Capitulo 151

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La casa de mi madre se ve diferente, es más grande y moderna pues después de años parece que estuvo intentando hacer una nueva vida y vaya que lo ha logrado con este cambio.

La granja y las hectáreas también se ven extendidas por el bosque, a lo lejos puedo notar que hay dos personas ahí entre los cultivos.

Al poner más atención en sus siluetas me doy cuenta de que son Donna y mi pequeño hermano que ya es un niño grande.

Los obcervo recolectando los cultivos de plantas alucinógenas mientras llamamos a la puerta de la casa esperando ser atendidas.

Entonces los nervios vuelven a apoderarse de mí sistema y más aún cuando veré por primera vez a mi amada Miranda y mi madre cara a cara.

Yo sé que ya se conocen pero yo nunca las había visto así.

Mi madre al abrir la puerta y vernos de frente se queda por unos minutos mirando sorprendida a cada una.

Eva es quién la saluda primero agitando su manita.

Mi madre por fin parece reaccionar y lo primero que hace tomándome por sorpresa es lanzarse sobre mi amada dándole un abrazo.

- Gracias por traer a mi hija una vez más creí que no volvería a saber de ustedes.

Miranda aparta a mi madre lentamente para estrechar sus manos.

- También es un gusto para mí verte de nuevo y entiendo lo difícil que es no saber nada de un hijo - Miranda me toma de la mano y me acerca a mi madre pues yo sigo paralizada de los nervios.

- Hola mamá, cuánto tiempo...- por supuesto que ella sabe que yo fui la causante de la muerte de mi padre, pues infecte el lugar en donde ellos estaban frente a sus ojos, siendo un demonio.

Pero actua como si no hubiera pasado nada es por eso que ahora la tengo abrazándome justo como hizo con Miranda al principio.

- Nunca e dejado de pensarte y de pedir por ti, recuerda que siempre serás mi hija - sus palabras me hacen sentir con un poco de alivio. Después se dirige a nuestra Eva - Que cosita tan linda - dice apretando las sonrojadas mejillas de la pequeña.

- Señora eso duele y es molesto...

Luego de ese reencuentro, nos hizo adentrarnos para darnos una mejor bienvenida, está vez en compañía también de mi hermano y Donna que ha decidido quedarse más que nada por la presencia de Miranda.

Y mientras nosotras las adultas conversamos y discutimos en el comedor de algunos temas relacionados con la villa y el tiempo que ha pasado desde que yo y Miranda nos fuimos de ahí, Eva y mi hermano se encontraban jugando en la sala de estar con el perro de la casa.

Es un ambiente más cálido y lleno de armonía a como yo me lo imaginaba pues creí que mi madre simplemente no querría verme después de lo ocurrido, pero de nuevo el amor maternal vuelve a sorprenderme.

Y aúnque me concidero madre de Eva aún así parece que no logro entenderlo de el todo.

Miranda al ver mi expresión perdida acaricia mi espalda por detrás dandome una de sus hermosas sonrisas.

Seguramente ella sabía que esto iba a ir bien.

Sonrió junto con ella y tomo su mano para acariciarla con las mías.

Y todo siguió bien hasta que nos dimos cuenta de que los niños ya no estaban con el perro, en cambio el canino descansa sobre uno de los sofás mientras la puerta principal se encuentra abierta dejando entrar una ventisca helada.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora