Capitulo 85

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El viento sopla enfurecido lanzando copos de nieve como si fueran perdigones. Ni un atisbo de cielo ni una huella del camino podía verse por el soplo invernal.

Pero sin importar que tan bajas estuvieran las temperaturas, aquí estaba cumpliendo con lo dicho antes.

Devorando los labios de Miranda mientras le arrancaba cada prenda de su cuerpo hasta dejarla completamente desnuda y expuesta a la fría nieve de el bosque.

Pronto nuestros labios volvieron a tocarse. Un leve roce, seguido de otro, y otro. Empezamos a besarnos, suave, muy suave. Era como si todos mis sentidos estuvieran en ese espacio de carne nada más.

Me detuve para poder admirar su desnudes en la nieve, con las alas extendidas y la corona adornando atrás de su cabeza. Es una imagen digna de ser toda una obra de arte.

Apesar de que se ve relajada, su piel erizada y sus mejillas sonrojadas son lo que delatan el frío al tener contacto directo su piel blanca con la nieve y el viento.

Ríe - Sabes que esto no es un castigo para mí, podrías aver pensado en algo mejor - dice desafiante y burlona.

- Aunque seas mi diosa sabes que no estás en buena posición para provocarme - vuelvo a acercarme abriendo sus piernas - Has echo mucho daño y lo sabes - tomo un bulto de nieve en mano y la presiono contra sus partes íntimas - No intento hacerte sufrir realmente pero sigue riendo mientras puedas por que en poco tiempo esas risas se convertirán en gemidos y gritos - le gusta el tacto frío en su vagina, se activa su respiración, tiembla de frio y gime un poco, cuando hago que la nieve entre de lleno en su coño.

Tampoco me olvido de sus tetas que cuelgan y bailan al compás de el golpear que hago con mis manos al frotarlas con la nieve. Se le erizan los pezones al igual que la piel.

Mis manos pasan restregando cada centímetro de su cuerpo, sintiéndola tan fría como un cadáver. Si no fuera por su inmortalidad estoy segura de que ya estuviera muerta por la hipotermia.

Sin pensarlo más me bajé a comerle esas tetas, ahí me deleité dandome a la tarea de recordar lo mucho que me encanta el sabor de sus pezones, mientras restregaba a la vez mi mano contra la rajita de su coño helado y sensible.

Y seguí hacia abajo, dónde le devoré el coño con especial interés en el clítoris.

Después de que se vino dos veces y comenzaba a gritar de placer, empecé a penetrarla más con la lengua suavemente deleitándome en su agujero, sentía como se abría para dar paso a mi lengua, entonces comencé un vaivén sintiendo como resbalaba agradablemente en su interior la sentía como se ponía más cachonda cada vez, y aproveché para ponerla en cuatro, posición que sé que le encanta y ahí con una mano la sujeté por la larga melena manteniéndola cerca de mí y la otra mano la usé para masajear su clítoris, y así estuvimos entre embestidas y masajes hasta que explotó en un sonoro orgasmo, las contracciones que le produjo la hizo arquear la espalda mientras yo seguía embistiendo para hacerla llegar a su segúndo orgasmo, pero al parecer era demasiado el placer que la hizo empujarme para zafarse de mí.

Pero claro que no me detendría aquí.

La tomo poniendola de pie para luego estamparla contra la madera de uno de los pinos, algunas plumas de sus alas se le desprendieron con el impacto.

Me arrodillo y tomando su pierna para colocarla sobre mi hombro, vuelvo a  pasar la lengua por su sexo, me encanta su sabor, su olor a hembra.

Mis manos se aferran a sus nalgas, mi boca mordisquea su vulva, y sus manos van instintivamente a mi cabello y tiran de el intentando liberarse, mientras gime casi en gritos se contornea, se mueve, mientras disfruto con el coño de mi amada Miranda jugando y gozando de ella.

Ahora mis labios suben por su vientre, húmedos por toda su piel, llega hasta sus pechos, moja sus pezones excitados, y subo lentamente hasta su boca, con sus labios abiertos esperando mis besos, mi lengua, mis caricias, no tardo en llegar a su barbilla, a sus mejillas, a su nariz.

La busco con mi lengua, con mi boca, me encanta excitarla, hacerla sentir mía, darle placer cuando me apetece y no cuando ella lo desea.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora