Capitulo 158

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Subo por la montaña mientras mi mente sigue intranquila.

Pues todos sabrán que esa hermosa mujer será mía para siempre.

Sonrió y mis ojos van de un lado a otro analizando a los otros mutantes que van subiendo la montaña, sin darse cuenta de mí pues al mantener mi apariencia demoniaca no podrán saber quién soy.

Aunque por alguna razón siento que alguien viene obcervandome.

Busco con la mirada quien podría ser y de pronto puedo reconocer a Eva que va caminando detrás de mí, entre los pinos.

¡Se suponen que estaba en casa con Miranda!.

- Eva, ven acá - la llamo.

La pequeña al ser descubierta no tiene otra opción más que obedecerme.

- Ya se que no debería estar aquí, pero quiero ver tú vestido. ¿Podrías mostrarme? - dice lo último poniendo ojos de cachorro.

Suspiro - Si, pero aquí no. Vamos a casa de la abuela - sonríe y toma mi mano - Miranda estará molesta cuando se entere que estás aquí.

- Mamá no se dará cuenta - ríe malévola como si tuviera un plan.

- ¿Por que no se daría cuenta?.

- Hay dos de mí - continua sin borrar esa sonrisa traviesa.

- ¿¡Cómo!?.

- Creí que lo habías notado...

La miro confundida. Es sierto, fue extraño verla en dos lugares distintos tan rápido.

Primero en la sala de estar con Rose y después fuera de la casa descubriendome acosando a Miranda.

- Entonces, ¿eres capaz de duplicarte y nunca nos dijiste nada de eso? - digo contenido mis ganas de ahorcarla.

Hace puchero - Si lo decía ya no sería divertido...

Sabía que Eva era una niña demasiado traviesa y juguetona, pero esto ya es excesivo.

Podría aver estado fuera de casa sin saberlo Miranda y yo, mientras convivimos con una Eva falsa.

- Hablaremos de esto con Miranda después...no te saldrás con la tuya corazón.

Llegando a casa de mi madre, después de un sermón vergonzoso en presencia de Eva partimos a la iglesia, pues el carruaje ya a llegado.

- Verte intimidada por la abuela sería fue tan gracioso - Eva ríe recordándome una y otra ver ese embarazoso momento.

- Eva eso fue hace díez minutos, ya supéralo...

- ¡Pero tú cara! - vuelve a reír - Por eso te quiero, eres la mamá más divertida - Eva se abraza a mi recargando su cabesita sobre uno de mis pechos.

Sonrió y acarició a mi niña - Descuida corazón, no me molesta ser tú payaso - lo soy desde que era una bebé...

- No lo digas así mami - pone carita de regañada - Te vez muy bonita con tú vestido, el color rojo siempre te queda bien.

Al llegar a la iglesia me sorprendió ver qué los asientos ya estaban todos ocupados y algunos han tenido que permanecer parados.

Al verme llegar unos cuantos se han acercado a felicitarme y a darme algunos elogios, sobre todo a quienes me han reconocido por ser yo quien los infecto.

- Le debemos mucho a ti y a madre Miranda esperamos que sean felices por siempre y que juntas sigan atrayendo paz al mundo - fue una de las frases más repetidas.

Pero ellos no se imaginan que pronto esa paz terminaría cuando Eva cresca y comienze a gobernar a su manera...
Pues Miranda a poseído el mundo para su querida hija en verdad.

- ¿Donde esperarás a Miranda? - pregunto a la pequeña.

- Cerca de la entrada, me unire a mi otra yo en cuanto llegue, lo prometo.

- Eso espero...

Y entre todos los mutantes que se han presentado, me percato de las presencias de los tres gerarcas ocupando unos de los asientos en la iglesia.

- ¡Mira Sorin ahí está mi novia! - Eva también se ha dado cuenta.

- Esa mujer no es tú novia...- digo con celos.

- Pero ella dijo que sí - responde terca.

En eso llega también Rose en compañía de Mia, quién parece sostener algo en las manos. Eso despide un fuerte aroma a Miranda.
Al verme se acerca y me lo entrega.

- Miranda lo fabricó para tí, puedes usarla ahora.

Tomo aquél objeto y cuando me desago de su empaque descubro una belleza corona dorada adornada con las brillantes plumas negras de mi amada Miranda y piedras preciosas en color negro, acompañada de un collar con una llamativa piedra de el mismo color de las otras.

Mis ojos se iluminan y mis mejillas se sonrojan fascinadas por el valioso regalo por parte de el amor de mi vida.

- Me la pegare con resistol en la cabeza...

- No es tiempo de bromas, mira allá - me hace girar la vista al altar - La sacerdotisa y tú madre ya están esperando

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- No es tiempo de bromas, mira allá - me hace girar la vista al altar - La sacerdotisa y tú madre ya están esperando. Adelante, Miranda no tardará en llegar.

- Si, gracias por toda tu ayuda Mia - digo sincera.

- No tengo ningún problema en ayudar a Miranda.

Integro la joyería a mi vestuario se novia y le dedicó una última sonrisa.

Entonces camino al altar donde me presento con la sacerdotisa.

Es una mujer algo mayor que ha dejado su fé cristiana al igual que el resto de el mundo para comenzar a alabar a Miranda a Eva y a mí como diosas verdaderas.

- Es un honor unir en matrimonio a quienes han mejorado y salvado a la humanidad - confieza.

Entonces la orquesta comienza a sonar y Eva junto con mi hermano tiran los pétalos negros y rojos sobre la alfombra que lleva directo al altar donde espero a que mi diosa se presente para dar inicio a nuestra unión.

Que nervios.

Mi hermano toma lugar sercas de mamá en el altar, mientras que Eva sorprendiendome una vez más por su desobediencia va en dirección donde está Alcina y los gerarcas, la veo sentarse en su regazo.

¿¡Pero esa mocosa que cree que está haciendo!?.

Respiro ondo para tranquilizarme, pues tarde o temprano tendrá que alejarse de esa vampiresa.

Mi madre acaricia mi mejilla - Estoy tan orgullosa de ti hija.

- Gracias mamá

- Siempre esperé este momento en el que podría presenciar la boda de uno de mis tantos hijos - sus ojos lagrimean.

Y contagiandome también los míos se humedecen - Yo tampoco esperaba llegar tan lejos, hubo tantos momentos en los que estube tan cercas de la muerte.

Al igual que la mayoría de mis hermanos.

Y mucho menos me esperaba que de quién me enamoraría de forma enfermiza y profunda sería la misma mujer que provocó todo ese mal desde el principio.

Que giros da la vida...

¡Pero cuánto estoy amando ahora a esa condenada y sensual diosa Miranda!.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora