Capitulo 118

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Fue un poco violeto la forma en que se abalanzó sobre mí, de hecho no me esperaba que lo hiciera. Su boca fue directo a la mía, desesperada, buscando besarme.

Antes de que encontráramos el ritmo nuestros dientes chocaron un poco. Sus manos estan prendidas de mis pechos moviéndose furiosamente y haciéndome un poco de daño con sus uñas. Su boca parece querer devorar a la mía.

Por otro lado siento como poco a poco me va empujando dirigiendome hasta quedar ambas dentro de una de las celdas de el laboratorio.

Tras un rato besándonos, ella comenzó a bajar su mano que hasta entonces me agarra por la cintura hasta mi coño.

Estuvo un rato palpando y sobando mi chocho por debajo de mi vestido, hasta que de un tirón me baja la tanga hasta los tobillos. Después hace los mismo con el vestido deshaciéndose de el.

Cuando mi coño se ve completamente húmedo se le dibuja una sonrisa sus finos labios, y empieza primero a pasar su dedo pulgar por mi clítoris haciendo movimientos circulares, mi coño esta ya hirviendo y chorreante.

Sin darme cuenta yo empecé a tocarle los pechos a ella, con las dos manos, torpemente porque aún esta vestida, así que Miranda se detiene un segundo en sus tocamientos para quitar sus prendas, quedando desnuda para mi.

Miranda vuelve a seguir su labor con mi coño, pero esta vez sus dedos van en busca de mi abertura. Primero introdujo un dedo, luego dos y así hasta que mete los cuatro, salvo el dedo pulgar que lo mantiene fuera usandolo para seguir jugando con mi clítoris.

Ella mientras baja a besarme el cuello y empieza a jugar con mis pezones. Los presiona, masajea y empieza a lamerlos y a comerlos con tanta lascivia que hace que mi respiración se agite y mis gemidos se intensifican.

Cuando decide terminar de jugar con sus dedos en mi vagina baja su cabeza besando y lamiendo todo mi cuerpo hasta llegar a mi entre pierna y comienza a lamer como una loca mi clítoris.

Estoy tan cachonda que tras varias lamidas le solté un chorro en toda la cara, cosa que no parece importarle ya que sigue lamiendo mi clítoris y la entrada de mi coño hasta hacerme tener un segundo orgasmo.

Entonces vuelve a subir hasta mi rostro y nos fundimos en un beso muy húmedo, jugando con nuestras lenguas que se van rozando dentro de nuestras bocas.

Estámos muy pegadas tanto que puedo notar como presiona sus enormes tetas contra las mías. La temperatura va subiendo más y más y mi coño cada vez esta más mojado.

Otro momento que creo volar es contemplar de nuevo esas tetas para empezar a chupárselas como una loca.

Pero ella me detiene tomándome por el mentón y obligandome a subir de nuevo a besar sus labios, notando que nuestros pechos se rosan duros, siendo una sensación fenomenal y muy excitante.

Entregada totalmente a esas delicias.

Nos dejamos caer al suelo de la fria celda, y entrelazando sus carnosas y sexis piernas con las mías, apoyando su sexo contra el mío y comienza a moverse.

Ya he tenido un par de orgasmos, pero solo sentir su sexo húmedo contra el mío me hace venirme de nuevo.

Nos besábamos mientras ella se mueve y yo le manoseo sus grandes tetas llenas de leche.

Seguimos así unos minutos más, estallando. Dándonos placer.

Nos levantamos y vamos habitación.

Dónde me ordena tumbarme en la cama, ella se dirigió al baño y trae la caja donde tiene los aceites.

La abrió y estuvo un rato escogiendo el mejor aceite.

Entonces vierte un poco del aceite en sus manos y empieza a untarlo por su cuerpo y el mío.

Sentía un rápido alivio con cada movimiento de sus manos, llegaban desde el tobillo hasta las rodillas, para bajar hasta los dedos de los pies, masajeando uno por uno...

Poco a poco, un escalofrío recorre mi espalda, sube y bajaba, siento unas punzadas en mi vagina.

No puede ser, me esta excitando con solo unos masajes o casi caricias de Miranda.

Cierro los ojos y me dejo llevar, entre el aroma del aceite y los movimientos de esas manos tan expertas, vuelvo a llegar a tal estado de excitación que sin darme cuenta, solté un gemido, que hizo que Miranda se tumbara sobre mí, y yo aprovecho para tomar sus tetas, tirando de sus pezónes, mientras nuestras bocas se juntan y las lenguas se acarician.

Con los besos y las caricias, de sus pezones, empieza a salir leche.

- Quiero probarla otra vez - al estar Eva ocupada, sus tetas se desbordan de aquél delicioso líquido - Debe ser pesado cargar con tanto - digo exitada y llevo mi boca a unos de sus pezónes, empiezo a succionar. Un placer me embarga, gozando de este dulce sabor mientras escucho sus deliciosos y sensuales gemidos. Hasta dejarla sin una gota - Si que son sensibles tus tetas - jadeo.

- Se debe a tí - me da un rápido beso en los labios antes de levantarse y se dirigirse al armario.

Donde toma una gran caja y deposita en la cama y ahí puedo ver que esta llena de juguetes sexuales, dildos, bolas chinas, huevos vibradores..

Tomo un consolador que tiene dos cabezas y es muy largo, también una de las pinzas unidas por una cadena.

- ¿Las recuerdas? - coloca cada una de las pinzas en mis pezones.

- Uy molesta un poco.

- Ya verás que del dolor al placer hay un paso - acaricia mi mejilla.

Después mete el consoldaor en mi coño de un solo golpe y la otra parte se lo introdujo en el suyo, quedando coño contra coño, como en una tijera.

Empieza a moverse, entra y sale de ambos coños, nunca antes había sentido nada parecido.

Un gusto el sentir sus labios contra los míos, se rozaban nuestros clítoris, mientras nos penetramos. Al mismo tiempo, que Miranda tira de la cadena que estaba en mis pezones.

- Miranda...- gimo.

- ¿Te gusta pequeña zorra?, ya te dije que así sería. Vamos, muevete y frotame todo el coño.

Las palabras que salían de la boca de Miranda me ponen mucho más caliente. "Pequeña zorra", como extrañé esto.

No puedo más, es demasiado placer, penetrada con un consolador doble, rozando mi clítoris con el de Miranda y encima mis pezones siendo pellizcados por estás pinzas.

Tuve un orgasmo tras otro.

Las dos coincidimos en el mismo momento, espectacular, maravilloso.

Después de tantos orgasmos ambas descansamos abrazadas sobre la cama.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora