Capitulos 71/Maratón/6

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Donna no tardo mucho en difundir la noticia de la presencia de Miranda por estos lugares, después de el pequeño encuentro que tuvimos en la villa.

Y es por eso que ahora tenemos un montón de gente afuera de la cueva con veladoras prendidas rindiendo culto a esta diosa.

Guardo el vibrador en mi escote y después de darme unos últimos retoques de maquillaje me reuno en la sala de estar donde ellas me esperan.

- Podría unirme a ellos - bromeo tomando asiento en uno de los sofá.

- No lo necesitas - dice para luego seguir jugueteando con el osito de peluche y hacer reír a Eva.

- Tienes razón - y tomo el libro que está sobre la mesa de café - Pero, ¿sabías que soy tu más grande fanática religiosa? - ríe - no miento, ahora mismo te lo demuestro - vuelvo a dejar el libro en su lugar y me acerco.

- ¿Y como lo harás? - dice pícara dejando a la bebé en el moisés junto con su peluche.

Me arrodillo frente a ella y uno ambas palmas de mis manos - Alabada seas madre Miranda - luego meto mis manos bajo su vestido y le quito las bragas - Oh no, creo que e caído en la tentación - separo sus piernas siendo acompañada por sus risas - Quizá no tengo velas prendidas pero te daré de ofrenda mi lengua.

- Vasta de bromas - dice calmando sus risas e intenta cerrar sus piernas pero yo sé lo impido poniéndome en medio.

- Yo no bromeo - me levanto y pego mi cuerpo al de ella mientras tomo sus labios con los míos. Busco su sexo con mi mano y acaricio en círculos hasta que consigo ponerla humeda.

- Sorin - jadea en medio de el beso.

- Sabía que aceptarías mi ofrenda - introdusco un dedo, ella arqueó su espalda, pegando sus senos a los míos.

Comienzo a moverlo mientras mis besos bajan a besar su cuello.

Bajo su escote para liberar esos preciosos senos que salen con un rebote.

Puedo sentir como sus brazos comienzan a rodearme y sus uñas son colocadas en mi espalda.

Cada vez que me muevo se clavan en mi espalda.

Introdusco un segundo dedo, empecé a moverlos, primero de forma lenta y profunda y poco a poco voy aumentando la velocidad.

Escucho mi nombre otra vez con fuerza y como su respiración se va acelerando. Saco mis dedos y apartandome un poco veo el momento de sacar el vibrador de mi escote e introducirlo dentro de su vagina ya encendido.

La beso otra vez, con ella envolviéndome en sus brazos, reduciendo nuestra distancia tanto como sea posible.

Vuelvo a bajar mis besos a su cuello y sigo bajando hasta llegar a sus pechos, acaricio sus pezones con mi lengua antes de succionar su leche, mientras que el vibrador sigue haciendo su trabajo en su intimidad.

La tomo de las piernas para cambiar de posición en el sofá, ella queda sentada sobre mi regazo frente a mi con las piernas separadas a cada lado de mi cintura.

Juego con sus pezones, succionó, sientiendo las gotas de su dulce nectar en mi lengua.

Por momentos llegó a atragantarme, pero me encargo de no perder ni una sola una sola gota, por lo que no aparto la boca de aquellos inmensos pechos suaves y cálidos.

Ingiero asta sus últimos chorros, cuando trago, vuelvo a besarla lentamente, de forma tal que las dos somos una sola locura de lenguas, saliva y leche.

La acuesto sobre el sofá y subo su falda, abriendo sus piernas para apreciar su mojado coño mojado, meto mi cara entre sus muslos y la siento arquearse al momento de sentir mi respiración.

Me mantengo ahí por unos segundos, inhalando su escencia antes de pasar mi lengua entre sus labios, sintiendo las vibraciones de el juguete dentro de ella.

Flor De AmapolaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora