Capitulo 35

916 92 18
                                    

Al final si e sido premiada por Miranda pero no fue lo que esperaba pues al verla llegar me a dicho que me permitiría salir a conocer la ciudad.

Me a dejado algo desilusionada pero almenos por fin sabré que es todo lo nuevo que me rodea en esta parte de el mundo que desconozco.

Obviamente me a puesto unas cuantas reglas antes de salir que son: llevar ropa cubierta, no hablar con nadie,  dejar que mis acompañantes me guíen en todo momento y no tardarme demasiado.

Para cumplir la primera regla me a echo vestir con una burka negra, estoy completamente cubierta, solo se pueden apreciar mis ojos en todo este conjunto de ropajes, pero aún así no deja de ser una gran experiencia.

Todos estos edificios, luces y letreros iluminados son sorprendentes, jamás imaginé que me estuviera perdiendo algo como esto mientras seguía viviendo en ese pequeño pedazo de el mundo en Rumania atrapado en los años antiguos dónde las mujeres siguen usando corset.

Miro a mis costados dónde están los hombres que me acompañan se ven muy serios y tampoco han pronunciado ni una palabra.

Algunas personas nos miran con curiosidad y han intentado acercarse pero éstos señores rápidamente se ponen a la defensiva.

Al llegar a casa me apresuro a quitarme todos los ropajes sofocantes.

- ¿Cómo te a ido conejillo? - entra Miranda en la habitación cargando a Eva.

- Fue un recorrido interesante, tenía mucha curiosidad por conocer como era el nuevo lugar donde vivimos y es más grande de lo que pensé.

- Me hubiera gustado que lo conocieras en otra ocasión - deja a Eva en la cuna y la arrulla, pues está comienza a llorar alzando sus brasitos a dónde esta su mamá.

- ¿Dónde tú me acompañarías? - mis ojos se iluminan, me acerco a ella para abrazarla desde atrás.

- Así es mi niña.

Sonrio - ¿Cuando saldremos juntas?.

- Pronto.

- ¿Es más peligroso afuera en la ciudad que en el bosque?.

- Si lo es.

- ¿Puedo tomar otro tipo de premio? - digo pasando mis manos por su cintura y caderas.

- Adelante pequeña - dice pícara

- Sabes que no tendré suficiente con esto - el llanto de Eva se detiene y se dedica a vernos a ambas.

- ¿Y por qué no continúas? - dice insitandome - Pero después de que Eva se duerma - la bebé ríe.

Aveces siento que entiende lo que estamos hablando.

- Bien, me daré un baño - después de darle una última manoseada me separo.

Entro en el cuarto de baño dónde me doy una ducha, pues e sudado un poco hace tiempo que no caminaba tanto, me relajo un poco en el agua antes de salir.

Al salir no veo a Miranda por ninguna parte de la habitación, en cambio hay un conjunto de lencería en la cama junto con una nota con la perfecta letra de Miranda.

¿Que te parece jugar un poco antes de comenzar?...

Me muerdo los labios.

Miranda que tienes en mente.

Me apresuro a quitarme la toalla para ver mejor el conjunto. Es collar con un lazo atado, un vestido mucho más corto y revelador de los que ya tengo y una tanga de hilo.

Nunca me hubiera imaginado usando este tipo de ropa pero con solo pensar en lo que se aproxima...

Está claro que está noche no dormiremos.

Gimo en lo bajo y comienzo a vestirme.

Me miro al espejo colocándome el collar ajustándolo un poco más, después de posar un poco en el reflejo asta sentirme segura de que esto lograra provocar a Miranda, salgo de la habitación para buscarla no sin antes asegurarme de que Eva este bien.

Nunca se me pudieron hacer más largos los pasillos, dónde sigo buscando algún rastro o una pista donde pueda estar mi amada mamá cuervo, asta que es en frente de la puerta de su oficina dónde encuentro una de sus plumas.

La tomo y la orfateo un poco, huele tan bien.

Oh dios, ella es tan atrayente, me atrapa cada día más y me enamora.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora