Capitulo 128

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Desde entonces nueve años han pasado y el mundo comienza colapsar al mismo tiempo que una nueva raza de humanos y creaturas superiores comienzan a habitar este mundo que nacerá para ser de mis dos amadas.

¿Dónde quedó yo?, pues continuó haciendo el trabajo sucio de contaminar y contagiar al mayor número de personas que siguen sanas, todo esto en compañía de los niños que va mutando Miranda al infectarlos con el cadou junto con distintas bacterias de virus ya existentes, haciéndolos más dañinos y más potentes.

Así yo en las sombras con mis compañeros nos encargamos de destruir todo esto que antes fue la tierra.

Los primeros continentes en caer han sido Asía, Europa, África y Australia.

Ahora mismo nos encontramos en América del Norte para continuar con la masacre.

- Esto es hermoso - sonrío maliciosa de ver a las personas desesperadas por salvación robando y cometiendo crímenes por las calles.

Que interesante es ver el comportamiento de los mortales al no saber que hacer frente a una gran pandemia.

El timbre de el celular que me ha obcequiado mi amada Miranda vibra en el bolsillo de mi pantalón de látex.

Tomo y presionó en contestar para escuchar la dulce voz de mi amada.

- Sorin cariño, vuelve a casa ya, tu misión de hoy ha terminado - un jadeo exitante y sensual termina delatandola.

- Desde aquí puedo oler cuanto me necesitas querida - muerdo mi labio inferior.

Al llegar al nuevo hogar con mi amada lo primero que recibo es un enorme susto por parte de Eva, quien estaba esperándome frente a la puerta justo para eso.

- Deberías ver tus ojos como se abren cuando te asustas - la niña se ríe en mi cara - Apresúrate mamá te esta esperando.

- ¿Cómo sabes eso?, ya deberías estar dormida.

- Dormir es para mortales.

- Mamá no dice lo mismo.

- Me iré solo si me dices que hacen tú y mamá cuando yo duermo.

- Dormir también corazón - la cargo en mis brazos y la llevo hasta su habitación - Descansa.

- Tú también Sorin.

- Ya hablamos de llamarme por mi nombre, dime mamá.

La pequeña ríe con malicia - Buenas noches.

- Vas a volverme loca pequeña - acaricio su cabeza antes de irme a la habitación con mi amada.

- Tardaste demasiado - al verla vestida tan provocadora con una lencería negra muy sexi me pongo cachonda de forma instantanea

- Demonios Miranda - jadeo.

Cuando me acerco me toma de la mano para cambiar posiciones, yo quedando sentada al borde de la cama y ella en frente.

Ella comienza a bailar de forma sensual y seductora ignotisandome con los movimientos de su cuerpo que se hunta en el mío, con cada paso.

Mientras lo hace intento tocar sus nalgas y piernas pero Miranda aparta mi mano con un manotazo de la suya.

- Cuando yo lo diga cariño.

- No me hagas esto - suplico deseosa de su cuerpo.

Miranda siempre encuentra una forma nueva de como provocarme hasta caer rendida ante todos sus encantos.

Fue el colmo cuando comenzó quitándose la ropa lentamente y de forma sexy, siendo una apuesta segura a la hora de despertar mi bestia interna y prender la mecha de la pasión.

Estando completamente desnuda se sienta sobre mis piernas y nos besamos apasionadamente por largos minutos y a la vez que beso su cuello.

Queriendo llegar a sus grandes pechos, pero ella no me lo permitió y se da la vuelta para posteriormente darme la espalda. Entonces continuo besando su cuello mientras que con mis manos froto sus pechos.

Mientras ella mueve sobre mi pelvis su pronunciado trasero.

Y en esta posición besándole el cuello desde atrás mis manos se cuelan entre sus piernas para acariciar su intimidad.

Pensé que me lo iba a impedir, pero mi mano se desliza hasta encontrar su monte de venus.

Acarició el calor de esa abertura de su concha húmeda y calientita.

Con mis dedos comencé a sobar su clítoris de forma descontrolada, sabiendo que tan sensible es en ese pequeño botón de el placer.

Así con mi mano derecha en su vulva y mi izquierda en uno de sus pechos, seguía besando su cuello.

Miranda suspira y gime haciéndome sentir el temblor de sus gemidos vibrando en su cuerpo.

Con los minutos, mis dedos ya no solo buscan masajear el exterior de su sexo y comenzaron a hundírse a ese fuego exquisito de su vagina.

Pude sentir su orgasmo, pues sus piernas temblaron durante esa excitación y de sus labios se escapó un pequeño grito que supe que era de placer.

La tomo para depositarla sobre la cama abriendo sus piernas y poniendo mi cara y mi lengua sobre entrada de su paraíso.

- Aún no he dicho que podías - dice entre jadeos y por un momento ella intenta detenerme pero ya es tarde.
Mi lengua se hizo camino y le abrí esas reducidas paredes - Sorin no - hace otro intento por detenerme pero yo hice caso omiso y la seguí bombeando con mi boca por unos cuantos minutos hasta su deliciosa y húmeda vagina termina derramándose en mi cara.

- Yo sé que lo querías tanto como yo, eres tan cruel queriendo hacerme desearte a este punto amada - digo mientras subo a besar de nuevo su boca.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora