Capitulo 87

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Me he encontrado a Miranda trabajando en el laboratorio con una bata blanca puesta.

Ella me explico de incendiando que esta realizando más de la fórmula que uso para curar el resfriado de Eva aquella vez que el frío la afecto, pero esta vez será usada para brindar sanación de cualquier enfermedad que tengan a la gente de el pueblo.

Ese es el plan de Miranda para subir mi reputación de nuevo.
Ya era hora, por fin podré pasear por la villa cómodamente sin que se me sea vista como salida de el infierno.

Entonces yo siendo asistente de Miranda en el laboratorio, después de un largo rato preparando los pequeños frascos y las geringas con la cura para todo tipo de enfermedades de el mundo, partimos a la iglesia local de el pueblo.

Al llegar ya toda la gente estaba ahí en sus asientos, emocionados por su primer y tan esperando encuentro con la diosa Miranda de la que tanto les estuvieron contando los tres gerarcas de la villa, quienes también están aquí presenten.

Todo el espectáculo estaba bien armado y yo no me di cuenta...eso me pasa por escaparme de la cueva a leer una tonta carta.

Dentro de la iglesia toda la gente de la villa se han quedado deslumbrados al ver la majestuosidad de mi amada, mientras que yo estaba a su lado, cargando a Eva en brazos, vestida con un atuendo de monja roja que me ha obcequiado y hecho vestir Miranda antes de salir.

Entonces ambas paradas frente al santuario y en el centro de el altar Miranda dió algunos sermones sobre mi y mi apariencia demoniaca, antes de comenzar con la aplicación de las vacunas.

- Perdóname madre Sorin - fue la frase que todos me dirigieron después de resibir la vacuna de mi parte.

Cuando la vacuna fue aplicada a cada uno de los habitantes de la villa y todo esto de mi reputación termino, todos se despidieron y se fueron retirando de la iglesia.

- Fue nostálgico verte de nuevo en la iglesia dando sermones madre Miranda - comenta Donna con su muñeca Angie - Gracias a ti Sorin por traerla de vuelta, espero que nos veamos pronto - se despide.

- Dejaría de odiarte si dejarás de apartarme de Miranda y también tú ser mi madre - dice Moreau antes de ir de tras de Donna.

- Tal vez...

- Felicidades Sorin por ser reconocida en la villa como una más de los gerarcas - Alcina se da la vuelta y la escucho murmurar en lo bajo - Aún que todavía no me cabe en la cabeza como una niña a llegado a esa posición.

Alcina siempre tan humilde...

Me acerco a Miranda cuando ambas nos quedamos solas en la iglesia.
Eva se ha quedado dormida en la carreola, que fácil es ser un bebé...

- Ten cuidado y no vayas por ahí mostrando tú apariencia de demonio a cualquiera Sonrin.

- Si ya aprendí mi lección, perdón por hacerte venir asta acá solo para solucionar mi error.

- No hace falta que te disculpes, ya he dicho que haré cualquier cosa por ti Sonrin.

Me sonrojo y tal vez no debió de ser así, pero sus palabras me hicieron sentirme deseosa por su cuerpo. Será que es lo que me imagino cada vez que dice que haría cualquier cosa por mí o por el tono en que lo dice.

- Interesante, pero ahora mismo estoy pensando en que tienes demasiada ropa - digo mientras la veo de arriba a abajo de forma laciva imaginando todo lo que oculta debajo de sus prendas de madre.

¿Pero como es que estoy pensando en follarmela en la iglesia?. Quizás Moreau tiene razón, soy un peligro para Miranda, pues mi hambre de su cuerpo parece que nunca termina.

- Entonces ven y quitarmela - dice picara.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora