuntando con una escopeta - ¡Deja de gritar! - al verme se apresura a apuntarme directamente con el arma - ¡Está mocosa!, ¡atrás! - me amenaza obligandome a retroceder.

- ¡Es nuestra amiga! - la chica va en mi defensa. El viejo vuelve a caer al piso - Por dios Julián, ¡déjanos entrar!.

- No, oleran la sangre y nos pondrás en peligro.

- ¡Está muriendo!.

- ¡No es mi problema!.

Una mujer mayor sale a poner orden, dejando pasar a padre e hija.

- Tu eres la chica adorada por madre Miranda - dice la señora reconociendome - Bien, si Helena confía en tí, yo también. Entra, Sorin.

- Disculpa señora yo ya me iba.

- Pero estarás en peligro.

- No se preocupe estaré bien - solo se que no quiero entrar en ese lugar - Por cierto, ¿usted sabe que está pasando aquí?.

- No lo sabemos, éramos una aldea tranquila y depronto llegaron todos esos moustruos...y no dejan de aparecer - parece que va a delirar en cualquier momento.

- Entiendo, ya debo irme - digo alejándome lentamente.

- ¡Danos gloria madre Miranda!, ¡espero que te proteja! - lo dice mientras me ve salir por el portón.

Y que buena decisión, pues no faltaron unos cuantos minutos para escuchar los gritos desgarradores de muerte que venían desde adentro de el hogar.

°°°

Debo mantener la calma, ya falle la primera prueba y prometí no decepcionar a madre Miranda.

Aunque se que con todo lo que le dije y paso el otro día logré ganarme su corazón pero por alguna razón aún no toma la decisión de elegirme a mi entre todos.

Pues yo que puedo decir, ella es una madre solitaria, además yo no sé nada del amor, quizá no sea fácil encontrar buenos partidos para una mujer como lo es ella, con una hija a la cual debe dar lo mejor de si misma y mantener a salvo y en buen cuidado en todo momento.

- La siguente prueba comenzará enseguida, pero les daré la oportunidad de retirarse antes de que sea demasiado tarde, ¿alguien? - ninguno de los ahí presentes se mueve o pronuncia palabra alguna. ¡Con una mierda váyase alguien y así tendré menos competencia! - Empezaré de nuevo contigo, Sorin - me señala madre Miranda y soy de nuevo abucheada por los otros anfitriones a cortejar a madre Miranda.

Miro a mi amor platónico, por ahora, antes de entrar en la cabina...

Ella hace igual dedicándome una sonrisa seductora que me hace sentir un calambre en mi parte baja.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora